30.12.10

Nadie espera

"Las casas se mueren si nadie las habita, y también las personas". Kirmen Uribe




Los silencios crecen. La soledad se expande. El frío enraíza. Las zarzas avanzan. Los caminos se borrar. Todo se convierte en nada. Y después de la nada sólo hay, si lo hay, un precipicio: el punto final

21.12.10

El tiempo mientras tanto

La mujer que va a morir no mueve ni un músculo. No parece triste ni tampoco alegre. Su amiga Marga le da lo mismo porque le queda poco tiempo. Quizá no se dé cuenta. O quizá sí. Quizá note que cada día es como una despedida, que cada noche se convierte en una batalla ganada. O perdida. Tal vez tenga ganas de terminar. Quién sabe. Alguna vez, antes, cuando la vida ya era una resta, cuando ya estaba perdiendo la pelea contra la muerte pero no se daba cuenta, había hablado de cómo sería, palmarla, decían, palmarla y no morir, como para quitarle gravedad al hecho de dejar la vida. Si estaba con otras personas siempre recurría a lo mismo, lo típico, que estamos de paso, que no tiene tanta importancia, que todos nacemos y todos morimos, que esto no es más que una cuenta atrás, que la vida no es más que un rato, cuatro días al fin y al cabo, que lo importante no era cuánto, sino cómo.

Pero si estaba sola, si se lo preguntaba estando sola, al instante se arrepentía de haberse formulado la pregunta, porque en realidad no le importaba qué era estar muerta, sino la certeza de la respuesta: lo poco que queda después, lo pequeño que es el hueco que dejamos, y esa marca, tan leve, tan efímera. Ella sabía que recordamos poco tiempo a los que se van. Lo único eterno son los genes. Lo oyó en la radio, y pensó que era verdad, que nuestro recuerdo no nos sobrevive tanto como nos gustaría y que lo indeleble de nuestra huella pasa desapercibido.

 Libro: El tiempo mientras tanto. Carmen Amoraga

10.12.10

Siempre


Me hablaba de volver a esa tierra que de tanto añorarla, se ha convertido en su paraíso perdido. Lo hacía pausadamente como quien se recrea saboreando los recuerdos. Se le iluminaban los ojos imaginando un futuro, mejor próximo que lejano, en ese rincón tan soñado. La ilusión modulaba su voz, y parecía arrastrarle del pasado al presente con la misma facilidad que la fuerza centrifuga hacía girar aquella  comba de su infancia a la puerta de la escuela.
Volvía a aquel entonces, desempolvando los recuerdos y los  iba colocando con mucho mimo sobre el tapete de aquella mesa como si fuesen las casillas del juego de la oca, e iba lanzando un dado imaginario que le llevaba de  una anécdota a otra, arrastrada por la corriente en algunos casos y en otros, saltaba de una historia a otra, como si fuese caído en una oca.
Conjugaba pretéritos perfectos y lanzaba al aire algunos condicionales que marcaban el camino que esperaba trazar. Continuaba hablando sin parar, como si temiese que si se detenía, ese mundo desaparecería y no tendría donde ir.  Vivía. Vive para volver. Volver. Volver. Siempre volver… ¡cómo si alguna vez se hubiese acabado de ir de allí!

15.11.10

cómo sabemos

¿Cuándo sabemos que algo acabó?
¿Cómo sabemos que no hay más oportunidades que dar, que no debemos seguir intentándolo?
¿Debemos siempre avanzar o es bueno, de vez en cuando, mirar atrás?

Cada decisión supone una renuncia y cada elección es siempre un nuevo desafío… pero cómo sabemos que no nos estamos equivocando

2.11.10

¿


¿
¿A qué huele la nostalgia? ¿Cómo se congela el tiempo? ¿A qué sabe el silencio? ¿Cómo suena la esperanza? ¿Qué tacto tiene la ilusión?
¿A dónde va la luz cuando se hace de noche? ¿De dónde salen los ruidos en la oscuridad?  ¿Por qué parecen despertarse nuestros sentidos? ¿Dónde están las estrellas de día?
¿Dónde se archiva la ilusión no gastada? ¿Se agotan los besos? ¿Se olvidan las sonrisas si no se dibujan a menudo?
¿Qué guardamos en cajón sin fondo? ¿Qué decimos sin palabras? ¿Por qué preguntamos si sabemos que no hay  respuestas?
?

26.10.10

Como el otoño




Uno no puede volver de donde nunca se ha ido.

21.10.10

Clasificando..

Dividimos el todo en partes,  etiquetamos cada una de ellas  con nombres, rellenamos la ficha  correspondiente con las propiedades que las definen,  y buscamos diferencias,…  que una vez  halladas hacen que volvamos a  coger cada de las partes y volvamos a repetir el proceso indefinidamente...   

Al final, uno acaba preguntándose si no nos estaremos volviendo paranoicos buscando tantas diferencias (y asignándolas  tanto valor)  entre tantas similitudes… Parece como si hubiésemos  resucitado ese efecto conquistador de antaño, y necesitamos colocar nombre propio, a todo lo que se presenta frente a nosotros.  Y así vamos pavimentando con nombres propios el campo de los nombres comunes. Se pierde el anonimato, se condena lo mediocre,  y se sobrevalora todo aquello que tiene un nombre propio al que le siguen otros, cuantos más  y más raros sean, mejor;  que le identifican dentro de esa eterna clasificación.

Discúlpenme sino entro en ese juego, a mí con un nombre al que contestar, me sobra…

El precio de los consejos

Escucho, leo, vuelvo a escuchar, releo. .y vuelvo a preguntarme si no son demasiado baratos los consejos. Todo el mundo opina sobre todo, independientemente de si alguien le ha preguntado o no su opinión,  y no siempre importa si uno tiene experiencia o conocimientos del tema. Opinar es gratis, y eso lo convierte  en una torre de Babel.  Si cuando acudimos a un especialista en un tema, en busca de información, nos aplican la tarifa correspondiente, porqué  opinamos gratis cuando nadie nos pregunta. Y lo que es más, porque admitimos consejos cuando no los hemos pedido.  ¿Dónde está nuestra capacidad de  decidir  por nosotros mismos? ¿No la estamos menospreciando a las personas cuando opinamos sin que previamente nos hayan preguntado?


20.10.10

Imprescindible

Siempre hay alguien de quien no es posible prescindir. Quizás gracias a ello vivimos aún.

J.Vinyoli

19.10.10

I

Acepté aquel maldito trabajo a regañadientes, porque no tenía otra opción. Estaba entre la espada y la pared. No podía permitirme el lujo de alargar el moribundo ritmo de una economía de supervivencia que a duras penas conseguía acallar esos molestos e inoportunos ruidos de mi intestino.  La suerte estaba echada, el contrato firmado y la maleta esperando para ser cerrada.  Y sin embargo, aún rondaban por mi cabeza  las dudas y los miedos.  Tenía la sensación de ser un mercenario condenado  a un destierro obligado.  
En la despedida, mi madre me había recordado que no siempre fui un urbanita, que hubo un tiempo en el que disfruté de lugares sin contaminación acústica, sin el tráfico infernal que ahora me rodeaba.  
Sólo serán nueve meses, -me recordaba-, como si al repetírmelo buscase autoconvencerme e incluso ilusionarme por un trabajo que jamás me hubiese planteado aceptar en otras circunstancias. No había otra opción.  Continuar en las listas del paro, era un castigo para alguien acostumbrado a no parar, a enlazar un trabajo con otro, a soñar construyendo, aunque ahora nadie necesitase de mis servicios…. al menos hasta que alguien se puso en contacto conmigo,  como respuesta a mi interés (más bien desesperación) por aquella oferta de empleo.  
Las enhorabuenas iniciales que recibí cuando anunciaba mi vuelta al mundo laboral activo, dejaban paso al cabo de uno segundos a otras menos efusivas, más de compromiso, cuando les intentaba explicar en qué consistiría un trabajo que ni siquiera yo sabía qué era exactamente. Sólo mi  abuela, atrapada desde hacía unos años, en un mundo sin recuerdos ni sonrisas,  recibió la noticia con una enorme que no desapareció de su cara en varios días….

Te cuento (e-2)

Asunto: Fue increíble
De: Soledad Martí
Fecha: 5 Jun 2007
Para: Eire Martí

Querida hermanita:

Ayer fue un día especial, estuve con mis compañeros, y entre ellos, estaba él, Javier. Como la cosa más natural del mundo se sentó enfrente mía. De vez en cuando sus verdes ojos buscaban los míos, y sonreía. El silencio entre los dos era complice. Me sentí como una colegiala. No podía evitar sonreir, y al mirarle, coincidíamos en las miradas. Fue un inocente juego de miradas.

Eire, comiamos poco, hablabamos poco, nos mirabamos mucho.

No estuvimos hasta muy tarde, y estuve tentada de sentarme a su lado a charlar.. pero no, no pude, solamente pude mirarle.

A la hora de irme, le dije un hasta luego, y me sonrío... no sé, es de esos momentos que son bonitos tal y como son.

¿cuando vas a tener un rato para ese café?

un beso.

Soledad.

Te cuento (RE e-3)

Asunto: [RE] Fue increíble
De: Eire Martí
Fecha: 12 Jun 2007
Para: Soledad Martí



Soledad,

Te leo y te imagino ilusionada, con los ojos brillantes como en aquellos años en los que jugábamos a ser mayores y, sin embargo, éramos unas niñas en cuerpos de mujeres.



