30.11.05

Somos números

Éramos números. Secuencias de dígitos escogidos por un sistema informático que ofrecía un lugar donde expresarse amparados por el anonimato. Fuimos un 22 y un 320. El azar nos puso en el mismo pañuelo, y nosotros fijamos nuestras miradas unos en otros.

Todavía me sigo preguntando cuál fue el motivo por el que un día decidí cruzar el umbral de tu refugio y detenerme a leer tu diario. Eras una de las bitácoras más leídas. Recuerdo que entonces librabas una batalla interior, buscando las palabras y el momento para expresar en voz alta y clara lo que sentías. Hablabas de las dificultades que encontrabas en un pueblo pequeño para mostrarte tal como eras, y me quedé atrapada entre las líneas tejidas con sentimientos a flor de piel. Apenas si había empezado a saborear tus artículos, cuando leí que tus pasos se perdían por las tierras de Machado, y todavía no me había recuperado del vuelco que me había dado el corazón, cuando escribiste tu despedida. Cerraste la puerta de tu casa pero conmigo fuiste generoso, me dejaste una dirección donde encontrarte, y una adivinanza. “Soy de un lugar por donde el Duero pasa bajo un puente de 13 ojos”.

Durante días aquel mapa fue mi brújula, y guió mis pasos. Acompañé a ese río de leyendas desde su nacimiento hasta perderse por tierras burgalesas. Encontré puentes y más puentes, la mayoría de tiempos más prósperos. Y entre ellos, estaba ese puente medieval del que me hablabas. Fue la primera vez que sentí esa sensación de que a pesar de estar cerca estamos muy lejos. Habíamos pasado de ser números a nombres, y sin embargo, en algún punto del camino, éramos de nuevo números camino del olvido.

Te fuiste cuando el otoño comenzaba a tejer su alfombra de hojas secas. El destino actuó como un mago, y cubrió con una tela de niebla y silencio tu marcha, para sorprendernos cuando al retirarla apareció otro número, 1230.

Sus pasos iniciales fueron tímidos, como aquellos que buscan un sitio donde ubicarse, donde sentirse cómodo, y poder hablar con libertad. Era adorable, tierno, con el encanto que da la juventud y ese aire adolescente que algunos hemos perdido en el camino y que añoramos. Tenía la sensibilidad a flor de piel, y el corazón rebosando de amor. Contagiaba tanto su optimismo como sus días grises.

No recuerdo que fue lo qué hizo que empezase a sumar dos y dos en mi cabeza. Frente a mi se presentaban muchas piezas y ni siquiera sabía si eran del mismo puzzle. Empecé a escarbar en mi memoria, y a encontrar coincidencias que habían pasado desapercibidas. Los números volvían a transformarse en nombres. Las cosas empezaban a tomar forma y lugar.

Durante días mi imaginación buscó entre las miradas verdosas, la esencia de aquel 1230. No fue posible. Habría que esperar que el azar nos volviese a sorprender. Fueron apenas 15 metros en medio de una gran calle repleta de gente, un cruce de miradas que se graba en la memoria, y un montón de comentarios al día siguiente colocan nombre a esas figuras que se cruzan en mitad de la noche. De nuevo, tan cerca y sin embargo tan lejos…

La sensación de que este mundo es un pañuelo inundó el aire, mientras los miedos y las inseguridades volvieron a conjugarse en presente.

Tu regreso, supuso su huida. Las cartas estaban descubiertas, y las decisiones tomadas.

No se debe buscar a quien no quiere que le encuentren” me recomendaron. Si alguna vez busqué, a partir de entonces dejé de hacerlo. Pero a veces, cuando abandonas las búsquedas es cuando encuentras. Una tarde de domingo, el aburrimiento y mi curiosidad me llegaron a tu nuevo diario.

Aquel descubrimiento fue agridulce. La alegría de reencontrarte se mezclaba con el miedo a que abandonases tu refugio en mitad de la noche. Casualidades de la vida, hablabas de sorpresas, de cómo nos gustaría que nos sorprendiesen, y sin pretenderlo, conmigo tu lo habías conseguido.

29.11.05

Sobre la vida

La vida se puede ver de muchas maneras...
puedes hacer una lista con lo que tienes o un inventario de lo que te falta...

