31.3.06

Rascamos

Nacemos y alguien nos dice que con esas manos moldearemos un mundo de barro y sentimientos. El tiempo ha sido un espectador impasible que nos ha visto crecer mientras nos asomábamos a ese espejo donde nos reflejamos.

A veces, sentimos la necesidad de abrir esa ventana de nuestro interior. Vemos lo que somos, escuchamos cómo los demas nos ven, y nos preguntamos cuánto tendremos que rascar en nuestra piel para descubrir cómo es realmente el que se esconde bajo ella.

Hay momentos en los que necesitamos encontrar respuestas a preguntas que vemos escritas en un atardecer, en una gota de rocío, en una mota de polvo.

Dicen que el futuro está anotado en un papel, bajo una pegatina que debemos rascar. Algunos escogen guardar ese sobre cerrado en los bolsillos del olvido, otros prueban su suerte observándolo a contraluz, y los menos, frotan ese cuadradito con manos firmes y ojos brillantes de esperanzas...

Hay instantes en los que nos olvidamos que el día a día se llena de rutina, que es necesario frotarlo, e incluso rascar para encontrar ilusiones bajo esa capa de tedio que nos ahoga.. Eso es para algunos, la vida. Eso somos nosotros

29.3.06

Agradecemos

Nacemos y construimos un mundo con sabor dulce, bañado en colores brillantes donde todo es posible con sólo cerrar los ojos.

Crecemos siguiendo la vereda de ese río que nos separa de los demás, mirando hacia la otra orilla y anhelando ese espacio donde todo parece más paradisíaco. Soñamos con perdernos por allí, con impregnar nuestra piel con esos aromas y con saborear los manjares que allí crecen.

Algunos días dejamos que la tristeza nos inunde el alma, y nos haga sentir desgraciados. Permitimos que los tonos grises tiñan nuestra mirada y nos olvidamos que los que viven en el otro lado de ese río, que a veces parece mar y otras un simple hilo de agua, envidian nuestro edén...

Somos victimas y verdugos, esclavos de esos pensamientos y de esas sensaciones que nos contaminan, de esa soledad que a veces resulta irrespirable.

Desde el margen de este riachuelo crecido con las lluvias, apenas si se pueden vislumbrar los almendros en flor. Bajo mis pies las primeras margaritas acarician los primeros rayos de sol primaverales.

Es el momento de renacer, de podar las ramas secas y abonar esos brotes, de recordar el invierno y conjugar el presente entre campos preñados de amapolas. Es tiempo de descubrir en los ojos ese brillo que dice más que las palabras, de expresar tantas y tantas cosas que se dicen en silencio.

A veces se subestima y no se sospecha hasta que punto algunos detalles, algunos mensajes fueron importantes para los que los recibieron, para mí. Es hora de compartir una sonrisa, un guiño y pronunciar un gracias...

26.3.06

Buscamos

Nacemos y morimos solos. Es la condición más nuestra de todas, o al menos así pensamos muchos. Fuimos tímidas margaritas que se asomaron cada primavera en el jardín de nuestra infancia, sonrisas picaras y ojos brillantes de ilusión cuando las mariposas aparecían en nuestra pradera. Creíamos que frotando aquella lámpara, que recuperamos de los escombros, tendríamos a nuestro alcance un mago que cumpliese nuestros deseos.

Crecer nos alejó de aquel paraíso. Fuimos cometas que arrastró el viento de las ambiciones, de un futuro mejor o de un destino caprichoso.
La tranquilidad es algo tan frágil como la tela de una araña. Un día, nos preguntaron inocentemente qué soñábamos ser de mayores cuando éramos niños, y sin pretenderlo destaparon un nido de serpientes. El tiempo no puede borrar lo que nunca existió. Nunca pusimos nombre al futuro. No nos atrevimos a soñar en voz alta. Quizá tuvimos miedo a que nuestras palabras fueran mágicas y se convirtiesen en realidad.

Hemos ido cogiendo trenes en marcha, a menudo sin mirar hacia que destino nos llevaban. Hemos amanecido en lugares desconocidos, y ahora nos preguntamos sino es el momento de regresar sobre nuestros pasos, y buscar esa lámpara que perdimos en el camino...

21.3.06

Pintamos

Nacemos y la oscuridad se convierte en luz, aunque a veces sólo veamos tinieblas. Vivíamos en un mundo lleno de colores mientras fuimos niños. Nos dejábamos impresionar por aquellos tonos brillantes que nos acompañaron como si fuesen nuestra segunda piel, y la de ese espacio que nos rodeaba. Nos enseñaron sus nombres y aprendimos a colorear las figuras como aquel que descubre una esperanza en medio de la desilusión.

Crecimos y nuestra paleta de colores fue decreciendo. Dejamos de ser osados. Abandonamos algunos tonos, y empezamos a vivir en los neutros.

