Nacemos con los ojos cerrados. Quizá por eso no distinguimos los juegos de sombras en la oscuridad. Nos obsesionamos con retener instantes fugaces, con buscar una felicidad que se nos escapa de las manos. Llevamos demasiado tiempo siendo molinos de viento, incapaces de retener el viento.
Estamos hechos de sueños y engaños. Los cientificos dicen que nuestro cerebro es crédulo, que activa el mismo grupo de neuronas al percibir la realidad que al imaginarla.
Algunos dicen que “nunca llueve sino diluvia”. Los pequeños chubascos y las ligeras lloviznas apenas nos molestan. Casi ni las notamos. Sólo cuando hay un verdadero chaparrón nos hacemos conscientes del clima.
La alegría y la pena están separadas por una frontera del grosor de un sedal para las personas sensibles. Los límites se difuminan como lágrimas en el mar.
Hay días en los que uno se levanta de la cama convencido que, por fin, va a dar esquinazo a todos los problemas del mundo, de que ha llegado el final del viaje…
"la alegría y la pena están separadas por una frontera del grosor de un sedal para las personas sensibles"
ResponderEliminarcompletamente identificada, a veces, muchas, le hacen sentir a una involuntariamente vulnerable...
Cuando miraba a mi futuro ahijado, hoy de 5 meses, recordaba al verlo recién nacido y pensaba justamente en eso que dices, de que nacemos con los ojos cerrados y vamos descubiendo el mundo... pienso en todo lo que le queda por ver por primera vez; esa capacidad de asombro que los infantes conservan de tan exquisita manera, y nosotros, ya de adultos, la vamos perdiendo. Quizás la pérdida de la capacidad de asombro es directamente proporcional a la vejez.
ResponderEliminarBesitos
Pues yo se que no he de buscar la felicidad fuera de los muros que retienen mi cuerpo, mi piel la envuelve...
ResponderEliminarMe costó darme cuenta de ello, aunque tenga un mal día soy yo la que llora, y si me divierto soy yo la que río.
Es tan simple...
Besitos
Recuerdo cuando nació mi hijo con los ojos bien abiertos, llorando a pleno pulmón como queriéndose comer el mundo dijo la comadrona.
ResponderEliminarY recuerdo que le dije, yo me conformo con que viva el mundo, y que el mundo no se le coma a él.
Saludos
Es maravilloso....crecer e ir descrubriendo todo...incluso lo que nos hace duro el camino.
ResponderEliminarMil bikiños y buen fin de semana!!
los límites... engañosos también...
ResponderEliminarondulados y movibles de modo que nunca sepamos dónde están realmente.
Un besazo, ideas
...Y conforme pasan las horas nos percatamos de que sólo e suna etapa más del viaje...
ResponderEliminarBesos muchos
Fue larga la espera.... pero volviste... Mi percepción de estos días... pues... seguro que desmesurada... me parecieron una eternidad¡¡
ResponderEliminarBesos¡
Las fronteras que separan no solo la pena de la alegría, sino también la vida de la muerte; la cordura de la locura; el odio del amor; el seguir o el parar... suele estar reducida a la mínima expresión por lo que es fácil, aún siendo duro, el atravesar el umbral...¡No lo hagas!.
ResponderEliminar¿Por qué huir de algo que de alguna forma obliga y compromete???
Un abrazo grandote, grandote.
Has reducido el título de tu post a un punto. Es sin duda la imagen perfecta para lo que expresas. Hay un punto en el que se concentran la alegría, la pena, la realidad, las percepciones; todo lo que constituye el horizonte de nuestra vida. Todos los límites se encierran en un punto y hay que desplegarlos. Ese es el origen de la vida, eso es nacer (y eso es morir).
ResponderEliminarNo se pueden retener instantes fugaces más que a través del recuerdo. ¿El recuerdo o la vivencia que lo suscita? ¿Qué es más intenso? Muchas veces dudo. Los instantes fugaces son molidos por el viento de interpretaciones futuras que les hacen perder su sentido originario. Es entonces cuando hay que agradecer que fuesen fugaces.
Estamos hechos de sueños y engaños, sí; esto es, de vacío, de un voraz y saturnal vacío. Intentar llenarlo es el mayor de los engaños.
Hemos perdido la capacidad de matizar: se necesita demasiada sensibilidad para ello y, por tanto, demasiado sufrimiento. Creo que a lo máximo que podemos aspirar es a encontrar esos detalles (chubascos, lloviznas, brisas, susurros) a través de la palabra. Debemos hacer que la palabra renazca, que abra los ojos sin sentirse deslumbrada por ello, que recupere la capacidad de admirarse.
Tu palabra es de ese tipo y la echaba mucho de menos.
El final del viaje no llega nunca ideas, pero a veces es lindo pensar que si. Besos.
ResponderEliminarla vida siempre sorprende en todo y siempre al final del dia hay una sonrisa de algun momento bello
ResponderEliminarun abrazo y mil gracias por tu compañia
que sea una linda semana
besos y sueños
me ha encantado el último párrafo.
ResponderEliminarlevantarse con la idea de que podemos con los problemas, de que controlamos nuestro presente, nuestra vida, y de que somos poderosos.
es lunes, hace un día maravilloso, y pienso en una canción que escuché esta mañana, pintar nuestra vida de muchos colores, como un arcoiris.
besos.
Ya te echaba en falta.
ResponderEliminarNacemos con los ojos cerrados, y al morir nos lo cierran.
¿Donde queda todo lo que vimos?
Un abrazo.
El final del viaje nunca llega, quizás el viaje en sí mismo es tan sólo una percepción engañosa más de nuestro cerebro, ese que se estimula tan por igual con fantasias o realidades, pero a mí me encanta pensar en él, en ese viaje de vida que me infunde penas y alegrías, y casi todo lo que merece la pena ser sentido.
ResponderEliminarUn abrazo.
ANÓNIMO.
ResponderEliminarMás intenso que el recuerdo es la vivencia. El primero termina perdiéndose en los vacíos de una dependencia voluntaria creados por las dudas, los temores, los miedos, las nadas.
La vivencia de las ilusiones es el estado máa hermoso y su sentido nunca se pierde. Las vivencias permanecen indelebles cual una parte más del alma, las palabras pasan.
Lo contrario es una huida para no sentir el peso de aquello que se fue incapaz de llevar.
¿No será más engañoso buscar consuelo en detalles y en palabras que vienen a ocupar espacios dejados por miedos y cobardías?.
Siempre todo vuelve al mismo punto, fin y principio de todo, ahí está su origen y su fin.
Un abrazo ideas.
Nuestro cerebro es crédulo y en ocasiones clamamos a la ignorancia, no saber, no querer saber, duele menos...
ResponderEliminarBesos, la espera valió la pena.
Por desgracia no basta con abrir los ojos para ver, y tardamos mucho, a veces toda una vida, en ser capaces de mirar viendo...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Vaya que sí, hay días que uno cree que el color del tono que arrulla el cielo va a cambiarnos y va a estar lleno de luz... Y hay días, que el gris nos arropa el alma cuando tiene frío y nos deja dormir placidos por horas en la cama, descansando de tanto...
ResponderEliminarUn abrazo,
Y fíjate, uno gira la esquina y se encuentra con que los problemas se le han adelantado y que al viaje aún le queda un gran techo, y tal como se desespera también se alegra, porque al fin y al cabo esa manera de estar es la única que conoce.
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