25.2.08

El mejor sitio

Recorrimos uno de esos bellos jardines que regala la primavera y que roba el invierno, donde la vida brota y va de flor en flor. El vuelo de las pizpiretas mariposas robó nuestras miradas. Nuestra voz enmudeció por miedo a romper ese paraíso. No recuerdo cuando se hizo de noche, cuando el atardecer arrebató los colores a la tarde y el trinar de los pájaros dejó paso al frío silencio. Era el mejor sitio del mundo.

Se nos murió el verano. Enterramos nuestros cuerpos bajo abrigos raídos, dejamos que el otoño y el invierno, arrastrasen la suavidad de los pétalos en nuestras manos. Nuestro oasis se borró en algún momento indeterminado de este blanco invierno. Tal vez, sea el momento de abandonar el banco nevado, de recoger los lápices de colores y continuar andando.
Era el mejor sitio del mundo.