29.1.09

Por los viejos tiempos



Por aquel tiempo pasado en el que los verbos fueron los protagonistas, y los
comentarios de un anónimo una gran motivación para seguir escribiendo y al que no pude dar las gracias.


Nacemos y empezamos a escribir nuestra historia. Llegamos a este mundo solos y del mismo modo partiremos de él. Con las manos en los bolsillos, sin mas equipaje que lo vivido y los remordimientos de lo que no nos atrevimos a vivir. Somos buscadores de tesoros entre las ruinas de nuestros castillos de sueños, náufragos que alcanzaron la orilla de una isla abandonada. Creímos encontrar el paraíso y descubrimos que era el desierto de las desilusiones. El mismo tiempo que un día nos dio alas, tiñe de escepticismo nuestra mirada.

Nubes negras reemplazan al cielo azul de nuestra infancia. Laberintos de palabras que ya no son cuentos con finales felices, sino realidades que afloran en nuestra cotidianidad para atormentarnos con paraísos perdidos e infiernos encontrados.

Hemos ido creciendo en una sociedad que avanza por inercia, que no pregunta por miedo a escuchar algunas respuestas, que acalla la conciencia con discursos mediocres, que abandona cuando llegan las cuestas. Nos hemos amparado en el nosotros y el conformismo, en el esto también pasará y mañana será otro día, como aquel elefante prisionero por una diminuta estaca.

Repetimos que lo importante es vivir el día a día, que estamos bien, que somos afortunados como si al hacerlo nos pudiésemos autoconvencer, y amordazar a esa amargura que recorre nuestras venas.

Vivimos con la esperanza de que sea mañana ese día en el que encontremos entre los escombros de nuestra existencia, la lámpara que cambie nuestra suerte, y nos permita pedir al genio que ella habita nuestros tres deseos…

24.1.09

Condenados a ser libres

Estamos condenados a ser libres, a recoger los frutos de las semillas que sembramos, y que crecen en nuestro mundo transformando en consecuencias las acciones previas. Dicen que cuando llega uno a cierta edad, uno deja de ser protagonista de sus acciones, que su mundo se ha transformado en una selva y abrirse camino en ella resulta cada vez más complicado. Han crecido los hierbajos de las decepciones, duelen las espinas de los sueños rotos, las alfombras de pétalos arrancados a las rosas…

Cumplimos condena de lo que un día fuimos, pero también de lo que hoy somos y decidimos. No es fácil encontrar respuestas a las preguntas que nadie se atreve a formular en voz alta, los consejos son soldados en el campo de batalla, pero quien empuña la espada, somos nosotros.


Decidimos, tenemos esa responsabilidad, incluso cuando "nos dejamos llevar" estamos decidiendo "dejarnos llevar". Somos responsables de nuestra inercia y de nuestro movimiento. Los demás aportan su visión de las cosas, pero los que realmente decidimos o debiéramos decidir somos nosotros, conocedores de esa parte de las cosas que se queda entrelineas, que no aparece en la superficie sino que queda anclada entre los latidos del corazón.

Estamos condenados a decidir, y nadie puede cumplir nuestra condena a ser libres, o al menos, a intentarlo...

22.1.09

Fragmentos de cántaro

Es la historia de una obsesión, de una imagen que se repite en la memoria, de un eco que se hace hueco entre tanta racionalidad y nos empuja a regresar como si fuésemos delincuentes y hubiésemos allí cometido un crimen. Es la necesidad de recrear un momento que se nos escapó de las manos, de mirar frente a frente, sin las cataratas del romanticismo nostálgico. Es volver para poder volar, para confirmar que una vez estuvimos ahí, y corroborar que la memoria es una joven caprichosa que selecciona a su antojo qué y cómo lo guarda.

Es recoger los mil pedazos en los que se ha roto nuestro cántaro, mientras la tierra escupe la leche sobre ella derramada. Es volver a recoger los pasos dados y caminar hacia atrás, mientras los pensamientos se rebobinan: el ternero se convierte en cerdo, el lechón en cien pollitos y el canasto de huevos en un cántaro de leche camino del mercado.

