18.10.06

Juguetes rotos

Siempre supe que llegaría ese día en el que uno tiene que desnudarse y mostrar a la luz lo que la deslumbrante novedad ha dejado ensombrecido. En ese instante no se priva uno de ser, sino todo lo contrario: uno es un yo más intenso. Hay un momento en el que uno deja de meter tripa, de decir lo que los demás quieren oír. Entonces, el actor que todos llevamos dentro, abandona el escenario y olvida su papel. El cuándo ocurre esa metamorfosis depende de cada uno y de sus circunstancias. Uno muda la piel, evoluciona, se adapta…

Siento fascinación por las noches de lluvia, por la figura de una actriz que sale por la puerta de atrás del teatro tras la función. Despacio, ella se sube el cuello al abrigo, se coloca el bolso y abre ese paraguas que detiene el tiempo y enciende la mecha de las reflexiones. Es mi manera de representar visualmente el regreso metafórico a la esencia de las cosas, una manera de eliminar lo superfluo, y disfrutar ese periodo en el que uno va descubriendo, capa a capa como si se tratase de una cebolla, ese mundo que nos rodea.

La vida nos coloca en alguna etapa en un pedestal. Después comenzamos a bajar escalones, y el héroe que un día fuimos se difumina. Pasamos de ser el último grito, a ser juguetes rotos a los que se abandona. Sin corsé, dejamos de ajustarnos al molde que nos asignaron inicialmente. Nos marchitamos o, quizá, sea más justo pensar que la efímera belleza de las flores, deja al descubierto un fruto no siempre apto para todos los paladares…

11 comentarios:

  1. El tiempo nos deja libres el alma, es esa la que con el paso del tiempo debe permanecer siempre desnuda a quien se ama.

    Bikos!

    ResponderEliminar
  2. Pero siempre habrá quienes quieran seguir por siempre jamás en ese pedestal, los que quieran dar una imagen demasiado idealizada de sí mismo.
    El tiempo todo lo termina dejando en su sitio, todo termina por volver al inicio del principio.
    Besos, guapísima

    ResponderEliminar
  3. Representamos nuestro papel a lo largo de toda una vida y, sólo en contadas ocasiones nos quitamos ese disfraz que frecuentemente nos hace caer!.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Para convertirse en un juguete roto, antes se tiene que haber sido juguete...

    ResponderEliminar
  5. Quizás sea una manera de sentirnos más libres, más auténticos, más dueños de nuestro destino; deshacernos de los disfraces, y ser más "esencia".

    besos.

    ResponderEliminar
  6. Todos sentimos que algo se rompe si dejamos de ser especiales de alguna manera y volvemos al cajón de lo pasado de moda...

    ResponderEliminar
  7. Es magnífica esa imagen que describes de la actriz abandonando la escena en una noche de lluvia.
    Es así exactamente. En la más íntima soledad, volver a lo que de verdad ES.

    Un abrazo, ideas

    ResponderEliminar
  8. Me encanta leerte, disfruto muchisimo llenandome de tus letras, espero que siempre estes encima del pedestal
    Besitos.

    ResponderEliminar
  9. Y es en la realidad cuando aparece la gran belleza, no apta para mentes superficiales.

    Saludos

    ResponderEliminar
  10. Soy más actor de lo que quisiera en mi vida, pero lo soy... me he sentido reflejado escondiendo la barriga o encontrándome conmigo mismo después de la función... lo importante es no vivir para el público, sino con el público...

    ResponderEliminar
  11. También yo tengo especial predilección por esas escenas, que no sé por qué, semejan detener el tiempo. Será que me gusta reirme del reloj de vez en cuando? Un besote.

    ResponderEliminar