Te escucho y parece como si aquella adolescencia volviese a nuestros días, como un milagro de la primavera.

Si cierro los ojos, podría ver como renaces cada mañana cuando rebuscas en el armario la ropa que te vas a poner, como has vuelto a subirte en unos zapatos de tacón de aguja y vuelves a balancear tus caderas como entonces... Te imagino como ese capullo que espera que los rayos del amanecer evaporen las gotas de rocío, para mostrar su belleza…

¡Ay, hermanita! ¡Qué bonita eres, por fuera pero sobretodo, por dentro! ¡Qué feliz me hace verte tan viva, tan enamorada de la vida!

Tenemos que vernos. Quiero ver en tus pupilas el coqueteo con la vida, con la esperanza... Quiero escucharte hablar y ver cómo unas palabras atropellan otras, cómo las risas bailan entre los silencios y los sueños, cómo juntamos piezas de un puzzle y llenamos el cántaro de la lechera… Quiero recorrer contigo ese camino hacia la fuente, y disfrutar de ese paseo, como cuando éramos unas niñas

Llámame, y nos vemos

Un fuerte abrazo,
Eire

Te cuento (d-8)

Llevo unos días desbordado de trabajo. Lo prefiero. Así se me hacen más llevaderos estos días. No la he vuelto a ver desde la comida de trabajo que organizaron la semana pasada. Al principio dude si ir o no. Apenas si acabo de llegar y conozco a pocas personas. Pero me hubiese sentido como un imbécil si no hubiese aprovechado la oportunidad de estar cerca de ella. Casi no comí. Me alimenté de mirarla disimuladamente. Bueno no tan disimiladamente, porque hubo varias veces que me pilló. Me hubiese gustado acercarme a Ella y hablar aunque fuese del tiempo, olerla, mirarla a los ojos sin miedo de ser descubierto,.. pero no encontré ninguna buena excusa para hacerlo. A veces tuve la sensación de que a Ella le pasaba lo mismo.
En ese tira y afloja, en ese juego del ratón y el gato sonaron esas campanadas como en el baile de la cenicienta, y cada uno volvió a asumir su rol. Yo tenía que recoger a Sergio, mi hijo, del cole y llevarle al entrenamiento.
Desde entonces no la he visto. Tal vez este de baja o de vacaciones. Lo último que he averiguado, es su nombre: Soledad.
Javier

Te cuento (d-3)

Contemplo el amanecer mientras conduzco camino de ese bendito trabajo que ha revolucionado mi rutina. ¡Hacia tanto tiempo que no me fijaba en él! No es lo único que ha pasado desapercibido en mi vida. La mayoría de las cosas han estado en un segundo plano últimamente. Hay demasiadas preocupaciones en mi cabeza. ¡Cómo si yo tuviese la solución a ellas! Lo único que he hecho en este tiempo es almacenarlas, y arrinconarlas como trastos viejos.

Ayer me comentaba mi amigo José que me veía feliz mientras intentaba sonsacarme el motivo.
¡Cómo explicar que una diminuta anécdota en el parking me ha devuelto la ilusión, que ha sido un revulsivo en mi vida y me ha hecho ver todo lo que pasa por mi día a día sin que yo le preste atención!
Javier

Te cuento (d-2)

Ir al trabajo tiene una motivación especial desde que descubrí el paraíso prometido en esas pupilas. La ternura de sus ojos hace que mi corazón palpite como el de un adolescente. Busco excusas para reencontrarnos, para cruzarnos en nuestro camino. Sigo escondiendo mi timidez tras una llamada de teléfono a una amiga imaginaria. Mi psiquiatra me diagnosticaría locura. Yo sólo sé que soy feliz.

Ayer la escuché hablar con otra compañera de trabajo. Tiene la voz más dulce que he oído nunca. Se preguntaban por qué alguien llama todos los días a las ocho, a quién va dirigida esa llamada que hace que cambie la cara de palo por una sonrisa permanente, qué es lo que se esconde tras esa llamada… ¿una amante? ¿la mujer que regresa a casa? ¿un enamorado?..

No he podido preguntarse si estarían hablando de mí, o si sólo son imaginaciones mías..
Javier

Te cuento (d-1)

Descubrí aquella mirada tímida por casualidad. Acababa de aparcar en mi nuevo trabajo, cuando sonó mi móvil. Mi interlocutor quería desearme suerte en mi primer día, pero mi atención iba y venía entre esos ojos castaños que me miraban y los buenos deseos. Era imposible no sonreír viendo como aquella gacela salía despavorida. Quizá sintió la misma descarga eléctrica que yo cuando nuestras miradas se cruzaron. Simulé que la conversación continuaba para seguir riendo y justificar el color rosado que empezaba a colorear mis mejillas. Horas después me la presentaron. Estaba tan nervioso que no fui capaz de retener en mi memoria su nombre. Saqué mi perfil más profesional. No quería delatarme.
Desde ese día, espero ese reencuentro en el parking, esas miradas que lo dicen todo sin palabras, esos chispazos que iluminarían hasta la ciudad de Nueva York. Yo sigo escondiéndome tras una llamada telefónica con un receptor imaginado, mientras ella sale corriendo. Debe ser que se está preparando para la próxima maratón.
Javier

Te cuento (d-7)

Hay días en los que uno se levanta pensando cómo se debe frotar la lámpara para que el genio aparezca. Quería que hoy tuviese un toque especial. En otros tiempos, en días como éste, mamá ironizaba por mi indecisión a la hora de escoger la ropa que me iba a poner. Combinar colores nunca ha sido mi fuerte, a pesar de mi profesión. Siempre delego esa tarea en otros. Mejor dicho, en la parte femenina de mi equipo. Ellas tienen una capacidad abrumadora de descubrir tonos y matices nuevos que yo no lograría ver ni aún viviendo cien años más.

Mis dudas han hecho que la ropa de medio armario acabase sobre la cama. Y todo para que al final acabase con la primera combinación que había pensado. Cuando vaya Rosa, la señora que limpia la casa dos veces por semana, se preguntará si no habrá hecho la locura acto de presencia en mi vida.
No me he puesto corbata. Sería excesivo. Demasiado inhabitual en mí. Levantaría sospechas y preguntas que no quiero responder.

He llegado al parking antes que ella. Como siempre. Esta vez no quería encontrarme con ella. He aparcado donde siempre. Y he “olvidado” apagar las luces de mi A3.

Mi despacho se ha convertido en un ir y venir de compañeros informándome de mi despiste. Después de esperar varias horas a que mi cenicienta viniese en mi auxilio, me siento desilusionado. Voy a solucionar la “distracción”. ¡Sólo faltaba que además de no salir el genio de la lámpara, me quedase sin batería!

Javier

Te cuento. Prólogo

En todo paraíso hay siempre tarde o temprano una serpiente. La primavera arranca. Las noches menguan al mismo ritmo que la tela de las faldas. Ella acaba de regresar de unos días de descanso en los que creyó recuperar la armonía perdida. El está de transito, como una estrella fugaz. Son dos vidas paralelas que se cruzan, construidas y consolidadas sobre un paraíso plagado de éxitos.


El volcán de las sensaciones comienza a despertar. El castillo de su existencia empieza a desmoronarse bajo el vaivén de las crisis existenciales, de algunas ausencias, de la incomprensión o, simplemente el resultado de descubrir una nueva arruga.Todavía sin palabras para expresarlo, o tal vez sin nadie que les escuche, buscan un confidente al que contar sus reflexiones y miedos. Son pinceladas de la erupción de ese volcán que les desestabiliza, que agita sus cimientos personales, y permite ver los avatares que, a menudo, se quedan en un segundo plano. Ese es el momento en el que ven la cabeza de la serpiente asomar en forma de un desencuentro, una desilusión, o simplemente, una sonrisa, en una mirada prohibida...
, la meta es partir

Una mirada es la semilla de esta historia. La imaginación será quien dirija los pasos de uno y otro hacia un lado o el contrario. No hay camino, ni siquiera un sendero por el que avanzar. Como decía Giuseppe Ungaretti





Si hubiera una sola verdad, no se podrían hacer cien lienzos sobre el mismo tema. Pablo Picaso

Que la importancia esté en tu mirada, no en la cosa mirada. André Gide



Esa es mi declaración de intenciones, construir una historia con algunos pedazos de
realidades y, sobretodo, muchas dosis de imaginación. Será un diálogo entre los
protagonistas y su confidente (un diario en el caso de El, su hermana en el caso
de Ella), una manera de reflexionar, de hablar con esa frescura que da hacerlo
sin miedos en la intimidad. Tal vez por eso, he decidido llamarlo,
Te cuento.

