Había olvidado cómo eran esos amaneceres teñidos de niebla. El paisaje es un lienzo en blanco esperando el regreso de esos colores que emigraron.
Todo parece nada. Siluetas y caminos que se esconden; sombras que desaparecen en el transcurso de un pestañeo, de una mirada. Una fina capa de pintura blanca es la catarata en nuestros ojos. La miopía desaparece, sólo existe lo más cercano. El resto es ausencia.
Caminar es perderse en un laberinto, colocar un pie delante de otro como si fuésemos un funambulista en lo alto de la carpa, sentir como la ceguera se apodera de nuestras retinas, olvidar el miedo y el vértigo. La existencia se esconde tras esa cortina opaca. Como si fuese un truco de magia, todo se convierte en nada…
La magia de perdernos en sensaciones que parecen abrazarnos...entre niebla y placidez!
ResponderEliminarBikos :)
me encantan los días de niebla
ResponderEliminar:)
hoy no alcanzo nada cercano.
ResponderEliminarun saludo
Amiga mía....
ResponderEliminarCaminar es perderse en un laberinto, pero tambien es encontrarse...
Como siempre escribes fascinantemente...
Gracias por tu comentario en el post de la mujer...
Un fuerte abrazo
Una descripción muy sorprendente
ResponderEliminarLa nada esa sensación de no vuelta atrás, vacío y soledad...
Besitos.
La niebla es como la vida, andar a ciegas, con la esperanza de que algún día levante y veamos claro.Un besote.
ResponderEliminarComo si la realidad fuera borrada.
ResponderEliminarSaludos!
Pero la niebla termina desapareciendo como desaparece sin dejar rastro la nada.
ResponderEliminarBesos
Lindo
ResponderEliminarSalud.