19.10.10

Te cuento (d-12)

Al final me armé de valor y llamé a Soledad. Le propuse encontrarnos esta tarde, en la cafetería que ha sido testigo de los momentos más especiales de mi vida. Es uno de esos lugares por los que, aún estando en una calle céntrica, uno pasa sin detenerse. Yo lo descubrí por casualidad hace muchos años, una tarde de lluvia en la que jugaba a ser príncipe azul.


Siempre que voy a Olimpia, espero que la mesa de la ventana se quede libre para sentarme durante unos instantes allí. Me gusta ver pasar los transeúntes por la acera ensimismados en sus pensamientos, como entonces…


En aquel rincón, viendo como los cristales se empañaban, encontré el valor para declararme a mi primera novia. Después he vuelto con asiduidad. A veces acompañado pero la mayoría de las veces solo. Me encanta el ambiente de ese lugar. Tanto que en ocasiones me pregunto si no será algo irracional cuando digo que no podría estar con alguien que no le gustase ese sitio en el que yo me siento como si estuviese en mi propia casa.

Javier

4 comentarios:

  1. Aaayyy...esperemos que a Soledad le guste ese rincón.

    Muuuack.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo2/7/07 16:09

    Puede que J. se quedara detenido en algún lugar del camino...puede que busque reemplazar lo que nunca tuvo...
    besotes ;-p

    ResponderEliminar
  3. Anónimo2/7/07 19:30

    Claro que se puede!

    cuando uno se queda ahí, memorando cielos que nunca fueron, busca sustituir añoranzas de "nadas" por "sueños de viento".
    :-)

    ResponderEliminar
  4. a soledad, em português: saudade,
    sentimento... persona...

    abrazo europeo

    ResponderEliminar