26.11.05

Descubrí

Descubrí que de nada sirve seguir, si el camino se hace en solitario, si al avanzar vamos dejando la piel y no hacemos nada para curar las heridas.
Descubrí que algunos sacrificios no lo son, porque al hacerlos saben dulces en nuestros labios.
Descubrí que lo que gano es demasiado valioso para no luchar por ello, aunque los demás no lo entiendan.
Descubrí que sin su mirada, seguir escribiendo públicamente no tiene ese aroma a tomillo que me gusta oler.
Descubrí que una casa no es un hogar porque tenga un tejado y unas paredes, sino por el calor que se siente dentro.
Descubrí que muchos te pueden ofrecer el mundo, pero sólo tu decides el mundo que quieres vivir.
Descubrí que mirar un atardecer es más precioso si se hace en las pupilas de alguien a quien se quiere.

20.11.05

Te extraño

Pienso mientras tecleo. Te has ido. Se han cumplido los augurios y ahora ese sitio donde me refugiaba está vacío. Te llevaste todo, como si quisieses borrar tus huellas, como si pretendieses engañar a mi memoria de que alguna vez has existido.

Nada es eterno. Todo llega, es y pasa. Todo se transforma como la energía.

Querías irte. Necesitabas levantar el vuelo en solitario y sentir la libertad que dan las palabras no escritas. Yo nunca podría retenerte, aunque hubiese vendido mi alma para que no te fueses.

Desde que te has ido, la vida se ve en blanco y negro, con aroma de nostalgia y romero,..

Para ti nunca habrá un adiós en mis labios. Seguiré esperando tu regreso, como espero la llegada de la primavera...

Actriz [2]

La oscuridad es su aliada, la noche una fuente de inspiración y de reflexiones. A veces se pregunta, cuánto queda de esa actriz que se sube cada atardecer al escenario, cuando se pone a escribir. Nada y en el fondo todo.

Cuando empieza a teclear, se olvida de esos accesorios que la vida añade a nuestra rutina. Siente que es más ella, la esencia más concentrada de ese perfume llamado “uno mismo”. Frente al computador, en pijama y en zapatillas, busca rayos de sol que calienten ese cuerpo helado por el frío, un refugio donde esconderse de si misma o de esa caricatura que a veces aparece frente al espejo.

Hay momentos en los que la soledad le pesa demasiado, y la imagina como una losa que le aprisiona el alma y sus ilusiones. Ni siquiera puede interpretar su papel, se siente vacía.

Atrás quedaron las conversaciones con desconocidos que le prometieron la luna, y un crucero a través de las estrellas, confesiones del alma sin tapujos, sin vergüenza. No es lo mismo hablar frente a frente, que hacerlo sin mirar a los ojos, con el corazón en la mano, y los sentimientos a flor de piel. Para quien no busca nada, encontrar nada es suficiente, e incluso demasiado.

Está agotada de tantas batallas inútiles, de pintar cuadros multicolores que sólo ve en tonos grises, de fingir que no se entera de algunas mentiras.


Ella, la gran actriz que llena escenarios, está cansada de tantos aplausos, de regresar a casa cada noche acompañada por el frió que le congela el alma. Está hastiada de escuchar piropos y elogios de gente que sólo conocen el color de su colorete. Casi nadie está dispuesto a mirarle a los ojos con la cara recién lavada.

18.11.05

Actriz [1]

http://ideas320.blogspot.com/2005/11/actriz.html

Esta noche está especialmente cansada. Sus pasos se tornan torpes sobre ese suelo resbaladizo. Sólo le falta girar la próxima esquina y habrá llegado a ese apartamento, que desde hace años es su casa.

El sonido de la puerta al cerrar es el gong de salida para la imaginación. En esta carrera de relevos que es su vida, la realidad pasa el testigo a la fantasía.

Sentada frente al ordenador, enciende el monitor y una puerta imaginaria se abre. Descorre las cortinas de ese mundo virtual al que se asoma. Le gusta ser un espectador que mira perplejo a los transeúntes a través de la ventana e imagina la historia que cada uno arrastra como si fuese su sombra. Después en un rincón apartado, trascribe el dialogo con su conciencia y con sus sueños. Comienza su viaje privado a través de las palabras en busca de adjetivos que contengan las esencias y sensaciones que a ella quiere pintar.

