29.12.06

Silencios

Nunca he guardado silencios y es como si los custodiase. Mi alma es como un pastor que conociese el valor de las palabras y del calor de los rayos de sol en invierno. Tiene la piel curtida por el viento y la mirada pausada. Sus sueños se escriben en la superficie del agua, en la arena de la playa, con palabras de viento. Sus pensamientos se olvidan, sus realidades se colorean y domestican como aquel elefante que se ata a un poste para que no escape.

El subconsciente guía esa manada de reflexiones y pensamientos. Los ordenas, los viste y maquilla. Desde la sombra, los conduce por caminos de incomprensión y escepticismo, los sube por montañas de dolor y decepciones, y los deja descansar en las praderas de la esperanza.

Nunca he guardado silencios y, sin embargo, entre ellos crezco. Si los escuchas, los oyes. Son grandes maestros.

18.12.06

Sin

Pienso mientras el tic tac del reloj me acompaña en todo lo que se ha ido quedando en el camino, en todos esos instantes que siguen vivos en nuestra memoria, en todas esas personas que levantaron el vuelo y se alejaron, en todo lo que extraviamos en algún cruce de carreteras.

Sólo hay billete de ida. No hay posibilidad de retorno.

Las noches se han vestido de luto, se han quedado huérfanas, mudas. Bajo la luz de la farola las sombras se convierten en princesas, amantes que se comen a besos hasta que las campanadas del reloj de la iglesia rompen el hechizo.

Pienso es esas cenicientas que regresan a casa, en sus pasos precipitados que suenan en una calle empedrada, repleta de penumbras y silencios que se esconden tras las esquinas, en todos esos zapatos de cristal que se caen en las alcantarillas.

Flores que se marchitan, estrellas que se extinguen, fuegos que se apagan, marcos sin fotos…

15.12.06

Entre cenizas

Cuando uno camina por ese laberinto de muros de piedra, uno no puede evitar cerrar los ojos e imaginar cómo podría ser hace unos siglos la estampa real de ese cerro donde el cierzo sopla insistentemente. Defender su tierra les convirtió en héroes y les condenó a muerte.

Dicen que uno debe irse para quedarse para siempre.
No hay camino de retorno cuando se cruza ese umbral. Uno sabe que como gotas de lluvia, desapareceremos por uno de esos resquicios que hay en la tierra. Memoria u olvido, vidas que enmudecen y ausencias que se hacen presentes...

Vivir es detenerse frente a la nada, sentir que uno empequeñece hasta ser una mota de polvo que sobrevuela lo efímero.

Mientras uno pasea por ese lugar que castigaron con no reconstruir, uno no puede dejar de preguntarse qué es lo que hizo que nada no fuese sinónimo de olvido, sino el nacimiento de un mito, de una leyenda...

12.12.06

Pasos perdidos

Hay lugares que llevan demasiado tiempo en el debe de esa contabilidad casera. Hay días en los que uno deja que sus pasos cobren vida y se pierdan por laberintos de sendas y caminos.

Avanzamos con la mirada perdida en esa montaña que esconde la tierra prometida, el tesoro que soñamos descubrir.

Es diciembre en esta tierra que sólo aparece en las noticias meteorológicas, y sin embargo, los paisajes parecen vestidos de primavera. Si escuchas, se oye el silencio.

El viento juega en las praderas del este valle, saluda al muerdazo que engalana las ramas de los chopos que a estas alturas del otoño se muestran desnudas. Si observas, ves cómo el monte se engalana para despedir el año.

Hay momentos en los que uno siente que tiene frente así el paraíso y uno se recrimina no haber ido antes. Pero la magia de los sitios depende también de la ilusión de los ojos que los miran.

30.11.06

Vendrán

Hay días en los que una se siente vieja aunque apenas si haya rozado la treintena, en los que el frío del invierno se cuela entre los ojales y la piel se encoge buscando el calor del paño del abrigo.

El brillo de los rayos de sol se torna opaco en los cielos grises que se suceden como ecos otoñales del estribillo de la canción de verano. Todo parece ralentizado. Incluso las hojas parecen suspendidas en el aire unos segundos antes de continuar su viaje desde las ramas al suelo. El viento y la lluvia han borrado de nuestra memoria los recuerdos vibrantes del estío. Parece que todo ocurrió ayer y, sin embargo, hemos recorrido gran parte de ese camino que nos aleja de esos instantes de rocío y hierbabuena.

Subimos las solapas de la cazadora. La bufanda es ese abrazo cálido e incondicional donde refugiarnos; los guantes, las manos que asían las nuestras y tiran de nosotros hacia delante.

Hay amaneceres en los que la apatía decolora el futuro, los paisajes, el día a día. Uno descubre que en lugar de caminar, arrastra los pies y, por más que rebusque en los bolsillos, las ilusiones parecen haberse caído por algún descosido. Uno vuelve a colocarse el abrigo sobre los hombros, se ajusta el cinturón y piensa: “otros días vendrán” mientras esboza una tímida sonrisa…

28.11.06

Tout passe

Nunca he sentido como ahora la celeridad con la que pasa el tiempo, la necesidad casi obsesiva de atrapar instantes, sensaciones e imágenes como si fuesen eternos. Congelar esas gotas de tiempo, y revivirlas a cámara lenta.

En medio de un bosque de árboles de hoja caduca, en las noches de frío y viento, uno busca entre el laberinto de sombras, un lugar donde refugiarse y descansar, donde volver a rememorar pasadas primaveras mientras uno recobra las fuerzas y el entusiasmo para seguir. Dicen que quien se cobija de la lluvia bajo un árbol, acaba mojado dos veces, pero quizá es necesario bajar del escenario, y mirar desde las butacas la función.

En la vida “tout passe, tout casse… et tout se remplace (*)“ recuerdan a menudo los franceses. Tres escalones que debemos subir para continuar el camino… C’est la vie
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(*) Todo pasa, todo se rompe.. y todo se reemplaza

24.11.06

Reloj sin arena

Tengo miedo. Me angustia ver como pasa el tiempo y sentir que hoy ha sido igual a ayer y que mañana será una copia de baja calidad del ahora. Es otoño en los parques. Los maniquíes de los escaparates parecen sentir el frío del invierno. Yo no sabría decir ni a cuántos estamos. Parece como si mi reloj se hubiese parado en un tiempo atrás y, desde entonces, parece funcionar a trompicones.
Tengo temor a encontrarme un día cara a cara con la que fui, y no saber qué responderle cuando me pregunte qué hice con mi vida, con mis sueños, con mi tiempo…

Me pesan los pasos que he dado y los que no dí, las huellas que he ido dejando en ese camino sin retorno, la soledad que a veces se confunde con la sombra que me acompaña incluso en los días grises.

Dicen que vivir es cambiar, que las estaciones nos lo muestran una y otra vez, año tras año. Uno reflexiona. Sabe que no se puede ni se debe detener el viento con las manos, que la belleza y el valor de algunas cosas sólo existen en la libertad…

19.11.06

Sueño

Nunca recuerdo mis sueños. Mis despertares no vienen acompañados de esas aventuras en las que he estado inmersa durante la noche. Al traspasar ese umbral donde el inconsciente reina, se borran esos viajes a camino entre la realidad y la fantasía. Si existieron o no esas andanzas es un misterio.

Hoy al despertar, en los bolsillos de la memoria, venía escrita una historia. Describía una situación curiosa: un octavo piso, un ventanal que da a una calle sin salida, un edificio cercano y varios adolescentes que se dedican a hacer extrañas piruetas desafiando la gravedad. Saltan por las ventanas a la calle, a veces con un monopatín. Uno tras otro, sin que nadie salga lesionado a pesar de tal altura. Tengo una visita muy especial: mi primo favorito. Estamos hablando y de pronto, Él abre la ventana y salta. No nos asomamos, intuimos el resultado. Ya en la calle, vemos una ambulancia y un cuerpo tapado con una tela blanca ensangrentada. No hay nerviosismo ni lágrimas. Se respira un ambiente tranquilo, sereno…

17.11.06

Relativo

Me gusta mirar atrás con los ojos abiertos para distinguir los juegos de las sombras en la realidad. Repasar los recuerdos y discernir la auténtica forma de las cosas dentro del contexto de las circunstancias.
Nos obsesionamos con ponerle nombre a todo, como si no tenerlo significase no existir. Y sin embargo, la mayoría de lo que es nuestro día a día, no tiene significado por ello mismo, sino que es el resultado de una comparación. ¿Qué es el calor? ¿Cinco grados es frío? ¿120 centímetros es mucho?