Te cuento (d-9)

He dejado bajo su teclado una chocolatina y una nota de bienvenida. Quiero que cuando regrese, sienta que alguien le ha extrañado durante estos días, que este tiempo sin ella ha sido eterno. Es como si el verano hubiese terminado y al regresar de las vacaciones la casa estuviese vacía, huérfana de abrazos y caricias, como si la alegría hubiese emigrado a tierras más calidas, y su nombre hubiese impregnado mis aposentos. ¡Quién pudiera ser ese pedazo de chocolate que tendrá el privilegio de rozar sus labios, y juguetear con su lengua antes de deslizarse por su cuello! ¡Quién pudiera recorrer su cuerpo despertando sensaciones y llegando hasta el más recóndito lugar de él! ¡Quién pudiera sentir sus mordisquitos y fundirse en su saliva!
Javier

Te cuento (e-4)

Asunto: volver
De: Soledad Martí
Fecha: 19 Jun 2007
Para: Eire Martí



Querida hermanita:



He vuelto del pueblo esta mañana; no sabes lo bonitas que han sido las tardes con mamá en el porche de la casa, con el cerezo cuajado, y los hermosos atardeceres que he disfrutado como nunca. Necesitaba salir de la ciudad, me estaba ahogando, necesitaba tomar distancia para controlarme, relajarme y pensar.

Fuí directamente al trabajo, y al dejar el coche en el parking, sorpresa, él estaba dentro de su audi, esperandome. Ha sido verme aparcar, y ha salido del coche, esta vez sin el móvil. Me ha mirado con sus inquietantes ojos, y ha atrapado mis ojos en los suyos.

No sé el tiempo que hemos estado en ese estado... pero para ambos ha sido impactante. Yo he bajado los ojos, y he vuelto a salir corriendo delante de él, dirigiendome a la maquina de café.

Y solo se me ocurre pensar... ¿me ha servido de algo esconderme estos días?

Por cierto, mamá dice que si vas a ir al cumpleaños de la tita el próximo fin de semana. Yo no sé lo que haré, no me apetece reunirme con todos..., pero claro, si tu no vas.. yo iré.

Un beso.

Soledad.

Te cuento (d-4)

Cuando me dijeron que durante unas semanas tenía que cambiar mi oficina a aquel edificio de las afueras de la ciudad, maldije las obras de acondicionamiento. Es curioso pero entonces, hubiese preferido soportar el polvo y los ruidos antes que el traslado temporal y, sin embargo, ahora estoy buscando excusas para dilatar esta estancia. A veces, pienso en sobornar a los albañiles para que tarden más, pero eso sería retrasar lo inevitable.


Tal vez saber que este tiempo es efímero, hace que lo viva más intensamente. Es como si la sangre fluyese más rápidamente por mis venas, como si los colores brillasen más, como si los contras menguasen frente a los pros. O tal vez, esos momentos prohibidos de coqueteo son como cosquillas arrancadas a la monotonía, y me hacen sentir tan vivo como cuando era un adolescente
Javier

Te cuento (e-1)

Asunto: ¿Nos vemos?
De: Soledad Martí
Fecha: Fri, 01 Jun 2007
Para: Eire Martí


Querida hermanita,

Tenemos que vernos. Sólo han pasado diez días pero parece que hace siglos que volví de vacaciones. ¡Qué tranquila estaba la playa en esta temporada! ¡Qué bien lo hemos pasado! Pero ha sido poner un pie aquí, y hasta el tiempo ha empezado a cambiar.

El primer día cuando llegué, casi necesito un croquis para encontrar mi mesa de tantos papeles que tenía sobre ella. Parece que mis compañeros han puesto de moda una nueva técnica de escaqueo: Todo puede esperar a que “fulanita” vuelva. Creo que habían hecho hasta una porra para ver cual iba a ser mi reacción. Bueno, más que eso, con quién iba a descargar mi cabreo cuando viese la “sorpresita” que me habían preparado. ¡Tenías que haberlo visto! ¡Las torres Kio parecerían pequeñas comparadas con las pilas de expedientes que se amontaban sobre mi mesa! ¡Cómo cambian las cosas! Ahora parece que ha pasado un bombardeo por aquí.

Disculpa... ahora sigo. Necesito un café y un descanso. ¡Uff! ¡No cuadra nada en este expediente!

He descubierto que hay compañeros nuevos en la segunda planta. Debe ser provisional, mientras acondicionan su edificio. He coincidido con uno de ellos varios días en el parking. Le he descubierto mirándome y no he podido evitar ponerme nerviosa. He salido corriendo y casi tropiezo con estos tacones. ¡No sé cómo me convenciste para que me los comprase! Cada vez que recuerdo la “anécdota” del parking me muero de vergüenza… Seguro que tú hubieses reaccionado mejor que yo… Es más. Ahora que lo pienso, creo que podría ser tu tipo…

Llámame cuando tengas un ratillo libre y nos vemos…

Besos.
Soledad

Te cuento (d-5)

No me gustan los días de lluvia. Son días grises donde la nostalgia se instala en las pupilas, y hasta el verde de mis ojos parece oscurecerse. Desde el segundo piso, donde está mi oficina veo la calle. A media mañana el deambular de la gente por las aceras parece una procesión en busca de uno de esos cafés que les agite el estomago y espabile. Me gusta ver ese contoneo de caderas, esas piernas femeninas que empiezan a crecer a la par que menguan las telas que las cubren… y entre todas esas cenicientas, está Ella.


La he visto desde la ventana. Iba acompañada por sus amigas. Sus risas contrataban con las nubes cada vez más negras. ¡Qué larga se me ha hecho la espera! Esperaba su regreso. Quería ver como la tela de su falda se pegaba a su piel, mirarla de frente sin miedo que me descubra y tenga que desviar la mirada o inventarme algún pretexto. Caminaban aprisa. Intentaban no mojarse, pero sin paraguas era inevitable. Ni siquiera cuando su tacón se ha enganchado en la rejilla del alcantarillado ha dejado de reír. Nerviosa, intentaba sacarlo, mientras la lluvia recorría su piel. Sus amigas la intentaban ayudar, pero el zapato parecía confabulado conmigo. Era una visión extraordinaria: sus ropas se ajustaban a su cuerpo, el cabello cada vez más húmedo...

Me hubiese gustado ser el príncipe del cuento y haber ido a su rescate…


Javier

Te cuento (d-6)


Desde esa mañana en la que el mal tiempo se alió con mis deseos, y dibujó con su pincel de lluvia y viento su silueta, no puedo evitar que al encontrarme con Ella, los recuerdos se superpongan a la realidad. Es como si unos pusieran los contornos y la otra los colores, o viceversa. Siento que aún me falta poner sombras que le den profundidad y de alguna manera movimiento.



A veces me pregunto cómo se consigue ese efecto y busco, como un quinceañero, excusas para encontrarnos “accidentalmente”. Pero mis múltiples visitas al baño no han desapercibidas para algunos. Hoy mi compañero de oficina, Alfonso, me ha preguntado, casualmente, si tengo algún problema de próstata… ¡uff! Debo haber quitado la hierba de esa vereda, como en la canción.


Espero que también se cumpla ese dicho de que el interesado es el último que se entera… porque sino, Ella pensará que soy un adolescente hiperhormonado o un viejo verde baboso,.. Y no sé por cuál de los dos prefiero pasar...


Javier

Te cuento (RE: e-5)

Asunto: [RE] volver
De: Eire Martí
Fecha: 19 Jun 2007
Para: Soledad Martí
Hermanita,
Ya no somos unas niñas. Quizá debiésemos ir las dos y regalarle a la tía una esas estampas familiares que tanto añora. Mamá y papá también lo agradecerían. Los años pasan cada vez más deprisa. Sobretodo para ellos. Seguro que estos días les has escuchado decir que echan de menos aquellos veranos en los que el patio de la casa estaba lleno de risas y juguetes esparcidos bajo el cerezo.

Ahora sólo nos reunimos en los acontecimientos sociales ineludibles: bodas y entierros. El resto del tiempo parece como si esperásemos nuestro turno en la carnicería. Es un acuerdo que nadie expresó en voz alta y, sin embargo, todos aguardamos que llegue el número de nuestro ticket. A veces creo que somos hipócritas y egoístas cuando argumentamos que esas visitas de una en una son para no agobiar a mamá. Quizá debiésemos ser, por esta vez, generosas con nuestro cariño y tiempo.

Cuando me hablas de tu nuevo compañero de trabajo, le bendigo. ¿Sorprendida? Probablemente no. Tú sabes, mejor que nadie, cómo pienso. En situaciones como ésta, no puedo dejar de preguntarme cómo podemos ser tan diferentes... Tú siempre te refugias en el burladero de la vida. Prefieres ver los toros desde la barrera, sin pasar miedo ni sentir la adrenalina del albero. Pero esta vez, te ha pillado en mitad de la plaza, sin capote y viene directo a ti. Salir corriendo no es la solución y lo sabes. Esta vez tendrás que quitarte la camisa e improvisar unas verónicas. Y eso me alegra. Sinceramente creo que ya era hora que sintieses la sangre correr agitadamente por tus venas, que los amaneceres tuvieran una ilusión pero, sobretodo, que tu te atrevieses a vivir el día a día en toda su intensidad. ¿Lo harás?