Sin lastres sociales ni personales, sin más rumbo que el que marcan los sentidos y con el anonimato como brújula, recorre veredas mientras otros recorren caminos.

16.11.05

Actriz

Otra noche más el telón de terciopelo rojo desciende lentamente en el escenario mientras los aplausos se tiñen de silencio, y el patio de butacas murmura una despedida. Poco a poco, las luces se van apagando como estrellas en el firmamento. Los trajes duermen apoyados en sus perchas y los algodones desmaquillantes acarician los rostros de los personajes.

En los carteles de la función, ella es la actriz principal. Aún conserva la frescura de la juventud, aunque ya peina canas. Tiene instalada la nostalgia en la mirada, como aquellos que han ido abandonando sueños por el camino. Su caminar cansino se vuelve grácil cada vez que sube a un escenario. Es como si se reinventase cada vez que asciende esos tres escalones que separan su vida personal de la profesional.

El frío del otoño se cala en sus huesos cuando se despide del resto de la compañía, y comienza a caminar hacia su casa. Veinte minutos andando en la penumbra de estrechas callejuelas desiertas donde sólo se escucha su taconeo, es el tiempo que deja que su conciencia le hable y le traiga recuerdos de otros tiempos.

Ya ha perdido la cuenta de los años que han pasado desde que dejó atrás la tierra que le vio nacer en busca de un futuro que tiene sabor agridulce. A veces sueña con volver, pero sólo durante un instante se permite fantasear con esa utopía. Después llega la cruda realidad que desbarata ese castillo de naipes. “Alguna cosas sólo son dulces cuando se toman en pequeñas cantidades” se repite, como si al hacerlo estuviese acallando su conciencia, e incluso autoconvenciéndose mientras busca mentalmente una fecha en ese calendario para regresar.

La nostalgia se apodera de ella en esos paseos a media luz, cuando la ciudad duerme arropada por ese echarpe de lluvia que comienza a caer. Volver no tiene sentido cuando nadie nos espera, cuando al abrir la puerta nadie corre a nuestro encuentro, cuando sentimos el frío en nuestro interior.

Ironías de la vida, ella interpreta su mejor papel cuando desciende de ese escenario y retirado el maquillaje, pinta en su cara una sonrisa y abrillanta sus ojos.

15.11.05

Columpio

Acompáñame. Volvamos a subirnos a ese columpio como cuando éramos niñas, y soñábamos con acariciar el cielo con las manos.
Miremos el mundo a través de los ojos inocentes de un niño que cree en un mundo mágico donde viven duendes y brujas.
Coloreemos nuestro día a día como entonces lo hacíamos sobre nuestro bloc de dibujo, y pintemos arco iris tras la tormenta.
Tiñamos con ternura y risa contagiosa, el agobio y el desanimo.
Recojamos renacuajos como entonces, y piedras de colores en la regadera como si fuesen tesoros
Volvamos a bañarnos en el río y juguemos al escondite entre los ojos del puente.
Subamos de nuevo al tobogán, como si fuese la escalera que nos conduce a las estrellas. Deslicémonos por esa superficie que conduce al paraíso de los sueños.

14.11.05

Fotografia

Tenía los ropajes de los colores del otoño y en la mirada la nostalgia de otros días que tuvieron un brillo especial. Todo parece igual aunque sea distinto.

Miles de pájaros levantan el vuelo al sonar de esas campanas que son las únicas que he oído en esta ciudad. Es como si el cielo fuese de pronto, una tela de lunares, como si se contagiase de sarampión. El silencio de esas calles semipeatonales, del viejo coso, se interrumpe por el piar.

Alguien me pregunta si hay un concurso de fotografía. No era el caso pero hubiese sido mas fácil decir que si y continuar el camino.


¡Cómo explicar esa necesidad de grabar imágenes! ¡Cómo hacer entender lo que siente uno cuando ve algo así, y cuando pasado el tiempo vuelve a vivir ese momento mientras contempla esa fotografía!. El presente se hace pasado a cada instante, pero el pasado se hace presente cuando las imágenes nos trasladan a otros sitios, a otros momentos en los que una imagen consiguió seducir a nuestra retina.