Casi todo es relativo. El pasado son las sombras con las que damos profundidad al presente. Olvidar el trayecto que nos trajo aquí, es acercar el zoom hasta centrarlo en un punto diminuto en el cuadro. Algunas cosas sólo tienen sentido o valor dentro de un contexto. Si las sacamos de ahí pierden gran parte de su importancia.

Es interesante girar la cabeza y observar el camino recorrido para evaluar a donde hemos llegado. Hoy sólo es el punto de llegada de entonces, el punto de partida de mañana…

16.11.06

Sr. Andrés

Se ha ido en un día teñido de niebla en un atípico mes de noviembre. Ha escrito su despedida en el lienzo blanco con el que ha amanecido el pueblo. Su voz era el eco que repetía en forma de poesía, los últimos cien años de la historia de esa tierra bañada en vino blanco. Su alma ha abandonado ese cuerpo que tenía anotada una fecha de caducidad. El cuerpo es una cárcel donde los sentimientos viven. Sus ilusiones sabían cigarrillos recién liados, su esperanza tenía aroma a tabaco.

Con su muerte, sus paisanos se han quedado huérfanos. Se ha llevado, aun sin saberlo, un torrente de experiencias únicas e intransferibles que sólo Él podía sacar a la luz. Cada uno llevamos en nuestro interior una historia que, como las huellas dactilares, es absolutamente singular. El señor Andrés supo traducir ese libro, lo convirtió en poesía.

Se ha ido y, como dice Esther, con El se va irremediablemente una parte de la historia que El sólo conocía y que Él solo sabía contar…
¡Lástima no haberle conocido!

14.11.06

Nada

Había olvidado cómo eran esos amaneceres teñidos de niebla. El paisaje es un lienzo en blanco esperando el regreso de esos colores que emigraron.
Todo parece nada. Siluetas y caminos que se esconden; sombras que desaparecen en el transcurso de un pestañeo, de una mirada. Una fina capa de pintura blanca es la catarata en nuestros ojos. La miopía desaparece, sólo existe lo más cercano. El resto es ausencia.
Caminar es perderse en un laberinto, colocar un pie delante de otro como si fuésemos un funambulista en lo alto de la carpa, sentir como la ceguera se apodera de nuestras retinas, olvidar el miedo y el vértigo. La existencia se esconde tras esa cortina opaca. Como si fuese un truco de magia, todo se convierte en nada…

10.11.06

Hadas

Es inevitable. Cuando me cruzo con cualquiera de ellos, no puedo evitar mirarles y sonreírles. Ellos siempre te devuelven una sonrisa. Me podría perder, y no regresar jamás, en esas miradas curiosas, hambrientas de conocer. Me sorprende su capacidad de pasar de las lágrimas a las carcajadas en milésimas de segundos.

Dicen que son quitapenas, que a su lado uno olvida la vergüenza, los dolores y hasta un mal día.

Ayer descubrí entre las estanterías de la biblioteca, uno de ellos. Era un hada. Apenas si tendría un par de añitos. Sus piernas, enfundadas en unos leotardos rositas, colgaban en ese bordillo de la ventana que hace sus funciones de silla improvisada. Su cara se escondía entre las páginas de un cuento. Parecía comérselo con los ojos de tan cerca que lo tenía. Permanecí mirando esa estampa tan tierna hasta que ella levantó su mirada de los dibujos y pasando una hoja, me dijo: Estoy leyendo. En ese instante caí rendida a sus pies…

9.11.06

Lloviznas

Supe que aquel instante era único e irrepetible, incluso cuando lo estaba viviendo. La percepción de las cosas cambia cuando anulamos algunos sentidos, cuando eliminamos algunas impurezas y nos concentramos en sólo eso que parece cobrar más importancia.

Recuerdo ese instante mudo, como si el ruido del tráfico se hubiese evaporado; inoloro a pesar de estar en mitad de un jardín en otoño. Sólo los pensamientos y el paisaje parecen significativos. La lluvia era un chirimiri que refrescaba la piel, que le envolvía como si fuese un manto. Desde ese puente de hierro, las luces de la ciudad se reflejaban en el agua formando siluetas que se desplazaban en esa oscuridad que acompañaba al río. El paseo era un desierto. La soledad era la única compañera de trayecto.

A veces ser y estar es el mismo verbo. Uno admite que ha dejado de pensar, porque hacerlo le hace daño. Prefiere mirar desde detrás del cristal de la ventana. Allí las cosas se viven en tercera persona en lugar de primera. No hay ningún paraguas ni ninguna armadura que nos aísle de la llovizna de nuestras reflexiones. Por mucho que corramos, uno no puede escapar de uno mismo. Las preguntas siempre están ahí, aunque a veces les hagamos oídos sordos.

7.11.06

Recortes

En algún olvidado rincón de esa estantería se han ido apilando apuntes y largas tiras de papel continuo está una vieja carpetilla. Guarda recortes de periódicos y revistas, donde aparecen pensamientos, poemas o textos que un día atraparon mi atención o mi curiosidad. Son piezas de un puzzle que nunca se acabará de construir. Perdimos en el camino alguna de ellas.

Atrás quedan los pasos perdidos por los pasillos de la universidad, las miradas esperanzadoras a las listas de resultados, el agobio de las épocas de exámenes, los amigos que un día tejimos entre clases. En ese punto del camino se ancharon las horas de cafetería y biblioteca, las jornadas maratonianas de la entrega de prácticas y ese periódico universitario donde algunos escribían sus mensajes.

El otoño llego a nuestras vidas. Los recuerdos son hojas con las que juega el viento. El punto final fue el inicio de nuestra andadura en solitario. Todo es efímero. Aquel tiempo también. Y sin embargo, aún hay días en los que la era digital llama a nuestra puerta. Nos deja asomarnos a ese periódico universitario, como entonces. Ya no nos sentimos identificados. Somos extraños, curiosos que buscan en la sección de mensajes alguno que les lleve a un tiempo conjugado en pasado. Fuimos cobardes, pobres hasta para pedir o soñar. Hoy leo que Gargole busca a alguien para escribir un cuento. Alguien real,- dice, aunque habla de cenicientas que se convierten en princesas, príncipes y mendigos y, esos sólo existen entre la fantasía y la realidad de algunos cuentos…

3.11.06

Al borde del acantilado

Envidio a los locos. Esos seres capaces de vivir al borde de los acantilados sin sentir miedo. Residen en un país donde los sueños extraños se mezclan con la irrealidad más inverosímil y, las leyes que gobiernan el pensamiento han sido abolidas.

Ellos no entienden de lógica ni razonamientos. En su mundo todo es posible, lo fantástico se hace constante y las normas son muros que fueron derribados. Todo ocurre o es factible que así ocurra. Su imaginación es un pájaro que vuela en libertad. La gravedad o lógica desapareció de su mente. Les basta cerrar sus ojos, para que esa voluntad ilusoria les permita viajar hasta el último rincón de la fantasía, para ser príncipes, dioses o emperadores, para poseer todas las riquezas del mundo o saborear el manjar más exquisito, para ser jóvenes, bellos y siempre amados. Son felices, o pueden serlo porque la felicidad está al alcance de su mano. Se vende en las tiendas de todo a 100. Para ellos no existe la realidad, esa camisa de fuerza que en la que estamos atrapados.

Me atrae su espíritu vagabundo, su deambular desorientado con las manos en los bolsillos y, la mirada perdida en algún punto de ese horizonte que bien podría ser un volcán en cuyo interior borbotea un torrente desconocido, que no sabe ni de dónde viene, ni a dónde va.

De nada sirve llamar a la puerta de su universo, observar el origen y el destino de algo que no existe a la luz de la realidad. Son ideas extrañas. Sólo existen en la nube infranqueable de la demencia, allí donde nada está encadenado por la razón.

24.10.06

Noches de lluvia

Otro amanecer sin ti. La alarma del despertador pone fin a otra eterna noche, como aquellas en las que te quedabas absorto mirando por la ventana. Entonces, la lluvia caía melancólicamente y tú permanecías despierto durante horas escuchando esa sinfonía que interpretaban las gotas al caer. Siempre hablabas de la magia que se respiraba en el aire en esos instantes, de las caricias heladas que erizaban la piel y de esa nostalgia con la que vestías tu mirada. Parecías hipnotizado frente a los cristales, como si quisieses descubrir ese jeroglífico que se dibujaba en ellos. Ni siquiera notabas mi presencia cuando me abrazada a tu cintura. Cuántas veces me he preguntado dónde estaría tu mente en esos momentos, en que planeta estarías paseando, en qué tiempo conjugarías las cosas.

