12.6.09

Flores marchitas

No es nuevo, sino más bien algo cíclico, como las estaciones del año, aunque en este caso no haya una fecha exacta de inicio ni de fin. No florece necesariamente en primavera, ni se recoge el fruto a finales de verano o principios de otoño. Simplemente se presenta sin avisar, y decide quedarse un tiempo indeterminado…


Emigrar, volar, escapar, perderse, olvidar,… esa necesidad de empezar a irse, de fundirse en el horizonte, de camuflarse entre la niebla, de echar el telón, o simplemente de marchar borrando las huellas de nuestro camino…


Quizá sea un viaje de ida y vuelta, un eterno retorno, un "viene el lobo" que no acaba de llegar, o quizá esta vez sea un punto final en lugar de un punto y aparte, un festín de vísceras y sangre para el animal, una huida hacia el precipicio del olvido necesario, un sueño infinito, un hasta luego definitivo, un asta del toro de la vida que nos atraviesa y nos hiere mortalmente…

10.6.09

Empezar a irse

Como un péndulo que oscila entre dos puntos, como las olas que van y vienen hasta la orilla, como los puntos y seguidos, como los ciclos de las estaciones que se van para sucederse…

Como los amaneceres, como la llama de una vela, como el cabo del que deshacer lo tejido…

Quizá la vida sea simplemente eso: soñar con encontrar la serenidad en el horizonte, imaginar que la felicidad está al alcance de nuestras manos, y repetírnoslo, en diferentes idiomas y modos, hasta creérnoslo. Tal vez, es necesario aprender a sortear contratiempos y fracasos, a mirar hacia delante con precaución pero sin miedo,…

Como las hojas secas en otoño, como el agua del río camino del mar, como las estrellas moribundas,..

Como el silencio que embarga el patio de butacas tras la función, como la pagina en blanco final de un libro, como la soledad de una playa en un invierno, como esa infancia que empieza a irse, como esa necesidad de escapar y perderse entre la niebla del olvido…

4.6.09

Sigues

Sigues teniendo reflejada la ilusión en tu cara, el brillo de la esperanza asomándose al balcón de tus ojos, la energía de la juventud y la osadía de los niños.

Sigues disfrutando construyendo castillos de naipes, esbozando sueños entre garabatos en tinta negra. Sigues siendo un buscador de sonrisas, de tesoros perdidos y oportunidades olvidadas.

Sigues zigzagueando la vida, porque es la única manera que conoces de seguir avanzando.

Sigues mirando hacia el futuro, pero tienes los pies anclados en ese pasado que te impide seguir hacia delante.

Sigues siendo tú, con tus secretos guardados en la manga de alguna vieja chaqueta de la que no logras desprenderte, con el lastre de las circunstancias entorpeciendo tus pasos, con tus idas y vueltas mentales, con tus silencios y con tu piquito de oro…

Sigues siendo tú, pero quizá yo ya no soy yo…