Algunos delinean sus días en blanco y negro, entintan de tonos grises sus esperanzas y sus miedos, dejan que las sombras tapen sus ilusiones.

Dicen que no hay nada más maravilloso que perderse en una mirada. Asomarse a ese mundo desconocido que se oculta tras esa cortina de aguas cristalinas, y dejarse seducir por esos tonos turquesas que nos desafían y nos retan. Nada más hermoso que ver el mundo reflejado en ese espejo líquido.

Algunos ven la tormenta; otros el arco iris que las suceden. Unos entornan su mirada para ver su biografía en sepia; otros intentan poner tonos alegres en su vida y abren bien sus ojos para no perderse nada de lo que allí sucede...

Cada día es un lienzo donde cada uno pinta un fragmento de su vida...

17.3.06

Sobrevivimos

Nacemos y empezamos a vivir entre escombros. Llegamos a este mundo solos y del mismo modo partiremos de el. Con las manos en los bolsillos, sin equipaje. Fuimos buscadores de tesoros entre castillos derruidos por el tiempo, náufragos que alcanzaron la orilla de una isla abandonada. Veíamos palacios donde ahora quedan ruinas, playas donde sólo había charlos. El tiempo ha ido tiñendo de escepticismo nuestra mirada, ha puesto nubes negras al cielo azul de nuestra infancia.

Los recuerdos son fósiles, y los sueños cometas que arrastró el viento. El olvido es una cámara de video que sobrescribe el ayer con el ahora, la realidad con los sueños y viceversa.

Hemos dejado de preguntar, por miedo a escuchar algunas respuestas. Acallamos nuestra conciencia con discursos mediocres que usamos como escudos para no ver que bajo ellos hay un ser vulnerable. Nos repetimos que lo importante es vivir el día a día, que estamos bien, que somos felices como si haciéndolo nos auto convenciésemos, pero aunque no miremos las estrellas, ellas siempre estarán ahí.

Hemos crecido en un vertedero, esperando una oportunidad para alcanzar ese mundo que se ve tras los montones de trastos inservibles. Sobrevivimos en medio de esa pirámide de objetos malolientes. Somos tropezones flotando en una sopa castellana. Vivimos con la esperanza de que mañana sea nuestro día, y podamos alcanzar el horizonte aunque sea en ese camión que recoge la basura

15.3.06

Proponemos

Nacemos pero nuestro proyecto de vida comenzó antes aun sin que nosotros, los protagonistas, lo supiésemos. Todo comenzó en ese instante en el que el ser o no ser se encontraron y jugaron a la ruleta rusa.

Fuimos seres inocentes que vivimos ajenos a ese contrato que alguien firmó por nosotros. Nadie nos comentó que en letra pequeña venía anotado que ese acuerdo se renovaba día a día, y que habría un momento en el que seríamos nosotros quien asumiríamos esa responsabilidad.

Aprendimos a practicar el trueque cuando cambiábamos besos por golosinas. Empezamos a aceptar propuestas para encontrarnos en rincones alejados y compartir juegos y caricias.

Nos tendieron la mano, y la asimos como si fuese el gps que nos marcaba nuestro camino. Pocas veces nos preguntamos si nos llevaba al destino que un día soñamos. A veces ni siquiera sabíamos hacia donde nos dirigíamos. Fuimos veletas a las que la ambición o el miedo manejaron como si fuese viento o huracán.

Hemos ido aceptando propuestas. Unas veces las que deseamos y otras las que pensamos que eran menos malas. Hemos ido encorvando nuestra espalda, bajando nuestra mirada al suelo y vistiendo de negro para pasar desapercibidos. Hemos mudado nuestra piel rebelde por una de eterno conformismo. Hemos pasado de tender la mano, a dejarnos arrastrar por la que nos tendieron. Hemos dejado de lanzar propuestas, y nos cocinamos en la salsa de la mediocridad de la rutina.

Algunos han olvidado que la vida nos propone un nuevo día en cada amanecer, 24 horas para invertirlas a nuestro gusto, a nuestro modo… Algunos no ven que los tropiezos son simples avisos o llamadas de atención intentando despertarnos de este adormecimiento que a veces albergamos.

Hay personas que mirando a la luna, entre susurros, le piden a la vida que les siga proponiendo al alba nuevos retos, que les haga carantoñas, que les seduzca… y ellos, al alba, las aceptan.

13.3.06

Pensamos

Nacemos y empezamos a contagiarnos de ese aire contaminado. Hubo un momento en el que fuimos lienzos en blanco, después cortaron ese hilo que nos unía a ese mundo donde flotábamos. Nos abrieron la puerta y sentimos que la información nos bombardeaba. Éramos soldados en una guerra en la que no sabíamos ni que participábamos y mucho menos qué defendíamos.

