28.4.16

dibujar con palabras



  Ella dice que siempre he sabido dibujar con palabras,…

El lienzo en blanco es una noche sin dormir, buscando una flauta mágica que guíe la inspiración hasta la paleta de colores, y exilie los miedos que se amontonan como ropa sucia.  Parece que la lavadora hace tiempo que se  rompió, y el técnico sigue sin aparecer... cada vez me siento más atrapada en un armario tan vacío que se empieza a oír el eco,.. y tengo miedo..

Miedo de olvidarme de lo esencial, de no poder arrojarme a abrir un frasco, un álbum donde queden migas de eso que me reconforta el alma en los días de nostalgia.  Porque tú y yo podemos estar frente a lo mismo, pero  yo y tú  seguramente "veamos"   las cosas  de muy distinta forma... tan diferente que,  a veces, podamos preguntarnos si fue lo mismo

Miedo de encontrarme sin recuerdos, pero también, miedo de encontrar entre las líneas, momentos que mejor olvidar…

27.4.16

Si pudiera


Si pudiera irme ahora y volver hace diez años..
Si tuviese aún en la paleta los colores por pintar y el lienzo en blanco
Si no estuviese escrita la canción que debo entonar
Si perdurase el perfume de esa flor que todavía no se ha sembrado

Si pudiera ir a ese instante
en el que ser o no ser es posible
donde el todo y la nada se confunden

Si pudiera regresar al entonces
cuando los garabatos eran obras de arte
y mi estrella todavía no había nacido

Valoramos

Nacemos y el mundo desfila ante nuestros ojos. Nos intentaron enseñar el valor de las cosas mientras aprendíamos que dos y dos sumaban cuatro.

Ahora, observamos como los objetos que nos rodean han ido perdiendo su valor y han pasado únicamente a ser un precio. Todo parece devaluarse tan rápidamente como los dientes de león en un día con viento. Es difícil tomarle cariño a esos objetos que nos han acompañado los últimos meses, pero que abandonaremos en cuanto se estropeen.

Todo está condenado a rebajas y ofertas, a la moda que se renueva cada temporada. Las relaciones con las cosas se han enturbiado. Prescindimos de ellas en cuanto no nos sirven, en cuanto nos molestan. Los objetos son el primer eslabón, las personas y los sentimientos somos el siguiente.

Hemos creado una sociedad que necesita sangre nueva constantemente, emociones que no perduraran más allá de los atardeceres.

Vivimos en un mundo donde todo parece devaluado, donde todo parece tener un precio, incluso las almas.
Para la mayoría somos un número: un código de identificación, un teléfono, un salario, el precio de una casa o de un coche, el crédito de una tarjeta visa, el prestigio social,…

Algunos son tasadores de todo y de cada instante. Se atreven a tasar una obra de arte, un mueble antiguo, un viaje, una vida,... hasta un beso o una caricia.
Otros creemos que lo único importante es lo que no se puede perder en un incendio. Defendemos que no se puede poner precio a los vínculos emocionales que nos unen.

Desgraciadamente, a veces, sólo descubrimos el valor real de las cosas cuando las perdemos...