Somos incluso en el olvido. Al nacer comenzamos a escribir nuestra historia, a veces sin palabras y otras con montones de ellas. Vamos añadiendo a cada paso algunas gotas de ilusión y una pizca de nostalgias. Avanzamos. Siempre avanzamos, incluso cuando estamos inmersos en algún laberinto de incertidumbres. No se pueden recoger los pasos ni desandar lo andado. Somos gotas de lluvia camino del mar.
Nuestra conciencia es nuestro juez y la memoria, el libro que llevamos con nosotros. Cargamos sobre nuestras espaldas sueños y realidades, decepciones y éxitos, viajes de ida y algunos de retorno. Tenemos cicatrices en el alma y escarcha en la mirada.
Somos siluetas en el espejo, reflejos en el agua, sombras en un día de sol, estatuas de sal.
En ocasiones somos un mundo y en otras, cenizas de un fuego extinguido…