27.9.06

Mecanismos

A veces uno se pregunta cuál es ese extraño mecanismo que rige la mente, por qué hay personas que sólo necesitan mirarse a los ojos para comunicarse y otras, nunca tendrán suficientes palabras para hacerse entender por más que lo intenten.

Parece como si algunas personas estuviésemos condenados a no encontrar un punto de coincidencia, a caminar por caminos opuestos, a no encontrarnos en este laberinto de apenas un metro cuadrado.

El mundo seguirá girando, la primavera sucederá al invierno y los témpanos de hielo entre unos y otros no se derretirán ni en pleno mes de agosto.

Uno se pregunta cómo puede despejar esa incógnita en la ecuación de la vida y conseguir que dos imanes dejen de repelerse.

Hay días, como hoy, en los que uno busca ese procedimiento dónde se nos indica cómo relacionarse correctamente e investiga, dónde está el botón que invierte los desencuentros, que calma los nervios y hace a las personas un poco más receptivas..

26.9.06

Ocaso del verano

No necesité girar la cabeza para sentir que se había ido. Sin despedidas, como todos los años. Siempre cuando llega tiene en su bolsillo el billete de partida. Cerrado, sin posibilidad de adelantarlo ni retrasarlo.
Supe que se había ido cuando al mirar el horizonte descubrí los tonos rojizos en los hayedos y las hojas secas de los castaños formando remolinos en el parque.
Los días menguan y el viento sopla. Los rayos de sol se asoman cansados entre las ramas de los chopos que acompañan el río. La lluvia nos saluda e intenta arrastrar de nuestros rostros la tristeza por un verano que se conjuga con pretéritos perfectos.
Todo cambia de olor, de color para que nada cambie. La vendimia convierte en néctar de dioses las uvas doradas al sol. Los árboles se despojan de sus vestiduras, nos enseñan su torso desnudo, y nos tienen generosos sus frutos. Todo parece reducirse a la simplicidad del que da sin esperar nada a cambio. Todo parece decir: lo que ves, es lo que hay.
Se fue. Cerró la puerta de madrugada, y se perdió descalzo por esos caminos donde vimos algunos atardeceres estivales. En su equipaje se llevó nuestros sueños de amores veraniegos eternos.
Se ha ido, y en sus últimos días ha ido esparciendo semillas de esperanza en esa tierra fértil… Un nuevo renacer que se conjuga en presente en cada amanecer.. ¡asi es la vida!

21.9.06

Tiempos

Son tiempos de preparar la tierra y reflexionar sobre las semillas que vamos a plantar. Un inmenso campo en barbecho se nos ofrece y, uno debe seleccionar concienzudamente la simiente, porque uno es libre en esta elección, pero está obligado a recoger la cosecha.

Son tiempos de reflexiones y agradecimientos…

Una escribe para seguir existiendo, para hablar sin levantar la voz. También para alejar fantasmas y responderse a preguntas que la conciencia le hace. Una escribe para no olvidar, para apresar las sensaciones que hicieron de un momento algo inolvidable. Una escribe y juega con las palabras. Pinta un cuadro que sólo se ve, cuando se rasca la pintura que lo oculta. Todo tiene una segunda lectura, y esa sólo está accesible para aquel que sabe además de mirar, ver.

Son tiempos de agradecimientos y reflexiones

Una agradece los silencios y las palabras, lo que se dice y también lo que se hace, a veces públicamente y otras anónimamente. Una es afortunada. En algunas ocasiones, una siente que recibe mucho más de lo que da, y que algunas palabras, algunos gestos son tan valiosos como alguno de esos tesoros que guarda en mar algún barco pirata.

Nacemos y comenzamos a aprender. Morimos el día que esa sed de saber desaparece de nuestras vidas, cuando las ilusiones se diluyen y la esperanza se convierte en gramática.

Son tiempos de reflexiones y agradecimientos…

Una vuelve a remover la tierra, a preparar los surcos y a seleccionar las semillas. En este vaivén de criba, todo se reduce a una palabra: gracias.