Es rehacer el camino con los pies, y continuar andando con nuestras reflexiones. Uno puede regresar cientos de veces, andar el camino milimétricamente como si de laberinto se tratase, en el que estamos encerrados, pero nuestros pensamientos son caballos salvajes que no atienden a la brida…

19.1.09

Sorprender

Desembarcamos en este mundo ligero de equipaje, pero con los bolsillos llenos de esa capacidad de sorprenderse que se pierde según vamos creciendo. El cristalino de esta sociedad pierde flexibilidad a la par que nosotros nos vamos adaptando sin revelarnos a esa perdida gradual. Las arquitecturas personales se devalúan, se vuelven opacas,… Es una especie de amputación de alguno de los fragmentos del alma –piensan algunos. Es una especie de tirita que protege las heridas del alma –dicen otros.

Esta sociedad moderna avanza a pasos agigantados, aniquilando esa sensación que hace que nos frotemos los ojos para ver si estamos viendo bien, anestesiando ese mundo de emociones que sacuden nuestro interior cuando algo incomprensible nos ocurre…

En estos tiempos, sorprender es un valor en desuso, lo raro se ha convertido en común, y lo incomprensible es demasiado frecuente en nuestra vida diaria.

Demasiada información, demasiado de todo, va arruinando ese rincón humano habitado por la inocencia y la sensibilidad. Ese conformismo y esa mediocridad que amenaza con convertir en más de lo mismo nuestros días crecen sin que nada ni nadie ponga barreras.

Quizá lleven razón los que piensan que la perdida de esa capacidad de asombro, nos va convirtiendo poco a poco en seres grises, en estatuas de sal


Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender. Ortega y Gasset

11.1.09

Cuando envejecen los sueños

Algunos creen que ya va siendo hora no sólo de poner el punto final, sino también de cerrar el libro e incluso de arrojarlo al fuego para borrar de los recuerdos que alguna vez existió. Es más, algunos sugieren incendiar la biblioteca y salir corriendo hasta el lugar más alejado al que las fuerzas permitan llegar. Pero no siempre es posible. A veces, uno escucha consejos y los razona intentando autoconvencerse del camino a seguir. El único y más sensato. Pero en su interior, uno sabe que aún no es el momento, que aún quedan rescoldos por recoger, y preguntas que necesitan una respuesta.

Quizá necesitamos ver con nuestros propios ojos la realidad, sentir los zarpazos en nuestra carne, y derramar alguna lágrima antes de asumir con el corazón lo que la razón lleva tiempo repitiéndonos como un eco. Quizá algunos necesiten no sólo perder la guerra sino derramar hasta la última esperanza en el campo de batalla, antes de poder recoger sus pedazos y poder continuar deambulando por el laberinto. Quizá uno deba seguir caminando en círculos hasta que la fuerza centrifuga le empuje tanto que uno sepa que ha llegado el momento de seguir en línea recta.

Dicen que el tiempo es como una carretera en la que envejecen los sueños… Lástima que algunos se abandonen en alguna cuneta…

9.1.09

H2O

Nacemos a borbotones o simplemente gota a gota, avanzamos rápido o despacio, arrastrando sedimentos o sólo sorteándolos porque no tenemos fuerzas más que para rodearlos. El relieve y las circunstancias van marcando su curso. Descensos rápidos y pantanos de descanso, caminos de agua que discurren en el devenir de la vida. Senderos que se escriben con trazos húmedos y palabras cristalinas, que se cuelan a veces por las profundidades de esa epidermis de tierra.

Venimos de la nada, vivimos asumiendo o evitando retos, dibujando el devenir de nuestros pasos, hasta confundirnos en el olvido de la inmensidad del mar…

"Si supiera dónde nacen las ideas, volvería siempre a ese lugar". Jon Bilbao

2.1.09

"Somos lo que soñamos ser y ese sueño no es tanto una meta como una energía. Cada día es una crisálida, cada día alumbra una metamorfosis. Caemos, nos levantamos. Cada día la vida empieza de nuevo. La vida es un acto de resistencia y de reexistencia; vivimos, revivimos. Pero todo se sostiene en la memoria. Somos lo que recordamos, la memoria es nuestro hogar nómada. Como las plantas o las aves emigrantes, los recuerdos tienen la estrategia de la luz. Van hacia adelante, a la manera del remero que se desplaza de espaldas para ver mejor. Hay un dolor parecido al dolor de muelas, a la pérdida física, y es perder algún recuerdo que queremos. Esas fotos imprescindibles en el álbum de la vida. Por eso, hay una clase de melancolía que no atrapa, sino que nutre la libertad. En esa melancolía como espuma en las olas, se alzan los sueños."



Manuel Rivas