La lluvia sigue despertándome en esas madrugadas. Las sabanas frías y ese lado desierto de la cama me empujan a salir a buscarte frente a balcón. Cuando llego allí y descubro esa habitación vacía, siento como el mundo cae sobre mi cabeza. Recuerdo que te has ido. En una noche de esas que tanto te gustaban. Me abrazo frente a ese acantilado metafórico para consolarme e infundirme valor mientras busco, entre las gotas de agua, una que tenga algún mensaje tuyo para mi.

20.10.06

Zapatos olvidados

Dicen que todos llevamos en nuestro interior un narrador y una historia que contar pero que no todos somos capaces de hacerlo. El modo y el cuándo depende de cada uno de nosotros y de nuestras habilidades. Es como si nos hubiesen abandonado en medio de un laberinto sin instrucciones y tuviésemos que hallar la salida. Encontrar esa herramienta en la que expresarnos es el primer peldaño de esa escalera. No es fácil hallar ese utensilio con el que crear y percibir espacios. Recuerdo que de niña, dibujar era mi manera de enseñar mi mundo y, sin embargo, con el paso de los años mi torpeza con los lápices de colores ha ido en tal aumento que hoy me siento incapaz de hacerlo. Quizá no haya nada que contar a través de esa paleta de colores, y el lienzo deba continuar esperando otra mejor ocasión o, tal vez no haya historia que contar.

La imaginación es una trabajadora infatigable. La realidad también, pero quizá, el subconsciente sea el ausente más presente en esas historias que se tejen. Siempre he creído que es el guionista de nuestros sueños, el que mueve desde la lejanía los hilos de nuestro comportamiento.

Todos tenemos algo que narrar o, acaso, sea más adecuado pensar que hay una historia con miles de ellas entremezcladas esperando el momento adecuado para salir a la superficie. Volcanes dormidos esperando entrar en erupción, silencios que aguardan ser liberados de su secuestro.

Lanzo de nuevo mi caña a ese lago donde los peces son relatos de viajes reales e imaginarios que anhelan ser contados. El anzuelo se hunde, el sedal se tensa… Tal vez al otro extremo del hilo, esté mi historia o, posiblemente de nuevo, un viejo zapato olvidado…

18.10.06

Juguetes rotos

Siempre supe que llegaría ese día en el que uno tiene que desnudarse y mostrar a la luz lo que la deslumbrante novedad ha dejado ensombrecido. En ese instante no se priva uno de ser, sino todo lo contrario: uno es un yo más intenso. Hay un momento en el que uno deja de meter tripa, de decir lo que los demás quieren oír. Entonces, el actor que todos llevamos dentro, abandona el escenario y olvida su papel. El cuándo ocurre esa metamorfosis depende de cada uno y de sus circunstancias. Uno muda la piel, evoluciona, se adapta…

Siento fascinación por las noches de lluvia, por la figura de una actriz que sale por la puerta de atrás del teatro tras la función. Despacio, ella se sube el cuello al abrigo, se coloca el bolso y abre ese paraguas que detiene el tiempo y enciende la mecha de las reflexiones. Es mi manera de representar visualmente el regreso metafórico a la esencia de las cosas, una manera de eliminar lo superfluo, y disfrutar ese periodo en el que uno va descubriendo, capa a capa como si se tratase de una cebolla, ese mundo que nos rodea.

La vida nos coloca en alguna etapa en un pedestal. Después comenzamos a bajar escalones, y el héroe que un día fuimos se difumina. Pasamos de ser el último grito, a ser juguetes rotos a los que se abandona. Sin corsé, dejamos de ajustarnos al molde que nos asignaron inicialmente. Nos marchitamos o, quizá, sea más justo pensar que la efímera belleza de las flores, deja al descubierto un fruto no siempre apto para todos los paladares…

14.10.06

Si te vienes

Si te vienes conmigo te enseñaré palmo a palmo la tierra que me vio nacer. Te llevaré allí donde el Duero derrama sus primeras lágrimas, en las faldas del Urbión. Le acompañaremos en sus primeros pasos por los verdes pinares y nos bañaremos en las charcas bajo las cascadas que forma en su camino. Seguiremos a su vera escuchando sus versos de agua, como si nos hubiese hipnotizado.

Subiremos al Mirón para ver como abraza a la ciudad a modo de despedida, antes de continuar su camino hacia el mar. Pasearemos por esos rincones que inspiraron a Gerardo Diego, Machado y Bécquer. Escribiremos nuestros nombres en el tronco de algun arbol del paseo de los chopos.

Nos subiremos a lomos de un caballo para seguir al Cid en su destierro. Descansaremos en cada pueblo que encontremos en nuestro camino, buscaremos ese puente de 12 ojos por el que pasa el río, y le acompañaremos en su discurrir.

Beberemos ese néctar de los dioses que algunos llaman vino, de la ribera del Duero soriana. Visitaremos castillos de moros y cristianos, uniremos con nuestra mirada las atalayas. Cerraremos los ojos para imaginar aquellas batallas que enfrentaron a moros y cristianos. Grabaremos en nuestras retinas inmensas llanuras de trigo, pequeños pueblos, eternos silencios que sólo algunas aves rapiñas rompen.

Si te vienes conmigo te enseñaré como el niño Duero nace y crece cada día, como sus aguas son el espejo donde mirarse, y te embrujan para volver

9.10.06

Ojos de miel

Me hipnotizó su penetrante mirada de miel. Sus ojos fueron el abismo donde caí, arrastrando miedos y prejuicios. Olvidé que son ángeles de la muerte, que siempre han vivido rodeados de esa dualidad que lo impregna todo. Representan conceptos opuestos, dos caras de una misma moneda que se lanza al aire: volar, extender las alas, sentir la libertad.

Conjugué los verbos en condicional. Pensé que todo es posible, que sólo es necesario dar un paso al frente o levantar la mano. La vida coqueteaba conmigo, me retaba a vivir lanzándome aquel guante.

Uno es a través de sus actos. Fui valiente. Estaba ahí al alcance de mi mano y de mis sueños. Sólo era necesario extender mi brazo, y decir: ven.

Se acomodó sus ropajes, me miró fijamente a los ojos y cruzó el cielo hasta posarse...

En mi mano tenía una de esas siniestras deidades que cortaban el hilo del destino según los griegos y, sin embargo, sentí que Duque, el dios de la noche, había comenzado a escribir el mío..

4.10.06

Cambio de rasante

La vida se nos escapa de las manos como el agua de un manantial. Somos figuras de barro a la intemperie, azotadas por el viento y la lluvia. Hojas de árboles caducos.

Miramos hacia el futuro como si nunca se nos fuese a escapar, como si el camino nunca tuviese final, pero la carretera está cortada en algún punto. Quizá en la siguiente curva o en el próximo cambio de rasante. Conducimos tan rápido nuestro día a día que a menudo dejamos de mirar el paisaje. Nos saltamos semáforos en ámbar y rojo. “De algo hay que morir“ repetimos justificando nuestras imprudencias. Sólo vemos las señales de precaución cuando es demasiado tarde. Después llegaran los “te lo dije” acompañados con lágrimas y lamentos.


El presente es un instante que no existe más que un momento, una gota de lluvia que resbala por nuestra piel, y se precipita al suelo…

3.10.06

Si por...

Si por un momento dos miradas se cruzasen, tal vez unos ojos recuperarían el brillo perdido y una sonrisa tímida arquearía esos labios endurecidos por la rutina. Quizá un saludo inundase el silencio y abrigase más que una chimenea en un hogar vacío. Los pasos se tornarían más lentos pero el corazón iría más aprisa. Tal vez por un instante se pudiese comprar la eternidad. El mundo se reduciría a ese espacio que separa dos motas de polvo suspendidas en el aire.

Si por un momento uno fuese capaz de asomarse a la mirada del otro, y tintarla con ilusión. Tal vez encontraría ese pozo de deseos donde arrojar una moneda, ese laberinto donde perderse sin miedo a no regresar.

Si por un momento unos ojos se reflejasen en otros y encontrasen entre esas pestañas un lugar donde refugiarse, un paraíso donde vivir…

27.9.06

Mecanismos

A veces uno se pregunta cuál es ese extraño mecanismo que rige la mente, por qué hay personas que sólo necesitan mirarse a los ojos para comunicarse y otras, nunca tendrán suficientes palabras para hacerse entender por más que lo intenten.

Parece como si algunas personas estuviésemos condenados a no encontrar un punto de coincidencia, a caminar por caminos opuestos, a no encontrarnos en este laberinto de apenas un metro cuadrado.

El mundo seguirá girando, la primavera sucederá al invierno y los témpanos de hielo entre unos y otros no se derretirán ni en pleno mes de agosto.

Uno se pregunta cómo puede despejar esa incógnita en la ecuación de la vida y conseguir que dos imanes dejen de repelerse.

