Nacemos y entre las partículas que respiramos, se cuelan algunas semillas de miedo. Nuestro inconsciente es tierra fértil donde germinan esas simientes. Aquellos años de nuestra infancia fueron abono y agua que hicieron crecer ese mundo de sombras que nos asustaba. Nuestra seguridad y valentía, el mejor herbicida.
Inundaron nuestra imaginación con cocos y hombres del saco, cuartos oscuros y fantasmas que aparecían al apagar la luz. Hemos crecido en un jardín donde las hierbas malas crecen e intentan ahogar nuestras ilusiones.
Fueron la cadena que nos retuvo unidos a aquel presente mediocre, el lastre del que no supimos desprendernos para alzar el vuelo. Son los hilos de la tela de araña donde nos sentimos atrapados, el veneno que nos paraliza, el freno a nuestras esperanzas.
Inundaron nuestra imaginación con cocos y hombres del saco, cuartos oscuros y fantasmas que aparecían al apagar la luz. Hemos crecido en un jardín donde las hierbas malas crecen e intentan ahogar nuestras ilusiones.
Fueron la cadena que nos retuvo unidos a aquel presente mediocre, el lastre del que no supimos desprendernos para alzar el vuelo. Son los hilos de la tela de araña donde nos sentimos atrapados, el veneno que nos paraliza, el freno a nuestras esperanzas.
Dicen que sólo los locos no tienen miedo, que los cobardes lo sienten pero no lo afrontan.
Algunos tenemos miedo a ese futuro que se vislumbra borroso ante nuestros ojos, a esos cientos de incógnitas que se plantean en nuestra cabeza. Algunos, si pudiésemos, echaríamos una hojeada a un instante de ese mañana que se conjuga entre temores.
Nos preocupan todas esas variables y circunstancias que no podemos controlar. El destino es una cebolla que vamos viviendo capa a capa. La juventud no es un analgésico para los que tenemos miedo al ocaso de nuestros días. El dolor y la soledad de la vejez nos asustan más que la muerte. Tememos descubrir un día que hemos dejado de ser nosotros, que somos unos autómatas desconocidos
Nos preocupan todas esas variables y circunstancias que no podemos controlar. El destino es una cebolla que vamos viviendo capa a capa. La juventud no es un analgésico para los que tenemos miedo al ocaso de nuestros días. El dolor y la soledad de la vejez nos asustan más que la muerte. Tememos descubrir un día que hemos dejado de ser nosotros, que somos unos autómatas desconocidos
Dicen que loco es aquél que ha perdido todo menos la razón, el miedo se intuye desde las sombras, y vamos decapando la " cebolla" de la vida día tras día.
ResponderEliminarUn abrazo
Miedo a mirar el cabello de armiño vestido, la tez arrugada y el calendario anunciante
ResponderEliminarde los días correr.
Besitos
Temer, en su justa medida, te mantiene alerta y vigilante. El miedo es tan parte de mi que no quiero perderlo, le dejo que me acompañe e intento que no me gane.
ResponderEliminarBesos.
El temor o miedo nos impulsa o nos detienes, procuremos que siempre sea un arma para seguir adelante.
ResponderEliminarMil bikiños!
Tienes razón. Nos reprime el miedo que nos metieron de niños. Actuamos sin saber que nosotros mismos nos arrastramos por esas neurosis que nos sujetan.
ResponderEliminarSalir de ese mundo es muy difícil pero puede hacerse, seguir por el que nos impusieron es el fácil.
Pero puede hacerse.
Besos
Es de humanos tener miedo. cierto es que algunos son ridiculos y otros bien fundados. En fin que solo pido energía para sobrellevar mis miedos.
ResponderEliminarBesos muchos
El miedo nos hace avanzar.
ResponderEliminarbesos.
Miedo al devenir de los días, y no sacarles todo el jugo.
ResponderEliminarUn saludo
Qué precioso describes, Ideas.
ResponderEliminarEs verdad, somos miedosos o actuamos a modo del avestruz para no ver el peligro.
Pero temer a aquello que vendrá, "pre-ocuparnos" (ocuparnos antes de tiempo), no nos dejará disfrutar del "ahora". De este instante preciso en que leo tus hermosas letras.
Besos!
Me encanta esta serie de retazos de vida que nos dibujas día a día como una pincelada de realidad.
ResponderEliminarBesito
siempre nos estamos enfrentando a los miedos
ResponderEliminarsaludos
robert
Todos esos miedos muchas veces nos atan y no nos dejan vivir libremente. Pero esos miedos se parecen a esas débiles cuerdas atadas a estacas clavadas a muy poca profundidad que mantienen a los grandes elefantes cautivos. Cuando los elefantes son pequeñitos los atan a cadenas y estacas más grandes para que cuando tiren para escaparse no puedan liberarse. Tiran y tiran hasta que se cansan y se convencen de que no pueden contra aquello que los ata creciendo con esa idea de lo que tienen atado a tu pata no puede ser cortado. Cuando grandes esa misma idea de no poder liberarse de su atadura no les permite intentar buscar la libertad de esa cuerda con su estaquita.
ResponderEliminarPero sabes?? el miedo es un cobarde.. en cuanto le plantas cara.. huye!!
ResponderEliminarBuen fin de semana, mil besos;)
A veces "no controlar esas variables y circunstancias de la vida", le dan un cambio radical a nuestras decisiones, no lo crees?
ResponderEliminarHasta que nos damos cuenta, que solo lo han hecho para que nos inmobilice.. y entonces necesitamos empezar a deseducarnos para volvernos a educar.
ResponderEliminarUn besito ¡
tal vez el miedo aparece cuando menos valientes nos sentimos, huele que nos faltan fuerzas u optimismo...el miedo nace en nosostros y nosotros debemos vencerle.
ResponderEliminarBesos Ideas
P.D.: te he dicho ya que me gusta mucho como escribes? ;)
Siempre ramilletes de sabiduría en este blog.
ResponderEliminarTodos tenemos "miedos" reconocidos o no,fundados o infundados ellos noshacen caminar con cautela.
ResponderEliminarBesos