Un abrazo muy fuerte
Eire

Te cuento (RE e-8)

Asunto: Re: un café
De: Eire Martí
Fecha: 26 Jun 2007
Para: Soledad Martí


¡Ay, hermanita! Cómo me gusta ver que por un momento has dejado atrás tu timidez y has sido capaz de subirte a ese tren en marcha sin plantearte cuál es su destino. ¿Sabes? Siempre podrás bajarte, aunque sea en marcha y el tamaño de los cardenales sea mayor. Yo siempre estaré dispuesta a recogerte allí donde tu viaje concluya…

A veces tengo remordimientos. Como ahora. Tengo la sensación de que te incito a vivir situaciones que probablemente tú desestimases directamente por tu forma de ver las cosas y la vida. Y yo, egoístamente, te empujo a hacerlo, como si no tuviese suficiente con vivir mi vida y necesitase hacerlo también a través de ti. Es como si necesitase contagiarte mi locura, y así, sentir que mis idas y vueltas en este laberinto de mi existencia tienen alguna coherencia, cuando probablemente no la tengan…

¿Cuándo habéis quedado? ¿Dónde?.. Tomate un par de tilas antes y ponte guapa. Bueno, que no se note demasiado que te has arreglado por El.

Estoy impaciente por que llegue esa cita… y me cuentes ;)
Muchos besos Sole

Eire

Te cuento (e-7)

Asunto: un cafe
De: Soledad Martí
Fecha: 25 Jun 2007
Para: Eire Martí



Estoy inquieta querida hermanita:

Esta mañana, cuando he llegado al parking, estaba él, esperandome como siempre. Pero sus ojos estaban tristes, tanto, que me ha conmovido. Ahora estoy segura, ha sido él. Me he acercado. Se ha despegado el movil del oido, y me ha seguido mirando. No me preguntes porque lo he hecho, simplemente lo he hecho. Le he dicho buenos días, y le he preguntado ¿trabajas en la segunda?. Me ha respondido "si". Y he seguido, .. temblona, ¿eres jota?. Y me ha dicho si.

Se abrio entre nosotros un silencio, que él ha roto..con un ¿tomamos hoy café juntos y te digo que va detras de la jota?

He sonreido hermana, y mi estomago, esta dando vueltas desde ese momento.

Tengo miedo de verle, y deseos de verle.

Deseame suerte...



un beso.

Soledad.

Te cuento (e-6)

Asunto: cumpleaños
De: Soledad Martí
Fecha: 20 Jun 2007
Para: Eire Martí

Buenas noches hermanita:

Me has convencido, este fin de semana nos vemos en el pueblo, y así podremos charlar tranquilamente las dos solas hasta las tantas; compartir dormitorio como cuando eramos pequeñas, y compartir contigo todas las emociones que vivo últimamente. Si, creo que papá y mamá, estarán contentos, y la tita, seguro que se pone a llorar.

En cuanto al nuevo compañero, quizás tengas razón, y deba de atreverme, de dar un paso más. Sabes, me he encontrado debajo del teclado un after-eight, junto con un post-it, en el que decía, "te he extrañado, te he esperado. J.". Estoy desconcertada. No sé.. es un coqueteo silencioso. Pero igual no me ha dejado él la nota. Pero J.., no me suena. ¿Esa jota le pertenecerá a él? ¿Y si fuese él, que tendría yo que hacer?

Pienso que tienes razón, a veces soy simplemente una espectadora de la vida; no me gusta implicarme mucho, me dá miedo. Pero me gusta tanto la tranquilidad, la seguridad, que todo lo que sea cambio, me asusta. Tengo una vida cómoda.... no sé si tengo sitio para alguien.

Bueno... y tu como estas. Creo que acaparo demasiado tu atención.

Un beso Eire.

Soledad.

Te cuento (d-10)

Estoy triste. Esperaba alguna reacción de su parte cuando viese la chocolatina, algún comentario que deshiciera ese hielo que parece existir entre los dos... pero nada ha cambiado. Sigue huyendo cuando la casualidad nos pone frente a frente. A veces siento que nado contracorriente y no puedo dejar de preguntarme si no será lo más adecuado tirar la toalla, olvidarse de esos ojos color miel y de esa sonrisa que me atrae como un imán.
Ayer pasé por mi antigua oficina. Las obras avanzan más deprisa de lo previsto. Pronto la reforma habrá acabado y el traslado a ellas será inevitable. Estos días de miradas cruzadas y silencios charlatanes se cubrirán con el velo de los recuerdos pasados, y en mi memoria reviviré aquel poema que alguien olvido entre las paginas de mi cuaderno...


Javier


Entrarás en mi vida sin saber que pasaste,
pasarás en silencio por mi amor,
cuando pases, fingiré una sonrisa,
como un dulce contraste del dolor de adorarte,
y jamás lo sabrás...

Soñaré con el nacer virginal de tu frente,
soñaré con tus ojos
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos,
y jamás lo sabrás...

Quizás pases con otro, que te diga al oído,
estas frases que nadie como yo te diré,
y ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca,
y jamás lo sabrás...

Yo te amaré en silencio como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar,
y el lejano perfume de mi amor imposible,
rozará tus cabellos,
y jamás lo sabrás...

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
el tormento infinito que te debo ocultar
te diré sonriente:
'No es nada, ha sido el viento',
me secaré las lágrimas,
y jamás lo sabrás...

Te cuento (d-11)

Han pasado veinte días desde aquella primera mirada. Lo sé porque cada día que la veo, lo marco con un circulo rojo en el calendario, como cuando era un adolescente y vivía aquel primer amor que jamás pensé volvería a sentir. Dicen que todos los amores son distintos entre si y, sobretodo, muy diferentes al primero. Sin embargo, éste me recuerda mucho a aquél, con sus locuras y esa inocencia esperanzadora que cree que todo es posible. Nunca creí que volvería a sentir lo que siento y mucho menos con esta intensidad.
A veces me pregunto si no soy un títere en las manos de este sentimiento que me maneja a su antojo. La cordura brilla por su ausencia en estos días. Mis amigos me habían hablado de la crisis de los cuarenta y de esas locuras que se hacen, intentando auto demostrarse que uno aún es joven y apetecible. ¿La estaré yo pasando? No sé. Sea lo que sea, bendita locura. Aunque a veces me haga sentir como un niño al que le han sorprendido haciendo algo prohibido. Como esta mañana, cuando caminaba desde el coche a la oficina. La misma rutina de siempre: llegar pronto al trabajo y aparcar el coche mientras espero que ella llegue, la llamadita de móvil de todos los días,… pero esta vez mi ninfa no ha salido despavorida sino que se ha acercado a mi. He enmudecido de la sorpresa. Tanto que he colgado sin despedirme cuando he escuchado de sus labios sus buenos días. ¡uff! ¡Hoy si que lo han sido! Porque no ha salido huyendo de mi pero, sobretodo, porque ha seguido hablándome más allá de lo políticamente educado y correcto. Me ha preguntado si trabajaba en la segunda planta… y si era J. En ese momento hubiese querido que el suelo se abriese y me tragase. Me he debido poner tan rojo como los semáforos en hora punta. Me he sentido torpe. Inmensamente torpe.. Sólo se me ha ocurrido proponerle tomar un café y así descubrirle que va detrás de esa jota. Cómo que ella no supiese ya mi nombre… Seguramente hasta tenga mi currículum en su mesa…


Todavía no hemos concretado la cita. Quiero llevarla a un sitio especial, como ella, donde podamos sentirnos cómodos para hablar. Quiero que cuando acabe ese momento, ella se vaya pensando que durante ese tiempo ha sido la princesa de mi cuento, y ansíe que esos momentos se repitan…

O tal vez, sea mejor dejar que ella elija dónde y cómo será esta primera vez. Así se sentirá más tranquila y todo será más fácil
Javier

Te cuento (e-10)

Asunto: sus ojos
De: Soledad Martí
Fecha: 30 Jun 2007
Para: Eire Martí


Querida hermanita:

Estoy que no me mantengo en pie, son las tres de la mañana, y no puedo esperar a mañana para compartir contigo lo que siento.

La cafetería Olimpia está un poquito más arriba de la librería Atlantis, se lo he preguntado a Antonio, mi compañero. No he podido probar bocado en todo el día. Esta mañana no lo he visto en el parking, y este cambio de rutina me ha puesto nerviosa. Esta tarde lo veré.

Después del trabajo me fuí directa a casa, y pensar que qué me pongo. Tampoco tengo mucho tiempo.. hemos quedado a las seis, y llego a casa a las cuatro; ducha, ponerme decente, e ir con tiempo, no me gusta hacer esperar. No sabía que ponerme para un café con él, decidí que algo no muy formal; una falda, y la camisa roja, que es bonita, pero discreta. No quiero darle una impresión equivocada. Aunque he estado apunto de ponerme el jersey que me regalastes blanco, ese que es escotado.. pero nada más pensarlo me he puesto colorada.

Al final, voy corriendo... el autobus me deja a buena altura, me dirijo a la cafeteria.. ¿estará dentro o fuera? Lo veo en la entrada, me está esperando. Son las seis en punto.. y me espera. No puedo evitar sentir mis piernas temblonas, mi corazón galopando dentro de mi pecho.

Me acerco ... sonrío temblorosa, y miro sus ojos, esos ojos verdes que me atrapan, que me anulan, que me asustan, que me encantan, que me ... enamoran. Se acerca a mi, y me saluda con dos besos.. y entramos a la cafeteria. Todavía sigo impresionada por sus ojos.. y estoy deseando sentarme en la mesa.. para mirarlos... quiero perderme en ellos.

El parece que quisiera entrar en mis pensamientos y mantiene mi mirada, me recreo en ellos, el sostiene mis ojos. ....