Hay días, como hoy, en los que uno busca ese procedimiento dónde se nos indica cómo relacionarse correctamente e investiga, dónde está el botón que invierte los desencuentros, que calma los nervios y hace a las personas un poco más receptivas..

26.9.06

Ocaso del verano

No necesité girar la cabeza para sentir que se había ido. Sin despedidas, como todos los años. Siempre cuando llega tiene en su bolsillo el billete de partida. Cerrado, sin posibilidad de adelantarlo ni retrasarlo.
Supe que se había ido cuando al mirar el horizonte descubrí los tonos rojizos en los hayedos y las hojas secas de los castaños formando remolinos en el parque.
Los días menguan y el viento sopla. Los rayos de sol se asoman cansados entre las ramas de los chopos que acompañan el río. La lluvia nos saluda e intenta arrastrar de nuestros rostros la tristeza por un verano que se conjuga con pretéritos perfectos.
Todo cambia de olor, de color para que nada cambie. La vendimia convierte en néctar de dioses las uvas doradas al sol. Los árboles se despojan de sus vestiduras, nos enseñan su torso desnudo, y nos tienen generosos sus frutos. Todo parece reducirse a la simplicidad del que da sin esperar nada a cambio. Todo parece decir: lo que ves, es lo que hay.
Se fue. Cerró la puerta de madrugada, y se perdió descalzo por esos caminos donde vimos algunos atardeceres estivales. En su equipaje se llevó nuestros sueños de amores veraniegos eternos.
Se ha ido, y en sus últimos días ha ido esparciendo semillas de esperanza en esa tierra fértil… Un nuevo renacer que se conjuga en presente en cada amanecer.. ¡asi es la vida!

21.9.06

Tiempos

Son tiempos de preparar la tierra y reflexionar sobre las semillas que vamos a plantar. Un inmenso campo en barbecho se nos ofrece y, uno debe seleccionar concienzudamente la simiente, porque uno es libre en esta elección, pero está obligado a recoger la cosecha.

Son tiempos de reflexiones y agradecimientos…

Una escribe para seguir existiendo, para hablar sin levantar la voz. También para alejar fantasmas y responderse a preguntas que la conciencia le hace. Una escribe para no olvidar, para apresar las sensaciones que hicieron de un momento algo inolvidable. Una escribe y juega con las palabras. Pinta un cuadro que sólo se ve, cuando se rasca la pintura que lo oculta. Todo tiene una segunda lectura, y esa sólo está accesible para aquel que sabe además de mirar, ver.

Son tiempos de agradecimientos y reflexiones

Una agradece los silencios y las palabras, lo que se dice y también lo que se hace, a veces públicamente y otras anónimamente. Una es afortunada. En algunas ocasiones, una siente que recibe mucho más de lo que da, y que algunas palabras, algunos gestos son tan valiosos como alguno de esos tesoros que guarda en mar algún barco pirata.

Nacemos y comenzamos a aprender. Morimos el día que esa sed de saber desaparece de nuestras vidas, cuando las ilusiones se diluyen y la esperanza se convierte en gramática.

Son tiempos de reflexiones y agradecimientos…

Una vuelve a remover la tierra, a preparar los surcos y a seleccionar las semillas. En este vaivén de criba, todo se reduce a una palabra: gracias.

14.9.06

Echate a volar

Siempre admiré aquellas pequeñas bolitas rojas que recorrían las flores y los arbustos buscando el lugar allí donde acababa su mundo, o la cima más alta desde donde admirar el horizonte. Solía colocar mis dedos como si fuesen la extensión de las hojas o de las ramas esperando que aquellos bichitos pasasen a mi mano.
Me quedaba absorta mirando cómo recorrían mis brazos y, me preguntaba cuánto tiempo pasaría antes de que echase a volar. El deambular de la mariquita en mi piel me provocaba cosquillas. Después unas diminutas alas asomaban bajo aquel paraguas colorado de lunares negros. Yo cerraba los ojos, me ponía a cantar y pensaba un deseo. Al abrirlos, ella había partido en busca de mis sueños…
Mariquita, mariquita
cuentame los dedos
y echate a volar…

6.9.06

Gotas de imaginación

En una caja de hojalata, de aquellas en las que se vendía el membrillo encontré el tesoro más valioso que mi abuela conservaba. Nunca nos había hablado de ello. Tampoco la historia lo recuerda y, sin embargo, desde que encontré aquella carta a la posteridad supe el motivo de aquel color rojo de su tierra.

Numancia, en el verano 133 a. C

Soy Ailes, una de las últimas mujeres celtiberas. Apenas si he cumplido veinte años y, he decidido morir. La desolación y el desánimo son la sombra que nos acompaña en el deambular por el poblado. El hambre se hace insufrible en esta llanura. Hemos dejado de pedir a los arévacos que vengan a nuestro auxilio. Hace meses que se muestran indiferentes ante nuestro asedio.

De un tiempo acá Paulo Emilio no acude a nuestra cita cada atardecer, en las orillas del río. Tampoco los centuriones que nos acompañaban otras tardes han vuelto a bañarse con nosotras. Sólo un par de muchachos se han atrevido a acercarse hasta allí atraídos por la curiosidad. Querían ver con sus ojos la belleza de las sirenas del Duero, y escuchar la dulzura de nuestra voz. Miraban maravillados, como todos los romanos cuando se aproximan por primera vez. Apenas si era unos niños. Hablaban entre ellos con la confidencialidad que da saberse extranjero. Contaban historias de su campamento y noticias que nos han entristecido.
Roma ha enviado un nuevo emisario. Tiene fama de hombre duro e implacable. Ha encerrado a Paulo y ha prohibido a los centuriones, bajo pena de muerte, que visiten el río. Quiere evitar que caigan en nuestros hechizos, en nuestros brazos.

Las condiciones de las negociaciones son inaceptables. El consejo sigue pensando en resistir, mientras los ancianos y los niños siguen muriendo.

Prefiero morir a que alguien me haga su esclava. Nadie más que Paulo pondrá sus manos sobre mi piel. La locura y la cordura se entremezclan como Urbión y las nubes. Regalé mi corazón a las orillas del Duero. Ahora, mi sangre fecundará esta tierra y mi cuerpo será el alimento de los valientes…

4.9.06

Princesita

Dicen que la vida es un cuento que uno va escribiendo página a página. El mío, desde que Ella llegó, tiene una princesa que se convierte en hada madrina. He descubierto que sus ojos son grandes manantiales donde la ternura brota, y la inocencia es la pintura con la que dibuja sus mejores sonrisas. Su voz es como el canto de las sirenas y sus besos la mejor medicina. Me ha mostrado agarrada a su mano como el mundo se ve multicolor. He descubierto a través de sus pupilas cientos de historias que su imaginación crea.
Ella es mágica como todos los niños. Sabe girar el picaporte de la puerta del tiempo, girar las manecillas del reloj al revés, y congelar instantes para que sean eternos. Te traslada a tiempos conjugados en pretéritos, con la misma facilidad que un mago saca un conejo de la chistera. Te convierte en niño con sus hechizos.
Dicen que la vida es un cuento. Quizás por eso siento que cuando Ella me mira, me sonríe, me habla.. es como si hubiese salido el genio de la lámpara...

1.9.06

Sombras

Otro día más la noche hace suya la ciudad. La cubre con su manto de estrellas y la promete la luna como buen amante. Cogidos de la mano se esconden. Buscan lugares oscuros, lejos de las miradas indiscretas de la luz de las farolas. Se deshacen en arrumacos, en besos que saben a gloria. Las caricias redescubren la geografía de la piel. Los poros son pozos de deseo esperando ser sondeados. Las espaldas se arquean como mimbres. El mundo desaparece por ese ombligo que marca el camino. La respiración se entrecorta. La fuerza del campo magnético aumenta. Las distancias se minimizan. El polo norte se derrite, el infierno se congela…
Otro día más. Un nuevo amanecer. Luces y sombras que se combinan con unas gotas de realidad y un chorrito de fantasia..

