30.1.07

Instantes rotos

Es probable que pase desapercibido, camuflado entre la celeridad con la que vivimos el paso del tiempo, vestido de gotas de lluvia u oculto en la sombra de alguna estrella en la noche. Seguramente necesitemos caminar algunas lunas más hasta darnos cuenta de que en algún momento hemos dejado atrás ese punto de difícil retorno. Quizás prefiramos seguir soñando en voz alta, autoengañándonos, o simplemente pataleando antes de asumir que en algún momento las reglas del juego cambiaron. O tal vez, nada cambió. Sólo nosotros, o nuestra manera de ver y enfrentarnos a ellas.

Duele mirar atrás y buscar entre los recuerdos qué fue lo que convirtió la carroza en calabaza. A lo mejor nunca dejo de serlo. Como esas sombras chinescas que nos hacen ver siluetas mágicas donde sólo hay unas manos. Seguramente madurar sea mirar de frente las cosas, asumir que las velas se apagarán cuando el viento sople o la mecha se acabe, dejar marchar los días sin intentar retenerlos, sentir que las personas son como coches que circulan por nuestra vida.

Posiblemente no podamos evitar ese instante fatídico en el que nuestra realidad se rompe, en el que los principios cambian y lo que un día fue todo se convierte en nada. Seguramente necesitemos dejar que el tiempo doble nuestra esquina antes de asumir la relatividad de las cosas y, buscar en ese equipaje lo que pusimos sin querer o lo que dejamos sin echar.

17.1.07

A ti

Hilvanando sueños, retazos de ilusiones y sentimientos, la vida pasa.
Allí donde los días se visten de niebla y el tictac del reloj es la banda sonora de nuestro tiempo.
Principios que son finales, cuando uno no sabe ni de dónde viene ni hacia dónde va.
Polizón en un barco que navega a la deriva. Sombra que deambula en mitad del desierto, escondiéndose de si misma. Ecos de una voz que enmudece.
Fantasías escritas entrelineas, dibujadas con colores de esperanza y escepticismo.
Silencios que son gritos, huidas hacia el infinito.
Caminos que se pierden en los cambios de rasantes, náufragos en una isla desierta.
A ti, que has acompañado mis pasos, que has llenado mis noches vacías.
A ti, que has sido arco iris en mis días de tormenta. A ti, gracias

15.1.07

Perdidos

Nuestra infancia es un paraíso perdido. Vendimos nuestra dicha por una humilde piruleta. Nadie nos informó que aquel flautista, sin ser de Hamelin, entonaba el tictac cansino de un reloj cuyas manecillas siempre avanzan. Nos hipnotizaron con la promesa de ser mayores y, subimos aprisa a esa carroza de cristal que gira y gira en la noria, sin pensar que padecíamos vértigos y mareos. Nos dijeron que no perdiésemos de vista esa zanahoria - perdón, futuro prometedor- que habían colocado frente a nosotros, y todavía no hemos dejado de seguirla, sin plantearnos ni a dónde nos llevan, ni por dónde hemos pasado. Algunos de nuestros sueños se quedaron atrapados en el barniz de la juventud, entre las risas tontas de la edad del pavo. Somos buscadores de oasis camuflados en el desierto en tiempos de sequia.

8.1.07

Palabras mudas

No siento la necesidad de hablar sino que, al contrario, prefiero caminar siguiendo la vereda del silencio. No se si es la resignación de un condenado a muerte, el equipaje que se arrastra en ese viaje hacia el interior de ningun lugar o la mirada fija de un bebé en sus primeros días de vida.

No es el deambular por un laberinto, ni el deshojar de una flor, sino más bien, la gota de rocío deslizándose por una hoja. Es cerrar la puerta del mundanal ruido, y buscar bajo esa mantita de colores, la paz interior, la música del alma y el calor de los que realmente son. Es mirar hacia el infinito de la noche buscando la luz de de esa estrella que se extingue para acompañarla en su agonía.

1.1.07

En pie

Este no es el principio, sólo un punto y aparte. Un nuevo inicio. Un nuevo amanecer. Un arco iris tras la tormenta, o eso al menos me gustaría pensar...
Dicen que caerse es optativo pero levantarse, obligatorio... Asi que de nuevo estamos en pie, desafiando el equilibrio, y mirando frente a frente a la vida. Pidiéndola que nos seduzca cada día...