Esta sonando el móvil.. es él... luego te cuento más.. uff

Un beso

Te cuento (e-11)

Asunto: buenos días
De: Soledad Martí
Fecha: 1 Jul 2007
Para: Eire Martí

Buenos días hermanita:

No te he podido atender por telefono porque estaba mi compañero con la oreja pegada, ahora te explico todo. Mientras te escribía para contarte que habíamos tomado café, que yo habia estado cortada, pero enseguida que él me empezó a hablar de como por casualidad había coincidido conmigo en el edificio de oficinas, y todo lo que se le ocurría, fuimos hablando cada uno de su vida, y de sus experiencias; le deje mi móvil, y me llamó cuando estaba a medio contarte todo.. y en susurros me dijo que no podía dormir, y que necesitaba hablarme de más cosas.. que en persona era incapaz de decirme; ha desnudado su alma mientras me hablaba, y así, pegada al movil, me fui a la butaca, y estuve escuchandolo... así de esa misma manera, yo empecé a hablar, y tambien, poco a poco, fui creando con él un espacio común. En ese espacio en el compartiamos los dos nuestras vivencias.
Él no queria colgar.. yo no quería colgar.. por lo que al final.. decidimos hacerlo a la de tres. No sé el tiempo que habíamos charlado... pero lo que si sé, que Javier ya había empezado a escribir una pagina en el libro de mi vida, y que no lo enfrento con miedo, ni recelo, sino con plena confianza.. segura y alegre.

Igual mañana estoy de otra manera..pero ahora vivo esta sensación.

¿y tu cómo estas?

Un beso.

Soledad.

Te cuento (d-13)

No he conseguido dormir. En mi cabeza se libra una batalla campal. Es como si pretendiese domesticar las fieras de mis contradicciones. Ni siquiera se por qué no pongo punto final a esta historia que no debió ni comenzar.
Ayer, mientras esperaba en la entrada de esa cafetería, no pude dejar de preguntarme qué espero, hacia dónde quiero encaminar estos pasos y, lo que es más, si tiene sentido avivar esas brasas o sería preferible dejar que poco a poco se vayan apagando.
Es curioso, yo que siempre me siento en la mesa de la ventana, ayer ni siquiera me lo planteé. Me sudaban las manos mientras la tenía frente a frente. No sabía qué decir, las palabras se me atragantaban como cuando con quince años me encontré con mi actriz favorita. Me sentí torpe, insignificante. También un poco estúpido. Ni siquiera cuando nos despedimos fui capaz de decir algo coherente. El camino a casa estuvo lleno de recriminaciones de mi conciencia. Si ella fuese mi juez, sería condenado a cadena perpetua en la última celda de alguna isla perdida. Y eso que aún no había hecho el más difícil todavía. A veces creo que me gusta saltar sin red, que los riesgos me ponen… sino, para qué la llamé después ¿Por qué necesitaba hablarle sino había sido capaz de hacerlo minutos antes ¿Por qué necesitaba continuar esa conversación que ni no había sido capaz de hilvanar en la cafetería?
Javier

Te cuento (e-9)

Asunto: su llamada
De: Soledad Martí
Fecha: 28 Jun 2007
Para: Eire Martí

Buenos días hermanita:
No quiero que ni por un momento te sientas culpable de nada. Lo que tenga que suceder, sucederá, no siempre me puedes proteger de todo; en ocasiones, el sufrimiento es lo que te hace crecer y madurar. Pero sabes, estoy convencida que en esta ocasión, no hay lugar para sufrir. No sé si son sus ojos verdes, no sé si es esa sonrisa a medias, no sé si es esa forma de caminar seguro, pero es como si tuviese la certeza de que no me hará daño.
Dentro de mi tengo un nervioso continuo, y placentero. Me ha llamado por telefono; me he quedado como una tonta sonriendo. Me ha dicho.. "¿Soledad?". Y he dicho... "¿si?". Y me ha contestado "soy Javier, el de la segunda, y el de la jota".
En ese momento el estómago me ha subido y me ha bajado, como si fuese en una noria. Ha seguido hablandome "no hemos concretado el café, ¿te parece bien mañana viernes en la cafetería Olimpia, la que está en la Gran Vía, a eso de las seis? Si prefieres otro sitio, nada más que me lo digas".
Le he dicho que perfecto, que me venía bien. Creo que en ese instante me dice en la luna dentro de un minuto, y también me hubiese parecido bien. Y bueno.. me ha dejado su móvil, por si tuviese algún imprevisto. La llamada se me ha hecho un segundo, y eterna al tiempo. Es una sensación tan extraña. Esta sensación, no la he tenido antes, que yo recuerde. Es una inquietud calmada que me hace sonreir.
En su voz, no había tristeza, sino alegría. Ayer, me escabullía de él. Hoy, voy a su encuentro.
Sé que el de la segunda, se llama Javier, que ha notado mi ausencia, y me ha dejado una chocolatina en el teclado.
Se abre una ventana a la esperanza para mi corazón, y no le añadiré expectativas, sencillamente viviré cada momento saboreandolo.
Ahora.. solo me queda pensar que me pondré mañana.. y... ¿a qué altura está la cafetería Olimpia?.
Un beso Eire... mañana te cuento.

Soledad.

Te cuento (d-12)

Al final me armé de valor y llamé a Soledad. Le propuse encontrarnos esta tarde, en la cafetería que ha sido testigo de los momentos más especiales de mi vida. Es uno de esos lugares por los que, aún estando en una calle céntrica, uno pasa sin detenerse. Yo lo descubrí por casualidad hace muchos años, una tarde de lluvia en la que jugaba a ser príncipe azul.


Siempre que voy a Olimpia, espero que la mesa de la ventana se quede libre para sentarme durante unos instantes allí. Me gusta ver pasar los transeúntes por la acera ensimismados en sus pensamientos, como entonces…


En aquel rincón, viendo como los cristales se empañaban, encontré el valor para declararme a mi primera novia. Después he vuelto con asiduidad. A veces acompañado pero la mayoría de las veces solo. Me encanta el ambiente de ese lugar. Tanto que en ocasiones me pregunto si no será algo irracional cuando digo que no podría estar con alguien que no le gustase ese sitio en el que yo me siento como si estuviese en mi propia casa.

Javier

Te cuento (d-16)

Si. No. Si. No... Ya no quedan más pétalos que arrancar. Es hora de cargar con esa cajita donde se amontonan los objetos personales que traje y volver al despacho remodelado, de cerrar ese paréntesis en mi vida. Es como si este tiempo hubiese cambiado de medio de transporte y en lugar de arrastrar los pies hubiese volado. Pero solo, me siento torpe y mis alas, si alguna vez creí tenerlas, no soportan el lastre de mis circunstancias. No diré que fue bonito mientras duró, porque mentiría. Fue precioso. Maravilloso. Quizá los mejores momentos en esta mediocre rutina pero creo que debo dejar la partida incluso antes de haber comenzado a repartir las cartas. El dinero que me puedo jugar no me pertenece.


Las vacaciones han puesto cada uno en su sitio. Su silencio ha sido un jarro de agua fría, el empujón que me faltaba para abrir los ojos a una realidad que me negaba a ver…

Hoy de nuevo, una frase vuelve a la primera fila de mis pensamientos: a veces querer significa dejar partir
Javier

Te cuento (d-15)

Apenas si me quedan cuatro cosas por recoger y apagar el portátil. Después desandaré mis pasos, recorreré con la mirada la oficina que durante los últimos meses ha sido testigo de mis idas y vueltas, y de alguna manera se bajará el telón de este tiempo. Se cerrará la puerta de estos días mágicos en los que sentí que todo era posible, y la vida resurgía entre los poros de la piel. Mi amigo Juan no ha parado de decirme en estos meses, que parecía otro, que tenía brillo en la mirada y un entusiasmo especial.


En las últimas semanas, no he dejado de pensar en Ana, en aquella chavalita risueña que me acompañaba en las tardes de verano. Hace unos días nos encontramos por casualidad. Aquella conversación que comenzó hablando de los viejos tiempos acabó derivando en el sentido que le damos a nuestra vida. Siempre le gustó ese tipo de conversaciones, esos diálogos reflexivos, esos viajes al interior de uno mismo. Hablamos de las dobles vidas, de esas personas que tienen amantes, o juegan a seducir lo "prohibido". Debatíamos sobre la fecha de caducidad de los sentimientos, y las diferentes formas de afrontar la situación. Para ella, la ilusión es el motor de la vida,.. Pero no debemos olvidar que son como pompas de jabón. Perseguirlas forma parte de un ritual pero cuando las alcanzamos y las acariciamos, la magia se rompe… Desde entonces no he podido dejar de pensar que tal vez, la única forma de que ese brillo no se apague, es dejándolas marchar…
Javier

Te cuento (d-14)

La próxima semana mi estancia aquí se acabará. Volveré a mi antigua oficina, a mis compañeros de siempre, a mi rutina diaria. De vez en cuando tendré que volver a supervisar la obra, pero ya no pasaré por este lugar. Quizá excepcionalmente, a alguna de esas reuniones que odio y a las que suelo evitar asistir.
al trabajo, por hacer locuras. No hubo tiempo para volver a quedar. Quizá fuese mejor así. Ir colocando cada pieza del puzzle en su sitio. Me he propuesto dejarle disfrutar de su descanso, permanecer en un segundo plano, comenzar ese camino en dirección al olvido.