31.8.06

Pepitas de felicidad

Cierra los ojos y pide un deseo.... Probablemente formes parte de ese grupo de personas que buscan la felicidad por encima de otra cosa, como pensaba Aristóteles.
Todos somos buscadores de pepitas de ese oro llamado felicidad en un río de aguas turbias. Soñamos con encontrar ese tesoro y asirlo lo más fuertemente posible para que no se nos escape. Y sin embargo, esa palabra mágica es como un ave migratoria. Desaparece de nuestras manos de la misma manera que un día llegó. Nos deja huérfanos, y desorientados buscando nuestra definición. Repasamos recuerdos y fotografías, buscando ese algo común que nos permita abstraer la esencia de eso que cada uno llama felicidad. Hablamos con nuestra conciencia, y nos planteamos cuándo fue la última vez que encontramos una de esas pepitas de oro, qué nos falta hoy, ahora para disponer de una de ellas en nuestras manos.
Siempre me llamaron la atención los reencuentros, los diálogos que se establecen mientras las mejillas se rozan y las manos se estrechan. El qué tal estas o el cómo te va la vida, se mezclan con el qué guapa o el no has cambiado nada… Palabras, y más palabras que se quedan en la epidermis o flotando en el aire.
Con los años, uno vuelve a recobrar aquel atrevimiento infantil, y en las distancias cortas que da la confianza y, sobretodo, el afecto sincero, a veces uno se atreve a preguntar: ¿eres feliz? ¿Qué es para ti la felicidad? Hoy volví a plantear esa pregunta mientras entre mis manos acariciaba una de esas piedrecillas doradas..

29.8.06

Botin

Inevitablemente, un día yo también me iré. Me perderé entre la niebla que acompañará mi camino, y secuestrará mi voz. Me llevaré mis vivencias, los paisajes grabados en la retina y el perfume de las violetas en primavera. Me marcharé como vine: con las manos en los bolsillos, y el cuerpo repleto de sensaciones que guardaré como si fuesen el botín más preciado.
Llegará ese momento en el que uno sabe que debe desandar el camino y regresar al olvido. En esa huida hacia el agujero negro del infinito, uno puede arrojar todo lo que es o dijo ser, lo que tuvo o lo que quiso tener…
Sin embargo, jamás podrá arrastrar a ese pozo de abandono, lo que con sus palabras o gestos encendió en los demás, lo que enseñó y aprendieron a su vera.
Uno puede irse y llevarse sus palabras y silencios pero nunca podrá quitar y guardar en su maleta los sentimientos y reflexiones que sembró en otros ...

25.8.06

Como un vals

Déjame sentarme sobre tus rodillas frente a frente, reduciendo el mundo a ese circulo que forman nuestros brazos, nuestros cuerpos. Permíteme desnudarme frente a esa mirada que es la luz que guía mis pasos, bañarme en esas lagunas negras que son tus pupilas. Bailemos la danza del vientre al compas de los latidos de esos corazones que laten al mismo son. Juguemos al escondite con nuestras caricias, entre pecas y lunares. Despertemos los sentidos. Ericemos nuestra piel dibujando un laberinto. Comuniquémonos sin hablar, sin palabras. Sólo sintiendo. Convirtamos el todo en nada y la nada en todo; un instante en una eternidad.
Vivamos la vida como un vals al borde del precipicio…

23.8.06

La manzana

Hoy quiero ser mala,ejercer de esa Eva que todas llevamos dentro. Hoy quiero tentarte, seducirte con esa manzana prohibida...
Todavía estas a tiempo de marchar.
Mírame bien antes de que la música comience a sonar y la luz se atenué.. mientras la cortina de la imaginación cae entre tu y yo…
Me gusta sentir tu mirada recorriendo mi cuerpo, esas curvas de guitarra española que tus ojos acarician en la distancia mientras me contoneo como una serpiente encantada..
No cierres los ojos, acaríciame como si fuese la “a” de tu teclado, dibuja una sonrisa picarona en tu cara, que yo pintaré de rojo pasión…
Déjame acercarme a ti, recorrer con mis dedos tu cuerpo, perderme entre tus cabellos.. déjame dibujar tus labios con las yemas de mis dedos…
Ayúdame con esa cremallera que se atasca,… déjame sentir tu mirada en mi espalda,.. mientras mi melena oculta mi cara y con saliva refresco mis labios.. la falda se desliza…

Vendedor de tiempo

Una noche que se acuesta, un amanecer que se despierta; un despertador que da los buenos días con voz ronca, un nuevo día de regalo. Un pasado que se conjuga en presente, y una esperanza que se alimenta más allá de las palabras…

Cuando la noche comienza su retirada, piensa en lo afortunada que es por ver desperezarse un nuevo día mientras sus pies acarician el suelo. Otros no pueden hacerlo. Hipotecaron ese pensamiento en su afán consumista. Lo olvidaron en alguna parte del camino, mientras corrían tras una felicidad que probablemente nunca lograrán alcanzar.
Otros comienzan a albergar esa sensación, ahora que ven esa figura negra con la guadaña recorriendo su mundo. Nadie nos dio un manual para aprender a vivir y si nos lo hubiesen dado, probablemente tampoco lo hubiésemos leído. Algunos cuando reciben una carta con acuse de recibo donde viene su sentencia de muerte, empiezan a vivir. Entonces, cuando el tiempo se les escapa de las manos.

Sólo nos damos cuenta de lo que tenemos, cuando vemos que apenas nos quedan unas migajas,…

Algunos se irán sin haber disfrutado ese último amanecer, sin haber iluminado una mirada, sin haber abrazado durante unos segundos a la vida. Otros, más afortunados, sólo recibirán el aviso. Lucharán por alargar esos instantes hasta el infinito. Aprenderán a saborear la ilusión mientras sacian su sed con esperanza.

No hay vendedores de tiempo. Lo que no disfrutemos ahora, se perderá como el agua del río camino del mar…
[24-08-2005]

21.8.06

Tus palabras

Tus palabras
gotas de lluvia que dibujan mi cara,
sonrisas y lágrimas, ...

Tus palabras

caricias en mi piel,
besos robados al alba,..

Tus palabras
arrumacos y silencios
miradas a la nada..

Tus palabras

tesoros escondidos bajo la almohada
de una alcoba que sigue esperando
a su ángel de la guarda

18.8.06

Bonita

Soñó
con una mano que levantase su barbilla,
Con una mirada que fuese la boca de un túnel hacia las estrellas,
con unas pupilas donde ver cientos de atardeceres reflejados,..

Soñó

con unos brazos cálidos donde sentirse segura,
con unas manos que secasen sus lágrimas, y sonrojasen sus mejillas...

Soñó

con una sonrisa que se repitiese como el eco,
Con palabras tan dulces como el chocolate,
Con amaneceres entre sus brazos...

Soñó

con momentos de tranquilidad, en medio de la nada
Con gotas de rocío acariciando su cara
Con hogueras encendidas bailando en su mirada

Soñó

con unos brazos rodeando su espalda
Con unos ojos inundados de ternura,
Y un susurro que sepa a gloria,

mientras le diga: bonita

15.8.06

Engaños

" […] Quizá erré mi carrera y se ha desperdiciado un gran actor tras esa bata blanca recién almidonada. No se si logré engañaros o simplemente dejasteis que yo lo creyese. Siempre pensé que era un gran desconocido para vosotros y saboree esa sensación que unas veces me sabía dulce y la mayoría amarga. He perdido la cuenta de las veces que me he hecho el tonto y he mirado hacia el otro lado como si no me diese cuenta de vuestros engaños, de vuestras puñaladas por la espalda. He perdido la cuenta de las veces me he mordido la lengua cuando a vosotros se os llenaba la boca de orgullo proclamando vuestra sinceridad. Ésa que es un talón sin fondos, un tirachinas sin goma o la memoria de un enfermo de Alzheimer. Pero lo que más me entristece es que nada de eso era necesario. Yo os hubiese aceptado y querido tal y como erais, sin necesidad de ropajes de lujo que se notaba a leguas que no eran de vuestra talla. Fabricasteis un castillo de naipes y os creísteis que era seguro incluso en épocas de lluvia y huracanes. Yo siempre os dejé creer. Cada uno se autoengaña a su modo, con aquello que desea,…. "

12.8.06

Recorriendo caminos

La vida es un continuo retorno sobre nuestros pasos, como si al desandarlos pudiésemos escribir de nuevo nuestra historia. Pero ésa se escribe en cada suspiro y nada ni nadie puede volver a redactarla. Podemos emborronar alguna parte, pero siempre aparecerá en el fondo de nuestro inconsciente.

Dicen que podemos recorrer varias veces el mismo camino, realizar el mismo viaje, pero siempre será distinto que no nuevo. Todo puede ser igual: el paisaje, la gente, nuestra predisposición… pero nosotros no somos los mismos. Somos como nuestra historia, elementos en constante evolución, vasijas que se van llenando y rellenando…

Nos equivocamos cuando buscamos repetir las sensaciones que acompañaron nuestros pasos. No es posible recrear tiempos pasados, no es posible hacer una copia de dos instantes que se conjugan en diferente tiempo verbal, no es posible detener el agua con nuestras manos, no es posible vivir eternamente en primavera, no es posible llorar con las mismas lágrimas…

8.8.06

Viajamos

Hubo un tiempo en el que creí en el azar y la casualidad. Ahora siento que los pensamientos y el día a día parecen hilvanados siguiendo algún método que aunque debe existir, para mi es desconocido.
Aconséjame lugares que ver por allí -me pedían ayer por email. Durante un instante pensé en contestar con un “lo siento, no puedo ayudarle”, mientras pensaba que aquella persona no sabía a quién estaba dirigiendo la pregunta.
A veces un necesita alejarse para ver lo que tiene cerca, y quizá, en ese viaje de regreso es cuando uno empieza a plantearse que el mundo en el que vive es un auténtico olvidado. Recorremos miles de kilómetros en busca de lugares con encanto con los que deleitarnos. Soñamos con descubrir paisajes nuevos, olores diferentes e incluso refugios donde encontrarnos.

