27.2.07

Hada

Es la niña de mis ojos, la puerta entreabierta por la que me cuelo y regreso a la infancia, el espejo en el que se asoma la niña que fui y, que gracias a ella regresa.

Reflejarse en sus pupilas es bañarse en un mar de ternura y caricias, es jugar con una cometa de sueños, asistir en primera fila al mejor espectáculo de magia.

Es el arco iris que resplandece tras la tormenta, la mano que me arrastra al paraíso de la niñez, la paleta de colores con la que pinta mis días grises.

Es el torbellino que me arrastra y me da vida, la voz risueña que contagia entusiasmo.

Asomarse a su retina es retroceder en el tiempo, disfrutar del entonces ahora, mirar y ver a través de los años.

Es la princesa de mi cuento, la hechicera que hace que el tiempo retroceda y el reloj se pare. Es el amor puro e incondicional, la adoración mutua, el tono anaranjado de mis amaneceres…

2.2.07

Posos

Tenía la mirada fija en aquel mar de nubes, los pensamientos volaban entre el frío de la mañana y los desvelos. Atrás quedaban las luces de la ciudad, las caras conocidas, y varios puntos en el volumen de voz. Tenía la resignación tatuada en el alma, el “es lo que toca” a flor de piel y algunos ecos de preguntas con respuesta desconocida.

Arrastraba un equipaje que no ocupaba lugar, pero pesaba demasiado. Los miedos y las incertidumbres, las esperanzas y los sueños se habían hecho un hueco entre las ropas. También, algunos consejos útiles y guías prácticas que pretenden acércanos a sus costumbres, minimizando las caras atónitas y la sensación de ser extranjeros.

Recordaba la cantidad de obstáculos que había tenido que saltar hasta llegar a estar sentada ahí, la ilusión de la primera vez que fue y el estoicismo de ésta. Estaba escribiendo el inicio de una nueva experiencia. Intuía que más allá del olor de aquel café, de su cuerpo, lo que recordaría pasado el tiempo eran los posos..