Nunca me gustaron las jaulas aunque fuesen con barrotes de oro. Uno puede sacar de su chistera cientos de juegos de seducción, adornar con halagos el camino a nuestro mundo, desenrollar la alfombra de coqueteos e hipnotizar a nuestra presa amada… Todos podemos ser, en un momento determinado, un don Juan, un embaucador, un encantador de serpiente o el lobo de Caperucita que se deshizo en cortesías hasta llevarle a su terreno y una vez allí,..

En medio de ese paraíso, uno siempre acaba viendo las varillas y los cerrojos, e inevitablemente uno empieza a desear lo que no tiene. Quizá sea por eso, que nos atrae lo prohibido, como ese pastel que, desde la vitrina de la pastelería, mira fijamente a los ojos de un diabético.


Hace días que Soledad se fue de vacaciones. Y con Ella se fue mi ilusión por venir


Sin ella, el brillo se vuelve mate, y la ilusión se torna opaca. A veces pienso que estamos en dos tiempos distintos y que el ahora es sólo un espejismo. Me hubiese gustado conocerla en otro momento de mi vida. Antes. Mucho antes…

Javier

Te cuento (d-17)

Admito que estoy cansado, hambriento de momentos en los que realmente me sienta lleno, instantes de esos en los que todo lo de alrededor desaparezca y sienta que vivo en las nubes, que puedo tocar el cielo con las puntas de mis dedos mientras me olvido de mi, de mis circunstancias y hasta de mi nombre.


Acepto el día a día como llega, y lo exprimo hasta la última gota,.. pero no puedo evitar levantarme alguna mañana y ver la sombra de la apatía acechándome. Ya se que la felicidad son instantes de tiempo, que nadie es feliz veinticuatro horas al día, pero añoro aquellos días en los que el tiempo se pasaba volando en su compañía, en los que una mirada suya era el mayor tesoro y su sonrisa el arcoiris tras la tormenta.
Admito que estoy cansado, que hay días en los que mas que caminar, arrastro los pies y voy dejando jirones de piel a cada paso,.. Desgraciadamente, aún no está a la venta en las farmacias, el colirio de la ilusión y el entusiasmo
Javier

Te cuento (e-14)

Asunto: la chocolatina
Fecha: 23 de agosto 2007
De: Soledad Martí
Para: Eire Martí

Buenas noches querida hermanita:

Ya sabes que tus letras me animan, y que tenerte hace que me apoye en tu mano cuando estoy a punto de desfallecer. La vida me trae inconvenientes, pero sé que siempre te tengo a ti para llorar y reir.

Jajaja, tu jefe, sigue igual, por lo que veo; pero y las risas que nos echamos a su costa... hace una labor social. En cuanto a lo que me comentas del novio de Maite, no le des más importancia. Tienes que pensar que al ser mayor que tú, seguramente no te prestó demasiado atención cuando salíais. Vamos, que tuvo que sentirse halagado por tus palabras. Pero no pienses que aquel tiempo no existió, claro que si, lo que ocurre cada uno de nosotros vive la vida desde sus ojos, y aunque las situaciones sean las mismas, los recuerdos son diferentes.

Además.. ¿no rompió con Maite? Igual ha borrado todo lo relacionado con ella. Porque querida hermanita, tu no pasas desapercibida en absoluto, y lo sabes; tienes un corazón generoso, y una luz propia, que hace que todos los que estamos a tu alrededor, veamos tu belleza y sonriamos.

Bueno.. acabas tu mail, y no me dices si Alberto te pidió telefono, si quiere que le sigas recordando anecdotas... ¿eh? Has dejado tu correo muy en el aire. Quiero más información.

Y ya llego a lo que estaras preguntandote... donde estará mi Javier. Esta de vacaciones, la oficina la tiene cerrada. Te extrañará que esté contenta.. pero es porque me encontré una chocolatina en mi teclado, y un pos-it, que decía... "vuelvo en septiembre. pienso en ti. J.".

No es una llamada, y yo no lo pienso llamar por telefono. Se me hace dificil hablar con él, después de ese acercamiento y este alejamiento. Pero me llena de alegría la esperanza de que todavía, tenemos esa magia entre los dos .

Aunque me sigo preguntando de su vida, de sus cosas, sé tampoco de él. Y sin embargo, lo siento tan... "intimo". ¿Crees que tengo bien la cabeza? Son sensaciones, que quizás sea el subidón de la chocolatina.

Bueno, voy a irme a la cama. Descansa tu también, y no pienses nunca que pasas desapercibida, sabes que no.

besos.

soledad.

Te cuento (d-13)

Asunto: Buenos días
Fecha: 17 Agosto 2007
Para: Soledad Martí
De: Eire Martí

Querida hermanita

Te escucho y parece que no ha pasado por ti el tiempo.. ¡qué decirte que no te haya dicho cientos de veces ya! Lucha por aquello que creas que merece la pena. Abandona la guerra cuando creas que la batalla es determinante y en la bascula personal pierdes más que ganas.


El otro día tuvimos una de esas mega presentaciones de marketing que tanto le gustan a mi jefe (y que yo odio). Encontré entre tantos viejos conocidos, a uno que lo era.. pero no sabía de dónde. Al final conseguí reescalarle de mis recuerdos, de aquellos tiempos de comienzo en la universidad. Probablemente no te acordaras de Alberto, pero seguramente si de su pareja de entonces, mi amiga Maite. Estuve pensando si acercarme o no, de cómo saludar a alguien después de 15 años. Además siempre creí que le caíamos mal, que acudía alguna vez a nuestras salidas de sábado por evitar broncas con su chica. Fue curiosa esa situación en la que te acercas y le dices a alguien que le conoces, que te alegras de volver a verle y le preguntas cómo le va la vida. Si hubiese sido en otro sitio y alguien me abordase así, pensaría que estaban intentando ligar conmigo. Quizá El también lo pensó. Por más anécdotas que le conté de aquellos años, no se acordaba de mi. Y aunque no es algo nuevo, si es cierto que a una le queda un sabor un pelín amargo en los labios.. Es como si no hubiese existido en ese tiempo, me hubiese vuelto invisible o simplemente, pase desapercibida como una vulgar margarita.
Fue una situación extraña, porque aunque yo no conociese estos últimos diez años de su vida, recordaba perfectamente la de entonces… Además era la primera vez que nos veíamos como dos individuos con autonomía… antes siempre fuimos el novio y la amiga de.

Ahora me tengo que ir.. Otro día te sigo escribiendo.
Ya me tendrás informada de tus “progresos”

Un besazo hermanita

Eire

Te cuento (e-12)

Asunto: la vuelta
Fecha: 14 de julio 2007
De: Soledad Martí
Para: Eire Martí


Buenos días hermanita:
Ya tengo las maletas hechas, y a media mañana me iré tranquilamente a la ciudad, volveré a la rutina.
Las vacaciones han estado teñidas de tantos colores, que casi me supone un alivio acabarlas y volver a mi mundo ordenado. Aunque en está ocasion no está tan ordenado. Reconozco que tengo cierta inquietud por volver. Sabes, Javier no ha dado señales en este tiempo. Pensé que quizás me llamaría. No sé, puede que yo tuviera que hacerlo, pero no podia. Empecé mil sms, con frases como te extraño, luego otros más despegados, pero al final ninguno lo mandé. Es la sensación de no saber realmente a donde quiero ir.
En este mes que he estado en el pueblo, he vuelto a vivir el día a día con mamá... y reconozco que me ahoga. Pienso que no llego nunca al nivel minimo, que no se siente orgullosa de mi, sino que más bien, intenta pasarme por alto. Son sensaciones de haber defraudado, y me pregunto ¿no defraudaré siempre?
A veces sin querer haces daño a alguien, a veces sin querer alguien te hace daño a ti, y pienso si no estaré dandole esperanzas a Javier, para después echarme atrás.
Las tardes que he salido sola a pasear por la vereda que conduce a la ermita, han sido tardes en las que he visto el sol ponerse tras la colina, y pensaba si mi vida es lo que quiero, o quiero otra cosa. Pero con mis temores, con mis miedos, ¿cómo puedo avanzar?
Dentro de los colores alegres, he coincidido con Juan; lo he encontrado deteriorado, demasiado delgado, y algo delicado con eso de la diabetes, pero lo lleva con alegría, ya sabes que es el chico de la sonrisa eterna. Una tarde quiso hacer conmigo el paseo a la ermita, y bueno, me estuvo hablando de sus vacios, y es curioso como me vi reflejada, todos andamos algo perdidos. Y me consoló el pensar que igual que yo me encuentro a veces como un naufrago a la deriva buscando mi mar, los demás también, y de esa manera, te pueden entender. Y en esas reflexiones, pensé en Javier... ¿se sentirá naufrago como yo? ¿pensará en mí? ¿estará cuando vuelva? ¿me habrá olvidado? ¿me encontraré una chocolatina en el teclado?
Preguntas que me hago, y espero responderlas... o quizás, no necesiten respuesta.
He terminado de leer "nemesis", de asimov, y me quedé con un dialogo, en el que la protagonista preguntaba a otro personaje, que porqué la buscaba. Él le respondió para encontrarte. Volvió a insistir, que para qué encontrarla, y él respondió, solo para estar contigo. Me pareció hermoso y sencillo. Sin grandes razones, sin grandes argumentos... "encontrarte, solo para estar contigo".
Bueno, me armaré de valor, y dejaré que la vida me vaya ayudando a decidirme.