13.11.05

Aguila

Hoy es el cumpleaños de alguien que vive en otros mundos. Alguien a quien tengo aprecio y admiro, porque su forma de mirar la vida, de vivirla, me parece que debería ser contagiosa. Me ha enseñado muchas cosas sin pretenderlo ni saberlo. Sus palabras son, a menudo, semillas de pensamientos que se desarrollan en mi cabeza.

Es culpable de que deje la puerta entreabierta de mis días grises, de que hable en voz alta en los momentos bajos, de que no corra a refugiarme cuando me hacen daño.

Es el perdedor de una
apuesta, que jamás creí ganar, pero con la que me he reido infinitamente. Quizá porque a menudo no sé donde acaba el yo y dónde empieza los demás. Quizá porque pensar en mi o pensar en los demás, cuando esos demás son tan cercanos, para mi es lo mismo. Porque perder era ganar, y quizá ganar fue perder.

Gracias por esas palabras de ánimo, por esos abrazos cálidos, por esa sonrisa contagiosa,..

12.11.05

Más palabras

Siento que las palabras se quedan cortas para expresar muchas veces eso que nos pasa, o aquello que ocurre en nuestro interior. Se quedan pobres e insuficientes para poner todos esos matices que tienen las cosas y los sentimientos. Ni siquiera tienen los mismos matices cuando nos las dicen unos u otros, o incluso, la misma persona en diferentes momentos.

A veces suenan vacías, huecas.. y sin embargo en otras ocasiones tienen tanta riqueza que podríamos escucharlas cientos de veces y seguiríamos encontrando algo nuevo.

Hay días, en los que las palabras se ensartan como cuentas de un collar, como si de una mano hábil y ágil se tratase. Pintan sensaciones y consiguen enviar mensajes que parecen más escritos con el corazón que con las manos. Otros, como ahora, todo parece que se atropella. Se quiere decir tanto, que uno se queda mudo, y quizá es ahora, cuando el silencio de las palabras dice más que ellas mismas.

Hoy me preguntaba una amiga, “Tu, si quisieras demostrar a alguien que es importante para ti, desde el punto de vista de amistad, ¿cómo lo harías?“ Quizá lo importante no es el cómo, sino hacerlo, y hacerlo de manera que el otro sea consciente de que lo estamos haciendo. No es fácil demostrar los sentimientos, desnudar el alma y ponerla en las manos de los demás, pero quizá cuando lo hacemos nos sentimos más libres, y crecemos interiormente. Despojarse de esa coraza que a menudo creamos a nuestro alrededor para protegernos, nos aísla de los demás, y nos hace prisioneros de nosotros mismos. Cada vez que conseguimos desprendernos de ella, y lanzamos un mensaje en una botella a ese mar somos más felices. Si además, podemos ver que esas líneas llegan a esas manos para las que fueron escritas, uno siente que la misión esta cumplida..

Demasiadas palabras. Quizá lo mejor se queda entrelíneas. Demasiadas palabras para decir que te quiero mucho, y que espero te sientas la persona más feliz de la tierra.. hoy, mañana y siempre

11.11.05

El silencio de las palabras

Dicen que las palabras son tan importantes como el silencio. Son trazos que intentan dibujar un cuadro de sensaciones y sentimientos aunque a menudo se quedan en esbozos de ellos. Siempre he creído que cuando algo empapa tu alma, las palabras son insuficientes para describir esa aventura, ese momento, esos cientos de detalles que hacen que esos momentos sean inolvidables. Esos huecos se llenan de silencios, de miradas cómplices, de cosquillas en la piel,…

Silencios que son remiendos en ese alma, a veces maltratada por el día a día, deshilachada de tanto intentar estirarla. Redes que construimos para no dejarnos caer en el abismo sobre el que caminamos como si se tratase de un alambre.

