A veces tengo miedo de que este silencio acabe arrojándome al olvido, que este tren en el que estoy subida acabe descarrilando, y nadie se dé cuenta de que ya no estoy. Vivo atrapada en una telaraña, esperando que el miedo no acabe devorándome, mientras camino por este laberinto, donde aún no se ve el final del túnel.
Miro atrás, y me pregunto dónde quedó aquella ilusión por recorrer lugares abandonados, por congelar momentos, por dibujar paraísos, …
Me han ido robando la ilusión, o he dejado que me la roben. He dejado que el silencio vaya ganando su batalla, y la rutina suene como una dulce melodía, en medio de tanto ruido que me rodea. Demasiado alboroto para alguien al que le flaquean las fuerzas y las ganas de ser un Quijote de este siglo. Quizá me haya hecho vieja, y no me he dado cuenta, …