Crecimos y fuimos reflexionando. Aprendimos que no es lo mismo oír que escuchar, ver que mirar. La lluvia dejó de resbalar por nuestra piel, y empezó a calar nuestros huesos.

Nadie nos enseñó a pensar. Nadie supo respondernos cuando preguntábamos cuál era el motivo que desencadenaba todas aquellas ideas que inundaban nuestra cabeza ni cómo librarnos de esas batallas cámpales.

Algunos descubrieron que pensar es un laberinto en el que se pierden, un péndulo que oscila sin encontrar una salida. Otros prefieren no cavilar, cerrar los ojos y vivir sin que sus pensamientos sean jueces de sus actos.

El tiempo transcurre mientras tejemos nuestra vida con hilos de reflexiones, mientras generamos balances con pros y contras, mientras deshojamos una margarita que nunca nos responderá a esa eterna pregunta de si nos quiere o no. Pensar es como vivir dos veces, es como recrear un tiempo pasado como si fuese presente, o un futuro que imaginamos tras las cortinas de los deseos.

Pensar es volver a recorrer parte de nuestro camino, a plantearse desvíos que nunca nos aventuramos a coger, a colocarse sobre zapatos que nunca usaremos, y a evaluar decisiones que jamás tomaremos… Pensar es construir vida con bloques de madera, recorrer los grises mientras caminamos del blanco al negro.

Dicen que un mundo nuevo no es más que un nuevo modo de pensar, pero lo realmente difícil es obrar según se piensa...

8.3.06

Hablamos

Nacemos y se rompe la calma. El aire arrancaba sonidos de nuestra garganta y entre muecas las palabras se escapaban de nuestros labios. Mirábamos e imitábamos, probábamos a emitir silabas que ser convirtieron palabras, y seguimos uniendo piezas como si de un mecano se tratase.

Nos enseñaron gramática, sintaxis y morfología de las palabras. Las pusimos bajo microscopios y las seccionamos con bisturís. Arrancamos su esencia en los diccionarios y buscamos sustitutos entre los sinónimos
Nos dijeron que eran la base sobre la que edificar la comunicación, pero nadie nos explicó cómo descifrar lo que se dice sin ellas, con un gesto o con una mirada.

Aprendimos que las palabras a veces se disfrazan con ironía, con metáforas de carnaval, con dobles sentidos, con aromas que desfiguran lo que son o lo que quieren decir.

Decimos cosas pero no siempre lo que oímos es lo que nos dijeron o lo que nos quisieron decir. Interpretamos lo que percibimos y también los silencios. Somos eternos aprendices.
Nos comentan que no hay preguntas sin respuestas, sino preguntas mal formuladas. Nos mostraron que el silencio es la respuesta más completa una pregunta sencilla, la que nadie espera pero que muchos necesitan. Nos recomendaron que hablesemos con el lenguaje del que nos escucha para decir lo que pensamos, pero no resulta fácil colocarse en la piel del otro .

Nos recordaron que la característica fundamental de la comunicación es que sea bidireccional, pero nos hemos quedado en los discursos y en los monólogos. Nos aseguraron que un hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, pero se olvidaron decirnos que tantos los unos como los otros nos pueden hacer mucho daño.

Hablamos, y hablamos... pero dos monólogos no constituyen un dialogo, y el silencio sólo debe romperse si es para mejorarlo.

2.3.06

Tememos

Nacemos y entre las partículas que respiramos, se cuelan algunas semillas de miedo. Nuestro inconsciente es tierra fértil donde germinan esas simientes. Aquellos años de nuestra infancia fueron abono y agua que hicieron crecer ese mundo de sombras que nos asustaba. Nuestra seguridad y valentía, el mejor herbicida.

Inundaron nuestra imaginación con cocos y hombres del saco, cuartos oscuros y fantasmas que aparecían al apagar la luz. Hemos crecido en un jardín donde las hierbas malas crecen e intentan ahogar nuestras ilusiones.

Fueron la cadena que nos retuvo unidos a aquel presente mediocre, el lastre del que no supimos desprendernos para alzar el vuelo. Son los hilos de la tela de araña donde nos sentimos atrapados, el veneno que nos paraliza, el freno a nuestras esperanzas.

Dicen que sólo los locos no tienen miedo, que los cobardes lo sienten pero no lo afrontan.
Algunos tenemos miedo a ese futuro que se vislumbra borroso ante nuestros ojos, a esos cientos de incógnitas que se plantean en nuestra cabeza. Algunos, si pudiésemos, echaríamos una hojeada a un instante de ese mañana que se conjuga entre temores.

Nos preocupan todas esas variables y circunstancias que no podemos controlar. El destino es una cebolla que vamos viviendo capa a capa. La juventud no es un analgésico para los que tenemos miedo al ocaso de nuestros días. El dolor y la soledad de la vejez nos asustan más que la muerte. Tememos descubrir un día que hemos dejado de ser nosotros, que somos unos autómatas desconocidos