A veces uno deja que sus pasos se pierdan, adquieran voluntad propia y nos lleven allí donde gusten. Limpiamos la piel de prejuicios y nos soltamos la coleta para que el viento juegue con nuestro pelo. Permitimos que los sentidos sientan y se dejen seducir por el entorno. De pronto, uno abre los ojos y descubre que lleva buscando rincones como ese toda la vida, y estaba ahí, a su lado. En esos momentos, uno se maravilla con su descubrimiento mientras se tira de los pelos por el tiempo que ha estado ciego.

Ahora, mientras recuerdo hacia dónde se dirigían mis pasos hace un año, busco una respuesta para aquella persona anónima. Yo no sabría qué recomendar porque en mi deambular por mi tierra he ido encontrando tantos sitios con encanto, que no podría indicar con cuál de todos quedarme…

5.8.06

Una sabe

A veces una sabe que espera demasiado, que los milagros no existen aunque sea lo que más desee en esta vida. Una daría todo lo que tiene por equivocarse, por ver un rayito de sol colarse por la persiana en un día frío de invierno. Una sabe que hay llamas que uno nunca podrá prender, porque aunque tiene entre sus dedos un mechero, el suyo no es válido para esa leña.

Hay tiempos para ver y otros para actuar. Hay billetes de ida y otros de vuelta. Y aún hay otros que nos llevan y nos traen en el mismo papel. Son resguardos de sueños comprados, de reencuentros con denominación de origen y de destino.

Una sabe que todo es efímero. Hasta ese yo que un día no será. Una se repite que debe tener los pies en la tierra y mirar las cosas de frente, sin paños calientes ni analgésicos. Una no se engaña cuando se mira al espejo cada mañana; cuando observa y después piensa cómo actuará la gente. Una sabe que no se puede pedir peras a un olmo, ni esperar que algunos cumplan sus palabras aunque cuando las dijeron estaban sobrios. Una conoce demasiado bien el camino por el que pasea, pero a veces le gustaría equivocarse y que le sorprendieran..

2.8.06

Entre pinchos

¿Alguna vez te has fijado más allá de los pinchos? ¿Los has tocado alguna vez aunque sólo fuese un instante? ¿A qué sabrán sus caricias? Dicen que protegen su belleza con duras espinas como si les fuese la vida en ella. Crecen solos, en lugares abandonados. Alejados de las miradas y los cuidados. Se han ido haciendo a si mismos, entre ruinas, en la soledad del silencio, cubriendo su frágil alma con una capa de indiferencia. Parecen altaneros, aves de paso en un mundo que les da la espalda o les pone la zancadilla con alguna azada.

¿Te fijaste en sus flores, en esos pétalos que son suaves como arrumacos y dulces como el azúcar? Dicen que son orgullosos y crueles. Y sin embargo, a mi me parecen desvalidos. Encubren sus miedos entre las espinas y se muestran erguidos como fortalezas protectoras en mitad de la guerra. Su dureza me recuerda a la fragilidad de la tela de una araña. Sus aires de independencia sólo son el escudo ante el desinterés del resto del mundo

31.7.06

El Valle

Dicen que El Valle es una tierra viva que cambia con cada estación. La he visto pintada entre las líneas del último libro que ha acompañado mis viajes, y he ido inevitablemente a su encuentro. He respirado su aire perfumado con tomillo, me he dejado seducir por sus dehesas de robles y por sus paisajes verdes, he caminado entre las calles empedradas de esos pueblecitos que compiten en belleza, y he acariciado las paredes de piedra de tantas y tantas casas blasonadas que muestran orgullosas sus escudos.

Caminar es descubrir fortalezas y casas fuertes, palacetes que siguen mostrando su señorío a aquellos que encaminan sus pasos hacia esa tierra donde la mantequilla es dulce, y los acebos tiñen de rojo los bosques.

Dicen que el reloj se para cuando uno se adentra en el corazón de El Valle, que los ojos se inundan de vistas y tonos inolvidables... Quizá por eso algunos lo llaman “Volver al mundo”…

25.7.06

Tierra

Es en días como éstos, cuando mis pasos se pierden entre tierras de barbecho y otras llanuras recién cosechadas, cuando soy más consciente que nunca de que frente a mi tengo un presente que se cocina sin aroma de futuro. El cielo gira por estas tierras, pero la mayoría de ellas desaparecerán a la par que se borra de la memoria de un anciano sus vivencias e historias. Caminan hacia un futuro que no existe, al menos como lo entienden algunos.

Hemos renunciado a la tierra o, quizás, sea más justo decir que la hemos despreciado. Es la herencia de nuestros antepasados, la amante a la que mimaron de sol a sol, a la que conquistaron con el sudor de su frente, y acariciaron con sus manos endurecidas por la vida.

Es en momentos como éste, cuando la noche se vuelve silencio, sin coches ni polución que nos impidan ver las estrellas mientras escuchamos el canto de algún grillo cuando uno siente en la piel y en el alma que uno es un espectador de excepción en esta última representación de un modo de vida, de un modo de sentir la tierra que nunca aparecerá en los libros.

Cuando la noche avanza, si uno escucha atentamente se puede oír a esa amante rechazada que llora su desgracia por las esquinas, y uno se siente como un miserable traidor por no correr a su encuentro, a sus brazos y decirle al oído que la queremos más que nuestra vida, que la llevamos allí donde vamos…

20.7.06

Caminando

A esas horas en las que el sol juega al escondite, aquella calle peatonal era un enjambre de gente que apuraba el último suspiro de la tarde para buscar trapitos en las rebajas. Una escena que se repite cada día tras día, mientras dura la fiebre consumista. En medio de esa vorágine, apareció ella. Más que caminar parecía deslizarse, como si los adoquines fuesen nubes sobre las que flotaba. Tenía la tez pálida y la mirada perdida. Parecía un fantasma. Ausente, perdida en el laberinto de sus pensamientos. Su fragilidad pasó desapercibida entre la muchedumbre. Nadie pareció darse cuenta de su presencia. La acompañé con mi mirada hasta que desapareció entre la gente, y los pasos de otros transeúntes borraron sus silenciosas huellas. Ni siquiera fue consciente de la estela que había dejado. No pude evitar comparar su caminar silencioso, como si pasase de puntillas por la vida con otro que había visto y escuchado apenas la tarde anterior. Aquel era altanero. Parecía querer tatuar su paso con su taconeo, contaminando el aire con sus aires de soberbia

17.7.06

Tapamos

Nacemos y muchas veces nos tapamos lo ojos y los oídos para no ver, no oír, no sentir. Cuando éramos niños los besos de mamá calmaban nuestras heridas del alma. Hemos crecido, y enmudecer esos ecos en nuestra conciencia es una ardua tarea que no siempre conseguimos. Vivir es ir emborronando ese cuaderno como si a alguien fuese a importarle lo que somos o fuimos en nuestro devenir. Somos carne de olvido por más que nos revelemos a dejar nuestra huella en este mundo. Somos gotas de agua en la inmensidad del océano, silencios que nunca serán palabras.

A veces sentimos que nos han abandonado en el camino. Caminamos sin rumbo, perdidos el laberinto de nuestros pensamientos y miedos. Actuamos como si nada fuese con nosotros, como si todo estuviese bien aunque en nuestro interior sabemos que todo es una calma aparente. Cerramos los ojos como si al hacerlo nuestras inquietudes desaparecieran o se hiciesen más pequeñas. Continuamos sonriendo como si nada hubiese pasado, como si el huracán no hubiese afectado nuestros cimientos. Jugamos a auto engañarnos, pero la voz de nuestra conciencia es, a veces tan, fuerte que en la soledad de nuestro silencio interior no podemos acallarla… y duele oírle hablar

13.7.06

Calandraca

Todavía mi memoria se sonroja cuando recuerdo aquel mediodía en una playa de la costa de la luz. La semana de vacaciones tocaba su fin. Había llegado la hora de mirar por última vez el Atlántico y emprender el camino de regreso hacia el norte. A orillas del mar, el agua de la ducha arrastró la sal de nuestra piel y volvimos a ser peces de agua dulce. Aquel pueblo de chalet blancos estaba desierto aquel mediodía. Su gente estaba congregada frente a un televisión animando a la selección de fútbol. Las aceras se convirtieron en una extensión de la playa mientras paseamos nuestro bikini desde el chiringuito hasta coche atravesando aquella plaza. Y en aquel desfile improvisado en mitad de la calle, unos espectadores de excepción: unos boys scauts y los clientes de un bar. No recuerdo que dijeron. Yo sólo pensaba en acelerar el paso y repetir aquello de “tierra, trágame”.