Un beso hermanita, no sabes el bien que me hace escribirte estos mails, sería mas rápido llamarte, pero ordeno mejor mis sentimientos escribiendo, ya sabes, soy mujer de pocas palabras, y algo solitaria.

Soledad.

Te cuento (d-18)

Quizá lleven razón esos que creen que soy un cobarde acomodado en una vida monótona y gris. Uno de esos profesionales que llevan en los bolsillos de su traje hecho a medida, retazos de soledad. Quizá por eso, desde hace meses, le llamo cada mañana. Necesito oír su voz semi dormida pronunciar mi nombre, escuchar su vitalidad y su risa, la complicidad de su palabras,.. Tal vez, simplemente busco ratificar mi existencia de alguna manera y, absorver un poco de esa energía que emana de esa voz que a mi me recuerda a la jovialidad de los cascabeles...
Durante una de esas llamadas descubrí a Soledad. Fue una bocanada de aire fresco, una de esas personas que sigue conservando la ingenuidad de la niñez. Un encanto de mujer, pero a veces tengo la sensación de que vivimos en dos tiempos distintos. Esa timidez que al principio me hacía gracia, ahora aviva mis dudas. Ni una llamada, ni un sms desde que se fue de vacaciones. Parece como si la tierra se la hubiese tragado y yo no he querido molestar.

Estos días sin ella he podido reflexionar, ver las cosas con más nitidez… Tal vez lleve razón mi amiga Ana cuando me hablaba de ese dilema que surge a las personas, cuando deben escoger entre continuar con su vida cotidiana, donde la rutina es la tónica general, o cerrar los ojos y lanzarse tras la ilusión del nuevo descubrimiento… Pero las novedades dejan de serlo pasado el tiempo, y entonces uno se vuelve a preguntar si realmente mereció la pena… Quizá el atractivo de los amantes es eso… en saber que son efímeros, que el día en el que la rutina aparezca por la puerta, uno sabe que debe salir por la ventana...
Javier

Te cuento (e-15)

Asunto: [RE:] La chocolatina
Fecha: 27 de agosto de 2007-08-26
De: Eire Marti
Para: Soledad Marti
Buenos días Soledad

Me agrada leerte tan animada, tan dispuesta a comerte el mundo a mordiscos.. tan risueña como cuando eras niña. A veces te miro ahora que eres adulta y no puedo dejar de preguntarme dónde se ha quedado aquella risa que sonaba como cascabeles, tan contagiosa, tan mágica…

Me preguntabas en tu email por Alberto. No hay mucho más que contar de aquel encuentro casual. Aunque hace casi diez años que lo dejaron, Maite está más o menos informada de su vida y de vez en cuando me ha ido contando…
No me extrañó que no me reconociese. Es algo a lo que estoy demasiado habituada. Pero si me sorprendió que recordase anécdotas de entonces y se acordase de todos los que estábamos, menos de mi… ¿Sabes? Cuando hablamos de Maite, algo inevitable por otra parte, me sorprendió oírle hablar con tanto cariño. Juraría que sigue enamorado de ella.
La conversación no fue más larga de lo estrictamente necesario. De alguna manera hablar con Él, es recordar viejos tiempos, y cuando uno no los recuerda, el otro tiene la sensación de abuelo cebolleta… y ya sabes que a mi eso no me gusta. Además no pude evitar la sensación de no saber si no estaría traicionando a mi amiga (aunque no le revele ningún dato de ella).
No me pidió el teléfono ni tampoco se lo dí, al menos expresamente… porque tu ya sabes que ese tipo de reuniones son un intercambio de cromos, perdón, de tarjetas…

Y cambiando de tema… ¿por qué no llamas a Javier? ¿por qué siempre esperamos las mujeres que los hombres tomen la iniciativa, nos llamen, nos agasajen,…? Tal vez vaya siendo hora de que seamos valientes y cojamos las riendas de nuestra vida.. y seamos capaces de tirar de ellas…
Tenemos que vernos

Un besazo, hermanita…
Eire

Te cuento (e-16)

Asunto: el sms
Fecha:29 de agosto 2007
De: Soledad Martí
Para: Eire Martí

Buenos días hermanita:

Estoy algo cansada, todo a mi alrededor parece confabularse para hacermelo todo cuesta arriba. Pero en fin.. creo que nadaré todo lo que pueda, para salir de este mar de pequeños infortunios. La lavadora rota, el frigorifico hace un ruido que parece que va a despegar en cualquier momento.. en fin, que los electrodomesticos se han alidado en mi contra.

Vaya, no sabía que Maite seguía interesada en Alberto; los amores primeros, ya se saben, tienen ese sabor y frescura de la espontaneidad, y de los impulsos, sin más preocupación que el momento. Mira que si tú eres ahora la que los pone a los dos en contacto... te veo de celestina.

Sabes.. al final no llamé a Javier... con todos los contratiempos, no me sentía con fuerzas, ni con energias; además que los nervios en el estómago no me dejarían hablar. Y tiré por la calle de enmedio: le mandé un sms. "la chocolatina me ha gustado. te extraño cada mañana en el parking. besos.". Eso si, eran las tres de la mañana.. y aún no me ha contestado. Pero no sé, el hacerlo, el que sepa que sigo aqui, y que tengo necesidad de verlo, me ha hecho reconocer que lo echo de menos, y que quiero algo más que vernos en el parking.

Ahora.. me voy a la cama, y a esperar.

un beso

Soledad.

Te cuento (d-14)

Estas vacaciones están siendo un viaje a lo efímero, a esas cosas que se pierden tras un pestañeo, una mirada... Es como si al mirar atrás, las huellas hubiesen desaparecido y, uno se encontrase en medio de la nada, del silencio más absoluto. Es caminar sin norte, sin origen ni destino, sin el tic tac de ese reloj que nos recuerda la condena de las prisas, del calendario... Me atrapa la fuerza de esos molinos que intentan abrazar el viento, vuelta tras vuelta; ese horizonte que aunque se viste de azul celeste no es mismo que vimos ayer, ni siquiera hace un rato... Imágenes que se cuelan por nuestras retinas, y se hacen hueco a empujones entre los recuerdos que conseguimos rescatar del derribo... Estoy enredado en una de esas telarañas de fantasías y realidades, subido a una noria que me lleva al mismo cielo y segundos después me abandona a mi suerte...
Tengo miedo de volver, de despertarme y encontrar que nada de lo que he vivido estos días es real, que sigo atrapado en esa pesadilla, y este tiempo es sólo una gota de lluvia atrapada en el aire y después ella seguirá su camino hacia el suelo…

Te cuento (e-17)

Querida Eire:
Llevo unos días rara, y extraña. Ya sabes que me gusta cuestionarme tantas cosas, y que hago esas conclusiones para mí tan inamovibles, y no acaba la semana cuando estoy yendo contra ellas.
Me he encontrado con Javier; habíamos decidido ir cada uno por nuestro camino, que sus intereses no iban por donde los míos, y que aunque nos gustásemos, cada uno buscaba algo diferente.
Me lo he encontrado y ha insistido en tomar un café; me ha cogido la mano, me ha mirado a los ojos, y me ha preguntado como me va. Me he violentado un poco, y le he dicho que bien. Se ha molestado y ha hecho ademán de levantarse, con cara rara, y me ha dicho… bueno, ya nos veremos.
No he podido evitar pedirle perdón, y rogarle que se quedase … después del café, por un paseo, después del paseo, después fue una cerveza…
Me siento rara, extraña, y sus promesas han sido va a ser diferente a antes, ya no somos los mismos.
Pero tengo esa sensación agridulce de no haber actuado conforme a mi plan de vida.
Soledad Martí
(Nota: gracias ideas por prestarme este espacio.)

5.10.10

Aún

Aún puedo ver. Aún extendiendo mi mano  hacia ti.  Aún espero.  Aún pienso que entre los recuerdos puedo encontrar la respuesta a tanto desprecio, de tanta amnesia, de tanto olvido. Es vivir un largo y frío invierno sin final,  sentir la impotencia de no saber qué hacer,  repetir  y repetir  sin poder escapar de ese circulo que no lleva a ningún sitio.  Es sentirse atrapado entre  dos instantes,  entre las caras de una moneda,..  Es avanzar sin dejar huella,  escapar  de las garras de la locura y los cantos de sirena.

 
Aún puedo ver.  O eso creo. Aunque al asomarme a un espejo, no me encuentro. Aunque mis huellas se borran al caminar y sólo el spam escucha mi voz, pero no contesta mi eterna pregunta: quién soy, quién fui…

22.9.10

¿Recuerdas?