14.9.06

Echate a volar

Siempre admiré aquellas pequeñas bolitas rojas que recorrían las flores y los arbustos buscando el lugar allí donde acababa su mundo, o la cima más alta desde donde admirar el horizonte. Solía colocar mis dedos como si fuesen la extensión de las hojas o de las ramas esperando que aquellos bichitos pasasen a mi mano.
Me quedaba absorta mirando cómo recorrían mis brazos y, me preguntaba cuánto tiempo pasaría antes de que echase a volar. El deambular de la mariquita en mi piel me provocaba cosquillas. Después unas diminutas alas asomaban bajo aquel paraguas colorado de lunares negros. Yo cerraba los ojos, me ponía a cantar y pensaba un deseo. Al abrirlos, ella había partido en busca de mis sueños…
Mariquita, mariquita
cuentame los dedos
y echate a volar…

6.9.06

Gotas de imaginación

En una caja de hojalata, de aquellas en las que se vendía el membrillo encontré el tesoro más valioso que mi abuela conservaba. Nunca nos había hablado de ello. Tampoco la historia lo recuerda y, sin embargo, desde que encontré aquella carta a la posteridad supe el motivo de aquel color rojo de su tierra.

Numancia, en el verano 133 a. C

Soy Ailes, una de las últimas mujeres celtiberas. Apenas si he cumplido veinte años y, he decidido morir. La desolación y el desánimo son la sombra que nos acompaña en el deambular por el poblado. El hambre se hace insufrible en esta llanura. Hemos dejado de pedir a los arévacos que vengan a nuestro auxilio. Hace meses que se muestran indiferentes ante nuestro asedio.

De un tiempo acá Paulo Emilio no acude a nuestra cita cada atardecer, en las orillas del río. Tampoco los centuriones que nos acompañaban otras tardes han vuelto a bañarse con nosotras. Sólo un par de muchachos se han atrevido a acercarse hasta allí atraídos por la curiosidad. Querían ver con sus ojos la belleza de las sirenas del Duero, y escuchar la dulzura de nuestra voz. Miraban maravillados, como todos los romanos cuando se aproximan por primera vez. Apenas si era unos niños. Hablaban entre ellos con la confidencialidad que da saberse extranjero. Contaban historias de su campamento y noticias que nos han entristecido.
Roma ha enviado un nuevo emisario. Tiene fama de hombre duro e implacable. Ha encerrado a Paulo y ha prohibido a los centuriones, bajo pena de muerte, que visiten el río. Quiere evitar que caigan en nuestros hechizos, en nuestros brazos.

Las condiciones de las negociaciones son inaceptables. El consejo sigue pensando en resistir, mientras los ancianos y los niños siguen muriendo.

Prefiero morir a que alguien me haga su esclava. Nadie más que Paulo pondrá sus manos sobre mi piel. La locura y la cordura se entremezclan como Urbión y las nubes. Regalé mi corazón a las orillas del Duero. Ahora, mi sangre fecundará esta tierra y mi cuerpo será el alimento de los valientes…

4.9.06

Princesita

Dicen que la vida es un cuento que uno va escribiendo página a página. El mío, desde que Ella llegó, tiene una princesa que se convierte en hada madrina. He descubierto que sus ojos son grandes manantiales donde la ternura brota, y la inocencia es la pintura con la que dibuja sus mejores sonrisas. Su voz es como el canto de las sirenas y sus besos la mejor medicina. Me ha mostrado agarrada a su mano como el mundo se ve multicolor. He descubierto a través de sus pupilas cientos de historias que su imaginación crea.
Ella es mágica como todos los niños. Sabe girar el picaporte de la puerta del tiempo, girar las manecillas del reloj al revés, y congelar instantes para que sean eternos. Te traslada a tiempos conjugados en pretéritos, con la misma facilidad que un mago saca un conejo de la chistera. Te convierte en niño con sus hechizos.
Dicen que la vida es un cuento. Quizás por eso siento que cuando Ella me mira, me sonríe, me habla.. es como si hubiese salido el genio de la lámpara...

1.9.06

Sombras

Otro día más la noche hace suya la ciudad. La cubre con su manto de estrellas y la promete la luna como buen amante. Cogidos de la mano se esconden. Buscan lugares oscuros, lejos de las miradas indiscretas de la luz de las farolas. Se deshacen en arrumacos, en besos que saben a gloria. Las caricias redescubren la geografía de la piel. Los poros son pozos de deseo esperando ser sondeados. Las espaldas se arquean como mimbres. El mundo desaparece por ese ombligo que marca el camino. La respiración se entrecorta. La fuerza del campo magnético aumenta. Las distancias se minimizan. El polo norte se derrite, el infierno se congela…
Otro día más. Un nuevo amanecer. Luces y sombras que se combinan con unas gotas de realidad y un chorrito de fantasia..