29.12.06

Silencios

Nunca he guardado silencios y es como si los custodiase. Mi alma es como un pastor que conociese el valor de las palabras y del calor de los rayos de sol en invierno. Tiene la piel curtida por el viento y la mirada pausada. Sus sueños se escriben en la superficie del agua, en la arena de la playa, con palabras de viento. Sus pensamientos se olvidan, sus realidades se colorean y domestican como aquel elefante que se ata a un poste para que no escape.

El subconsciente guía esa manada de reflexiones y pensamientos. Los ordenas, los viste y maquilla. Desde la sombra, los conduce por caminos de incomprensión y escepticismo, los sube por montañas de dolor y decepciones, y los deja descansar en las praderas de la esperanza.

Nunca he guardado silencios y, sin embargo, entre ellos crezco. Si los escuchas, los oyes. Son grandes maestros.

18.12.06

Sin

Pienso mientras el tic tac del reloj me acompaña en todo lo que se ha ido quedando en el camino, en todos esos instantes que siguen vivos en nuestra memoria, en todas esas personas que levantaron el vuelo y se alejaron, en todo lo que extraviamos en algún cruce de carreteras.

Sólo hay billete de ida. No hay posibilidad de retorno.

Las noches se han vestido de luto, se han quedado huérfanas, mudas. Bajo la luz de la farola las sombras se convierten en princesas, amantes que se comen a besos hasta que las campanadas del reloj de la iglesia rompen el hechizo.

Pienso es esas cenicientas que regresan a casa, en sus pasos precipitados que suenan en una calle empedrada, repleta de penumbras y silencios que se esconden tras las esquinas, en todos esos zapatos de cristal que se caen en las alcantarillas.

Flores que se marchitan, estrellas que se extinguen, fuegos que se apagan, marcos sin fotos…

15.12.06

Entre cenizas

Cuando uno camina por ese laberinto de muros de piedra, uno no puede evitar cerrar los ojos e imaginar cómo podría ser hace unos siglos la estampa real de ese cerro donde el cierzo sopla insistentemente. Defender su tierra les convirtió en héroes y les condenó a muerte.

Dicen que uno debe irse para quedarse para siempre.
No hay camino de retorno cuando se cruza ese umbral. Uno sabe que como gotas de lluvia, desapareceremos por uno de esos resquicios que hay en la tierra. Memoria u olvido, vidas que enmudecen y ausencias que se hacen presentes...

Vivir es detenerse frente a la nada, sentir que uno empequeñece hasta ser una mota de polvo que sobrevuela lo efímero.

Mientras uno pasea por ese lugar que castigaron con no reconstruir, uno no puede dejar de preguntarse qué es lo que hizo que nada no fuese sinónimo de olvido, sino el nacimiento de un mito, de una leyenda...

12.12.06

Pasos perdidos

Hay lugares que llevan demasiado tiempo en el debe de esa contabilidad casera. Hay días en los que uno deja que sus pasos cobren vida y se pierdan por laberintos de sendas y caminos.

Avanzamos con la mirada perdida en esa montaña que esconde la tierra prometida, el tesoro que soñamos descubrir.

Es diciembre en esta tierra que sólo aparece en las noticias meteorológicas, y sin embargo, los paisajes parecen vestidos de primavera. Si escuchas, se oye el silencio.

El viento juega en las praderas del este valle, saluda al muerdazo que engalana las ramas de los chopos que a estas alturas del otoño se muestran desnudas. Si observas, ves cómo el monte se engalana para despedir el año.

Hay momentos en los que uno siente que tiene frente así el paraíso y uno se recrimina no haber ido antes. Pero la magia de los sitios depende también de la ilusión de los ojos que los miran.