¿Recuerdas? Hubo un tiempo en el que jugábamos a dibujar paraísos entrelíneas, en el que soñábamos con el siguiente párrafo, y evitábamos los puntos finales.  Entonces, caminábamos  describiendo nuevas sendas sobre el otoño recién  nacido, y siempre quedaba un sorbo en nuestra copa de vino.  Nada hacía presagiar que llegaría el invierno y con el,  el viento que arrastra los recuerdos, el frío que  corta  y endurece la piel, el silencio que se expande como una plaga de malas hierbas…
Dicen que la nieve es mágica porque iguala todo. Borra imperfecciones, suaviza contornos,  oculta la vida que subyace bajo ella…  

¿Recuerdas? Hubo un tiempo en el que no podíamos imaginar el tiempo sin colores. Amarillentos, cobrizos, blanquecimos, grises azulados, verdeceos, dorados,..  Unos parecían sucederse a otros, a veces se mezclaban  y teñían nuestras palabras…  
Sólo al final, o en este punto y seguido, uno se da cuenta de que sólo tenemos  dos pegotes de color, blanco y negro, en nuestra paleta de pintor… y uno está, de nuevo sólo, frente a un lienzo por manchar…

26.8.10

"No hay beso que no sea principio de despedida; incluso el de llegada."

George Bernard Shaw

26.7.10

Vivir es ver volver

La noche engulle los kilómetros y despierta fantasmas que creímos dormidos. La luna llena de la que tantas veces hablamos, ya no nos acompaña. Prefiere mirarnos desde la distancia. Ya nada es como antes, aunque los escenarios sean los mismos. Nada puede borrar nuestra  suerte. Somos extranjeros en todas partes. Y esa libertad que algunos añoran y bendicen, a otros, nos agita hasta hacernos tambalear de alguna manera. Parecemos condenados a repetir viejos patrones. Pero el tiempo ha dejado en desuso algunas viejas formulas que antaño funcionaban. Vivimos hacia delante, pero miramos hacia atrás. Soñamos con volver, pero dudamos que alguna vez  lo hagamos… y en ese intento de reordenar nuestros sentimientos y añoranzas, de buscar nuestro lugar, uno no puede dejar de plantearse, si detrás de ese  "no volver,  volviendo" no se esconde un miedo a no encontrar lo que dejamos… 
A veces. No, rectifico. A menudo sueño con volver, en intentar ahogar esa sensación de estar siempre de paso,…

"Vivir es ver volver". Azorin

23.6.10

No te vayas nunca

A menudo me preguntó a quién llamaré cuando tu no estés,  quién se preocupará por mi como lo haces tú, quién será  mi refugio en medio de la tormenta, quién como tu estará siempre ahí, pase lo que pase…
Duele imaginar que llegará un momento en el que tú no estés,  y una parte de mi se habrá ido para siempre contigo.  Y yo me quedaré un  poco más  sola…
A veces, cuando mi mirada se cruza  con algún andar lento y cansado, no puedo dejar de pensar  si habrá alguien que les devuelva en forma de cariño sus desvelos y sus sacrificios o, si por el contrario,  se sentirán como trastos viejos amontonados en algún rincón…
Y es esos momentos en los que el corazón se encoje y la congoja araña la garganta es cuando pienso que ójala duren estos instantes toda la eternidad

11.6.10

Piensa. Recuerda.

De niño intuía, el inmenso vacío que hay tras las preguntas sin respuestas o, con las respuestas amargas que no nos gustaría pronunciar. Después uno aprende a sortearlas como si fueran charcos y avanza, como si no las hubiese escuchado. Pero las noches de insomnio son demasiado largas  y la oscuridad nos cierra esa puerta por donde escapar. Estamos condenados a hacer frente  a nuestros fantasmas inevitablemente… todo parece concretarse, tomar forma,  tiempo y espacio,… hasta nuestros miedos.

Piensa. Recuerda. Rebusca en la memoria  ese momento en el que sentiste que tocabas el cielo con los dedos, aquel instante en el que escuchaste un te quiero y supiste que era sincero, o aquel tiempo en el que todo parecía enrevesado y , sin embargo, después descubriste que todo tenía un sentido…

Piensa. Recuerda. Desempolva del olvido aquella mirada en la que creíste perderte,  aquel momento en el que sentiste que estabas al borde del precipicio,  el calor de aquel abrazo que  nunca esperaste recibir…

Piensa. Recuerda.  Rescata  de ese abandono aquel sueño al que no querías renunciar por nada del mundo,  el cordón umbilical que ata tus pies al suelo,  el valor de una caricia, la dulzura de un beso,..

Piensa.

10.6.10

El óxido del tiempo

Hasta los veinte o treinta años, uno cree que el tiem­po es un río infinito, una sustancia extraña que se alimenta de sí misma y nunca se consume. Pero lle­ga un momento en que el hombre descubre la trai­ción de los años. Llega siempre un momento en el que, de repente, la juventud se acaba y el tiempo se deshiela como un montón de nieve atravesado por un rayo. A partir de ese instante, ya nada vuelve a ser igual que antes. A partir de ese instante, los días y los años empiezan a acortarse y el tiempo se con­vierte en un vapor efímero…

Libro: La lluvia amarilla. Julio Llamazares

8.6.10

Entre legañas

Pasan sin dejar huella. No se si existen o sólo son juegos de magia a la luz de la noche. Se desdibujan con la misma facilidad con la que se trazan. Mueven fichas en ese tablero con casillas de ser o no ser. Son como aves migratorias que regresan hasta el amanecer…

Después levantan el vuelo, recogen sus historias y desaparecen... dejando todo como si nada hubiese ocurrido.

A veces, están tan entusiasmados escribiendo fantasías que se olvidan que son cenicientas y salen corriendo apresuradamente cuando las legañas y los bostezos aparecen… extraviando en esa huida acelerada instantes soñados atrapados en pompas de cristal.

Son ilusiones ópticas atrapadas en una frágil memoria, buscando un resquicio para volar hacia su mundo, arco iris que se mimetizan con el horizonte

Asomada a aquella canica de cristal, volví a encontrarme con su hablar pausado, su mirada tierna escondida tras los cristales redondos de unas gafas de metal y esa infranqueable barba que separa su mundo del mundo. Volvíamos a reencontrarnos. Las mismas sensaciones pero los lugares se entremezclan. No es el valle. Sino una mezcla de asfalto y tierra que dibuja ese camino recorrido. Pronto, quizá pueda ser… ahora sólo es un espejismo…

28.5.10

Fechas de envasado y de caducidad...

Un día escribiré está historia, pensaba entonces, pero no todas las historias deben ser escritas o no, al menos, de la estricta manera que ocurrieron. Algunas, fuera de ese contexto temporal y circunstancial, pierden o cambian su esencia, toman otros matices, incorporan otras texturas,...Quizá sólo se acomoden al lugar que les corresponde… como nosotros.
A veces me pregunto cuál es mi lugar, cuál es mi función en la vida si es que tengo alguna, hacia dónde dirigir mis pasos, si voy por el camino correcto o si, por el contrario, me he perdido en alguno de esos cruces… y es que aunque los caminos se hacen al andar, en algunas ocasiones uno no puede dejar de preguntarse si no estará dando innecesarias vueltas a la parva y perdiendo un tiempo demasiado valioso…
Algunos parecemos no saber vivir sin mirar atrás, aunque sea de reojo, necesitamos evaluar la profundidad del río y la temperara del agua, antes de lanzarnos a él…Quizá seamos demasiado exigentes, o demasiado indecisos, para pegarnos algunos baños o simplemente aún tenemos demasiado presente el último resfriado que pillamos…
En el dorso de aquella historia venía la fecha de consumo preferente y la de caducidad. Sólo cuando descubrí el punto final reparé en ellas… algunos productos tienen tantos efectos secundarios o contraindicaciones que los hacen poco recomendables para el consumo incluso antes de la fecha de envasado…

10.5.10

Gracias

El titular de un artículo de un periódico en una sección que no suelo mirar, fue el punto de partida. Continuó con la lectura de una entrevista que te atrapa y te muestra una sencillez humana coherente con una filosofía vital interesante. La curiosidad y las ganas de ver como se traduce esa manera de pensar en líneas, hicieron el resto. Un préstamo que se convirtió en una compra y una adquisición que seguramente no será prestada…


En aquellos párrafos densos y profundos encontré la sazón para aliñar muchas reflexiones y el modo de ver desde fuera, lo que uno ha vivido y vive desde dentro… Fue reencontrarse con el mundo, aunque a veces ese mundo tuviera una difícil digestión. También fue descubrir paisajes, mirarse semidesnuda frente al espejo y recorrer el camino recogiendo pedacitos de pan.

No se qué me empujó a agradecer esa experiencia vivida a alguien que no necesita ni busca ese tipo de palmaditas en la espalda… No esperaba respuesta pero la tuve, y a pesar de esas idas y vueltas sin cruzarse, de la distancia geográfica y, sobretodo, de respeto, siguió dejando migas y algunas llegaron a mis manos…

Días antes de esa fecha marcada en rojo, me debatía entre si debía o no acercarme a la persona, o seguir admirándole desde la lejanía. La sociedad sigue necesitando héroes a los que admirar, pero a veces osamos aproximarnos demasiado a ellos, bajarles del pedestal al que un día les subimos, y no siempre volvemos a colocarlos de nuevo sobre la peana, confundiendo la talla personal con la profesional.

Al final pudo más la gratitud y la coherencia. Somos incluso cuando callamos, y a mi se me amontonan las emociones y las lágrimas en los ojos, incluso ahora, cuando lo recuerdo…

Las cosas que son siempre lo mismo, hablan,...
aunque otra cosa es que sepamos escuchar.