En una caja de hojalata, de aquellas en las que se vendía el membrillo encontré el tesoro más valioso que mi abuela conservaba. Nunca nos había hablado de ello. Tampoco la historia lo recuerda y, sin embargo, desde que encontré aquella carta a la posteridad supe el motivo de aquel color rojo de su tierra.
Numancia, en el verano 133 a. C
Soy Ailes, una de las últimas mujeres celtiberas. Apenas si he cumplido veinte años y, he decidido morir. La desolación y el desánimo son la sombra que nos acompaña en el deambular por el poblado. El hambre se hace insufrible en esta llanura. Hemos dejado de pedir a los arévacos que vengan a nuestro auxilio. Hace meses que se muestran indiferentes ante nuestro asedio.
De un tiempo acá Paulo Emilio no acude a nuestra cita cada atardecer, en las orillas del río. Tampoco los centuriones que nos acompañaban otras tardes han vuelto a bañarse con nosotras. Sólo un par de muchachos se han atrevido a acercarse hasta allí atraídos por la curiosidad. Querían ver con sus ojos la belleza de las sirenas del Duero, y escuchar la dulzura de nuestra voz. Miraban maravillados, como todos los romanos cuando se aproximan por primera vez. Apenas si era unos niños. Hablaban entre ellos con la confidencialidad que da saberse extranjero. Contaban historias de su campamento y noticias que nos han entristecido.
Roma ha enviado un nuevo emisario. Tiene fama de hombre duro e implacable. Ha encerrado a Paulo y ha prohibido a los centuriones, bajo pena de muerte, que visiten el río. Quiere evitar que caigan en nuestros hechizos, en nuestros brazos.
Las condiciones de las negociaciones son inaceptables. El consejo sigue pensando en resistir, mientras los ancianos y los niños siguen muriendo.
Prefiero morir a que alguien me haga su esclava. Nadie más que Paulo pondrá sus manos sobre mi piel. La locura y la cordura se entremezclan como Urbión y las nubes. Regalé mi corazón a las orillas del Duero. Ahora, mi sangre fecundará esta tierra y mi cuerpo será el alimento de los valientes…
¡No te desanimes amiga!!!. Ya sabemos que los hombres son insufribles y se vuelven ciegos, sordos y...hasta tontos!!.
ResponderEliminarEstoy segura que sí acuden, que su vergüenza o puede que la inseguridad en sí mismos les hace ocultarse pero....no desesperes!!!
Besos
A veces nos olvidamos de nuestra esencia por entender que la vida no tiene significado, pero siempre lo tiene. En cualquier esquina, alguien necesitará de tu ayuda, de tu consuelo.
ResponderEliminarlo que vale es ser fiel a uno mismo.
Besos
La desesperanza duele tanto...que marca el alma, pero ella misma nos abre fronteras nuevas....y entonces seguimos...quizás sin esperanza, pero confiando en nosotros mismos!!
ResponderEliminarBikos:D
¡Aquí hay un torrente de talento! Lo veo, lo intuyo. Esto podría formar parte de una historia tremenda. Vaya textazo!!!!!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, hace tiempo me gustaba escribir cosas parecidas, la pena es que ya no se ni donde estan ni que fue de ellas... pero esta bien imaginar, es algo que nos libera de todo
ResponderEliminarNo sé que tendrán esas orillas del Duero, que hace que del espíritu brote las mejores líneas, que se lo digan si no a Antonio Machado. Un besote.
ResponderEliminarSabes? Me he quedado con ganas de seguir leyendo...
ResponderEliminarSalu2
Es la historia más bonita que he conocido sobre el color de las arenas de un río...
ResponderEliminarUn beso
Y por eso la tierra se tíñó de rojo para la posteridad...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta historia, es como un cuento de hadas triste.
Besos muchos
mmm ideas
ResponderEliminarprecioso, has hecho que casi pueda visualizar, sentirlo...
un beso!
Gotas de imaginacion que fecundan un terreno muy fertil...wow!
ResponderEliminarpoderoso texto!
Hola Ideas!!
sigo leyendo...
Me parece un magnífico principio para una apasionante novela recorriendo sentimientos e historia a la vez.
ResponderEliminarSaludos
Un excelente texto ya sabes que leerte siempre deja algo sobre lo que reflexionar.
ResponderEliminarSaludos
Fantástico... muy original! Enhorabuena!
ResponderEliminarEsas tierras son ya fecundas y el sol bebe atardeceres en sus campos...no necesitan más sangre de valientes, sólo sudor de arados heroicos.
ResponderEliminarbesos.
Magnífico Ideas ; me encanta;) triste pero tan bello.. sutil.. ayyy el desamor
ResponderEliminarbesitos
Aprender a ser valientes como tu Ailes y a resisistir ante las adversidades, solo nos tenemos a nosotras un texto muy bello, me ha dado que pensar
ResponderEliminar"Regalé mi corazón a las orillas del Duero"
ResponderEliminarsin palabras.
Saludos
Precioso relato Ideas, tu imaginación es desbordante.
ResponderEliminarBesitos
Debio ser tremendo aquel verano en Numancia...pero aún perdura en el recuerdo de sus paisanos. Un besote.
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