A veces me gustaría entenderte, poder introducirme en el laberinto de tus pensamientos y seguirte en tus debates internos. Anestesiar mis ideas, y simplemente acompañarte en las tus tuyas, para poder descubrir a través de tus ojos, todo ese mundo que desde el mío se ve oscuro. No veo luz donde tú la ves, ni siento paz allí donde tú la encuentras. Oigo tus palabras pero me suenan tan huecas que prefiero el silencio. No siento que quieras compartir tu día conmigo. No siento que quiera formar parte de este nuevo día en el que vives sumergida. Prefiero seguir en la orilla, apoyando mis pies en la arena, lejos de esos cantos de sirena que tú dices oír. Todo fluye, todo es perfecto. Todo es del color del cristal con que lo mires…
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