Seguimos avanzando, entre la magia de las palabras y el misterio de los silencios, desequilibrando en cada paso nuestro peso, oscilando entre el sonido y el eco mudo de la conciencia, entre las cosas que nunca te dije y que nunca te diré, y aquellas otras que te he dicho y te diré hasta que rapten mi voz

9.11.05

Somos

Somos islas que flotamos en un mar a veces en calma y otras embravecido. Transeúntes en una playa desierta en pleno mes de enero. Huellas en la arena que las olas se empeñan en borrar. Cometas que el viento arrastra y gira a su capricho.

Somos contradicciones. Subimos a las montañas para tocar el cielo, para ver el mundo a vista de pájaro, pero sentimos vértigo y corremos al suelo. Recorremos kilómetros para encontrarnos, y nunca hemos estado solos. Soñamos con vivir, y entre sueños nos olvidamos de hacerlo.

Somos capitanes de un barco, donde somos el único pasajero. Buscadores de tesoros hace mucho tiempo descubiertos. Calas solitarias, inaccesibles por tierra, paraísos en la ruta de un velero.

Existimos. Somos, porque alguien así lo quiso, y nos dibujó en su pensamiento.

7.11.05

cita

Apenas si quedaban unos minutos para las seis mientras ella marcaba con su taconeo el tic tac del minutero de ese reloj que no avanza. De reojo, volvía a mirar la hora y frotaba sus manos. Su estomago era un nido de mariposas, un enjambre en pleno mes de mayo. Buscaba entre los transeúntes una figura difusamente conocida. Sentía que caminaba en lo alto por un alambre mientras cientos de miradas estaban fijas en ella. Intentaba calmar un nerviosismo, demasiado patente en cada gesto. Recolocaba una ropa cuya elección había sido muy estudiada. Repasaba mentalmente un discurso improvisado, que ya se ha aprendido de memoria. Recorría con su mirada ingenua rostros que parecían mirarla pero sin verla, y se preguntaba si alguno de ellos sería algo más que un espectador casual. Llegaba tarde, el reloj de la iglesia ya había dado sus campanadas.

El teléfono suena en un diminuto bolso que parece el escondite perfecto para ese artilugio. La ansiedad sube al cielo y desciende por las montañas mientras responde. Su cara dibuja una sonrisa mientras habla y habla. Su nerviosismo queda en un segundo plano. La conversación continua mientras una figura por su espalda avanza. Unas manos suaves se posan sobre sus ojos, unos labios que estampan un beso en su nuca mientras un susurro lanza una pregunta al aire: ¿me esperabas?

4.11.05

En la fuente


La imaginación se dispara en esas noches de lluvia que dejan las calles huérfanas. Parece una ciudad fantasma envuelta en una penumbra que sólo rompen las luces de algún coche camino del hogar. Las puertas del parque se cierran como se bajan los telones tras la función teatral. Sólo la fuente desafía ese silencio que se ha instalado en los bancos de madera. Desde lo alto del pedestal Zorrilla sigue vigilando la ciudad, mientras las luces de colores se mezclan con los surtidores de agua. Hace un tiempo marcaron las horas como sus manillas de agua. Ahora son como velas encendidas.

Esta noche dibuja la tentación. Invita a un baño entre sus caricias húmedas. Propone jugar al escondite entre sus pirámides de agua. Seduce con sus juegos de colores. Describe con versos fluidos una locura Hipnotiza y enreda con sus hilos de líquido cristalino. Susurra como las gotas de lluvia: ven, y hacia allí los pasos se encaminan. Sólo faltas tú.

2.11.05

Bajo un paraguas

El reloj marca la hora de regresar. La lluvia continúa cayendo como si fuesen lágrimas resbalando por el rostro de los edificios. Otro día más que se prepara para irse a dormir, y se perfuma con aromas de melancolía. Hoy la luna bailará su vals alejada de las miradas de lo curiosos que se asoman cada noche a la ventana, o de esos amantes que se comen a besos.

La calle está desierta. Sólo se escuchan unos tacones que se alejan sorteando los charcos. La noche invita a compartir ese paraguas que es demasiado grande para uno solo. Caminar juntos siguiendo el paso, mientras su brazo rodea mi cintura. Crear un mundo de caricias y besos en ese refugio que se pinta bajo esa tela multicolor. Escuchar sus susurros en mi oído mientras la lluvia forma una cortina alrededor nuestro. Saborear sus labios. Deslizar mis dedos entre su pelo. Detener el tiempo