¡Cuánta vergüenza pasé, cuando alguien nos decía algo o simplemente nos miraba! ¡Qué ingenua me sentí cuando pensé que lo malo había ya pasado cuando llegamos al lugar donde estaba estacionado el vehículo! Ni corta ni perezosa, como aquel que cree que la calle es su casa mi amiga sacó la maleta, y la abrió de par en par en mitad de la vía, convirtiendo aquel lugar en un vestíbulo improvisado. Sin prisas pero sin pausas, entre cremas hidratantes y espumas capilares, la “calandraca” de la sirenita se fue engalanando frente a la puerta de la iglesia. Más de uno que pasaba se frotaba los ojos y casi se disloca la cabeza buscando una cámara oculta que expliqué cómo una sirena se convierte en princesa en mitad de la calle,…

12.7.06

Vientos del sur

El viento del norte ha alejado de nuestra memoria aquellos días en los que el sol del sur doraba nuestra piel en eternas playas de arena blancas. Las sombras del paso del tiempo han ido cubriendo algunos de nuestros recuerdos, ensalzando otros momentos que fueron como rayos de luz en medio de la oscuridad. La imaginación es el billete que nos devuelve a la orilla de ese océano que acompañó nuestros pensamientos mientras las gaviotas levantaban el vuelo como si fuesen nuestros sueños. La magia ya no se encuentra en lámparas mágicas ni en genios que cumplen nuestros deseos. A veces sólo es necesario saber acomodar nuestras retinas y añadir un poco del colirio de la curiosidad a nuestros ojos.

Volvimos a ser unos niños cuando pisamos la cubierta de aquellas carabelas. Era la puerta a un tiempo pasado que se reestrenaba ante las miradas atónitas de aquellos que son capaces de vestirse con la piel de otros. Durante unos minutos fuimos marineros en aquellas cáscaras de nuez que surcaron mares persiguiendo un sueño. Tuvimos en nuestras manos el timonel y la brújula. Escribimos nuestros nombres en aquel cuaderno de bitácoras. Recorrimos cubiertas, toldas, bodegas y camarotes bajo la atenta mirada del río Tinto. Acariciábamos las sogas y las maderas impregnándonos de sensaciones del pasado como si fuesen presentes. Todo viaje tiene un punto de partida, y el nuestro había comenzado…

10.7.06

Manuela

Sentada frente a al mundo, con la mirada perdida en un horizonte que dudaba si algún día podría alcanzar, me hablaba como aquél que escupe su dolor para no morir envenenado por él. Me contaba cosas de sus viajes y de ese futuro inmediato que sentía como la tierra prometida.
Me repetía cada dos o tres frases que Ella era fuerte como aquél que necesita oírlo constantemente para auto creérselo. Su delgadez me recordaba a los mimbres que acompañan los riachuelos, y se balancean según sopla el viento. Su voz sonaba segura mientras recitaba un discurso improvisado que había dejado de serlo desde la primera palabra. Me pregunté cuántos de esos que dicen ser sus amigos se lo habían creído, cuántos habían visto más allá de esa persona fría que aparenta ser, cuántos le habían rehecho la pregunta de si estaba bien, cuando ella respondía que si mirando el infinito...

La imaginé frente a los acantilados, buscando respuestas a preguntas que ni siquiera se atrevía a preguntarse. Su agenda repleta de actividades no la dejaban tiempo libre para pensar. A veces parecía querer escapar de todo y de todos. Temía que alguien fuese capaz de encontrar su tendón de Aquiles y colarse bajo ese caparazón con el que vestía cada día. La soledad le pesaba demasiado, el desamor también. Añoraba el cariño desinteresado y unos brazos donde refugiarse y sentir un poco de calor en ese corazón maltratado por la vida. La noche ocultaba sus ojos vidriosos cuando hablaba de esa niña, ya mujer, por quien lo ha dado todo, y de la que ahora no sabe nada.

Su amargura se mezclaba con la resignación mientras hablaba. Tenía miedo de mirar y ver. Tenía miedo hasta de poner palabras.

7.7.06

Instantes efimeros

¿Alguna vez soñaste con un espectáculo de colores tan maravilloso como ese?

¿Has dejado que tus ojos miren atónitos el cortejo entre el día y la noche?



¿Alguna vez pudiste ver reflejado el deseo en la estela de ese día que se baña cada atardecer en el horizonte?


¿No has envidado sus caricias anarajandas y las miradas malvas que se dispensan?


¿Te has fijado como las nubes se alejan en ese cielo azul, hasta apagar la luz y dejarles solos, en la más estricta intimidad?



¿Observaste su coqueteo, sus susurros entre los últimos rayos de sol?



¿Creíste por un instante que sería posible resistirse ante tanto poder de seducción, ante ese despliegue de mágico encanto?



¿No sería pecado mortal rechazar la posibilidad de sentir sus caricias bajo un manto de tintineantes estrellas?

5.7.06

A oscuras

Cae la noche. Todo transcurre con naturalidad, sin prisas. Es el momento en el que el tiempo se viste de luto cada día. Todo se tiñe de negro, de ese color que paradójicamente es la ausencia de color.

El mundo enmudece, el tic tac del reloj suena más alto y los sentidos parecen más despiertos.

Para un niño sin sueño las noches son siempre demasiado largas. El insomnio despierta los fantasmas y los recelos. Nuestra conciencia es el sereno que recorre nuestros pensamientos mientras nuestro ser duerme.

La oscuridad desnuda la superficialidad de las cosas, borra sus formas y colores. Sólo deja su esencia. Nos aísla del mundo y sus distracciones. Aviva nuestra sensibilidad para dejarnos después, a solas con nuestras reflexiones y nuestros miedos.

Cae la noche. En esa combinación de sombras y silencios, comienza el juego de seducción entre la vigilia y los sueños.
Todos duermen. Yo imagino, yo sueño…

28.6.06

Reflexionamos

Hay días en los que a uno le pesa el alma, en los que la tristeza es la tierra movediza en la que nos vamos hundiendo, y las ilusiones son las aves migratorias que han levantado el vuelo hacia lugares más calidos. Hay instantes en los que nos aferramos incluso a las cosas más estúpidas para seguir adelante, para no dejarnos arrastrar por la melancolía.

Hay épocas en las que a uno le aplasta hasta el aire que respira… Uno razona. Uno piensa. Uno sabe. Demasiada teoría pero poca energía para ponerla en práctica. Es más fácil dejarse llevar por la inercia, chapotear en un mar aparentemente en calma, sacudirse el polvo de sus hombros y repetirse hasta el cansancio, con incrédula esperanza “mañana será otro día”.

Relee esas líneas donde hablan de una bola de cristal nublada, unas cartas de Tarot rotas y se pregunta en qué momento esas palabras dejaron de pasar desapercibidas y empezaron a hacerse un hueco en sus pensamientos. Hoy le piden que no siga intentando ver el futuro, que no lo conoce porque hay un buen motivo: no necesita saberlo.

Hay días en los que unas inocentes palabras nos dejan desvalidos, desnudos frente al mundo. Quizá siempre lo estuvimos, aunque nunca nos dimos cuenta…

27.6.06

Inventario


La vida es como uno quiera imaginársela…

Puedes valorar lo que tienes o hacer inventario de lo que te falta.

2.6.06

Mírate

Mírate. ¿Cuánto hace que no te miras al espejo? Atrévete. ¿No eras tu quien decía que le gustaban los retos?. !Venga!. ¿De quién es esa cara que te está mirando? Admítelo. Realmente no la reconoces. ¿Verdad? La ves todos los días pero has dejado de fijarte en ella. No eres capaz de mirarla frente a frente, a los ojos. Quizá porque temes que esa mirada perdida sea el remolino que te engulla en tus miedos. Fíjate. Pareces una niña desorientada, que busca un refugio donde guarecerse del frío de la noche. Pero tus noches parecen no tener final.
Escúchame. Piensa. ¿Por qué dejaste que el silencio enmudeciese tu risa? ¿No eras tu quién pedía a la vida que la sedujera cada día? Ahora, ni siquiera tu voz suena risueña cuando hablas de tu mundo, o de ese último descubrimiento que encontrarte por azar.

Mírate. Quizá va siendo hora de que dejes de acariciar tus heridas, recojas tus cosas, y empieces a caminar…

Fdo. Tu conciencia

31.5.06

Educamos

¿Nacemos, nos hacemos o nos hacen? Llegamos a este mundo, vestidos únicamente con una herencia genética. La educación y el entorno en el que crecemos, son las ropas con las que nos vamos engalanando.

Nos cortaron el cordón umbilical y nos vistieron de blanco. Empezamos a contar desde cero, a rellenar silencios y a practicar mirando. Éramos apenas unos niños de tres años y ya habíamos aprendido casi todo en el tema de la emocionalidad. El resto era jugar según las reglas del juego de la vida, observando. Siempre observando.

Algunos mayores olvidan el sentido común que aplican en su vida, y se comportan como niños con sus hijos. Han pasado de ser padres a ser amigos. Delegan su educación y cuidado en terceros. Acallan su sentimiento de culpabilidad, siendo permisivos y generosos cuando están con ellos. El miedo a enfrentarles es el abono de esos niños que saben cómo usar el chantaje emocional para conseguir lo que ellos quieren.

Los bebés crecen. A veces se sienten los tesoros de la casa y, otras, los estorbos que impiden vivir eternamente como si tuvieran 30 años a sus padres.

Paren y, algunos olvidan que incluso la mejor semilla requiere cuidados y abonos para crecer…

26.5.06

.

Nacemos con los ojos cerrados. Quizá por eso no distinguimos los juegos de sombras en la oscuridad. Nos obsesionamos con retener instantes fugaces, con buscar una felicidad que se nos escapa de las manos. Llevamos demasiado tiempo siendo molinos de viento, incapaces de retener el viento.

Estamos hechos de sueños y engaños. Los cientificos dicen que nuestro cerebro es crédulo, que activa el mismo grupo de neuronas al percibir la realidad que al imaginarla.

Algunos dicen que “nunca llueve sino diluvia”. Los pequeños chubascos y las ligeras lloviznas apenas nos molestan. Casi ni las notamos. Sólo cuando hay un verdadero chaparrón nos hacemos conscientes del clima.

La alegría y la pena están separadas por una frontera del grosor de un sedal para las personas sensibles. Los límites se difuminan como lágrimas en el mar.

Hay días en los que uno se levanta de la cama convencido que, por fin, va a dar esquinazo a todos los problemas del mundo, de que ha llegado el final del viaje…

15.5.06

Confesamos

Nacemos y ahí comenzó un paseo a través del tiempo y de los verbos. Todo viaje tiene un origen y un fin, y quizá esto último sea lo que le da sentido. Hemos perdido el billete de partida que una vez tuvimos en las manos, y el próximo destino en este itinerario se muestra borroso.

Todo parece confuso. El miedo y la incertidumbre es la niebla que aparece en nuestro camino. Llevamos ampollas en los pies, y rasguños en las rodillas. Dibujamos una imagen que, a veces, poco tiene que ver con la nuestra o con la que creemos que es la nuestra. Nos envidian, y todavía no hemos encontrado el motivo. Nos creemos únicos y somos un número más entre miles.


Hemos dejado que la tristeza y la nostalgia se acomoden en nuestra mirada y opaquen nuestra ilusión. Tenemos callos en las manos. Sentimos que esta maleta pesa demasiado para continuar el viaje…

9.5.06

Tenemos

Nacemos y empezamos a vivir nuestra historia. Esa que no aparecerá en los documentales ni en los libros de texto. A la mayoría nos parieron como seres anónimos, y así moriremos. Nuestro nombre sonará desconocido, y nuestros pasos dibujarán un camino que recorremos la mayor parte ensimismados en nuestros pensamientos.

Algunos sentirán todas las miradas fijas en ellos, el día de su primera comunión o cuando pronunciaron aquel “si, quiero”. Efímeros momentos de gloria donde uno vende el actor que uno lleva dentro.

Pronunciamos discursos engrandeciendo unas y otras cosas, ensalzando las ventajas y pasando de puntillas sobre los defectos de lo que vendemos. Somos marionetas de esta sociedad de consumo, de este mundo tan ambicioso. Confundimos el verbo ser con el tener, y compramos la felicidad en grageas.

A veces osamos asomarnos al espejo sin maquillaje, y nos obligamos a mantener la vista fija en él. Con el alma desnuda y la humildad cubriendo nuestra mirada, descubrimos ese yo que confiesa sus miedos y sus deseos. Algunos creen que esperando que el tiempo pase, recibirán la absolución por esos pecados.

Unos creen que somos los que tenemos y, otros, que lo único que realmente tenemos es lo que somos...

5.5.06

Volvemos

Nacemos y algunos creen que esos datos que rodean a ese acontecimiento marcan e influyen en nuestra existencia. Ellos sostienen que las estrellas marcan nuestro camino, como si se tratasen de migas de pan que el destino ha ido colocando, y que nosotros vamos recogiendo.

Siempre hablamos de salidas e inicios, de proyectos por hacer, pero volver es tan importante como ir.

Algunos fuimos condenados a ser almas errantes. Nos desterraron de nuestro mundo. Nos convertimos en aves migratorias que regresan como aquellas oscuras golondrinas de las que hablaba Bécquer. Aprendimos a volar mirando de reojo ese punto en el mapa geográfico del que nos alejábamos. Sentimos que ese lugar es la mano a la que el yoyó retorna momentáneamente cada vez que la cuerda se agota. Pero cada regreso es distinto.

Algunos volvemos para reencontrarnos, para atrapar ese mundo que sentimos que se nos escapa de las manos, para encontrar respuestas que llenen esos vacíos que crecen como agujeros negros en nuestra existencia. Regresamos con la esperanza de ocupar silencios y soledades, heridas y tristezas como cuando éramos niños y corríamos a refugiarnos en las faldas de mamá. Volvemos para descubrir lo que somos en lo que fuimos; para renacer tras la tormenta, y levantar de nuevo el vuelo

3.5.06

Nombramos

Nacemos y ese dato rellena casillas en miles de formularios el resto de nuestra vida. Un lugar, una fecha que se repite aunque no tenga sentido en ese momento. Un dato insignificante para aquellos que se sienten ciudadanos del mundo. Pero el tiempo, el mundo, la historia adquiere su máxima expresión cuando los arrastramos a nuestra vera, cuando los vivimos en primera persona. Las cosas comienzan a ser cuando las nombramos con nuestra voz, con nuestras palabras. Es entonces cuando el velo de la indiferencia cae, cuando esa flor de ese jardín en primavera deja de ser una más, para ser nuestra flor. La única. Aquella que reconoceríamos en cualquier lugar.

Pasamos de lo abstracto a lo concreto. Vemos las cosas desde nuestra retina y las sentimos como si fuesen caricias en nuestra piel. La parcialidad es un cheque al portador. Nunca estaremos demasiado lejos para ver objetivamente.

Nombrar es dar vida a las cosas, vestir de gala a un vagabundo, convertir nada en todo en nuestro mundo,.. ese mundo que es porque nosotros existimos, y nosotros somos porque alguien nos nombra…

26.4.06

Florecemos

Nacemos y contamos los años como si fuesen primaveras, aunque hayamos nacido en mitad del mes de enero. Vamos añadiendo dedos a esa cuenta, con la ilusión de quien sueña con hacerse mayor.

Un día descubrimos que ya los tenemos todos, y en algún momento de reflexión nos preguntamos por qué crecer nos hace daño, en qué momento dejamos de desear seguir haciéndolo.

Descubrimos que aquellos árboles bajo los que jugábamos siendo niños, no eran de hoja perenne sino caduca; que la explosión de color de la primavera acaba en tonos marrones tras los rayos de sol veraniego; que las flores se marchitan y el olvido son las arrugas de la vida.

Dejamos que la inercia fuese el mulo que arrastrase nuestro carro en algunos ratos del camino, mientras nosotros deshojábamos una flor que nunca respondería nuestras preguntas. Vimos como el horizonte se vestía con nubes negras, pero nos quedamos ahí, observando como los rayos y los truenos se enzarzaban en sus peleas.

Alguien nos dijo que detrás de la tormenta hay un arco iris para los que saben esperar. Calados hasta los huesos, con el miedo pegado en la piel, preguntándonos si hacíamos lo correcto, permanecimos ahí, alimentando la llama de la ilusión y los sueños.

Cuando la tormenta arrecia, la calma vuelve. El olor a tierra mojada lo impregna todo. La vida renace a borbotones y desde el cielo, un az de luz multicolor nos hace un guiño. Todo florece. Nosotros también. Somos un jardín en primavera, así como la literatura es la infancia por fin recuperada.