Asunto: [RE] volver
De: Eire Martí
Fecha: 19 Jun 2007
Para: Soledad Martí
Hermanita,
Ya no somos unas niñas. Quizá debiésemos ir las dos y regalarle a la tía una esas estampas familiares que tanto añora. Mamá y papá también lo agradecerían. Los años pasan cada vez más deprisa. Sobretodo para ellos. Seguro que estos días les has escuchado decir que echan de menos aquellos veranos en los que el patio de la casa estaba lleno de risas y juguetes esparcidos bajo el cerezo.
Ahora sólo nos reunimos en los acontecimientos sociales ineludibles: bodas y entierros. El resto del tiempo parece como si esperásemos nuestro turno en la carnicería. Es un acuerdo que nadie expresó en voz alta y, sin embargo, todos aguardamos que llegue el número de nuestro ticket. A veces creo que somos hipócritas y egoístas cuando argumentamos que esas visitas de una en una son para no agobiar a mamá. Quizá debiésemos ser, por esta vez, generosas con nuestro cariño y tiempo.
Cuando me hablas de tu nuevo compañero de trabajo, le bendigo. ¿Sorprendida? Probablemente no. Tú sabes, mejor que nadie, cómo pienso. En situaciones como ésta, no puedo dejar de preguntarme cómo podemos ser tan diferentes... Tú siempre te refugias en el burladero de la vida. Prefieres ver los toros desde la barrera, sin pasar miedo ni sentir la adrenalina del albero. Pero esta vez, te ha pillado en mitad de la plaza, sin capote y viene directo a ti. Salir corriendo no es la solución y lo sabes. Esta vez tendrás que quitarte la camisa e improvisar unas verónicas. Y eso me alegra. Sinceramente creo que ya era hora que sintieses la sangre correr agitadamente por tus venas, que los amaneceres tuvieran una ilusión pero, sobretodo, que tu te atrevieses a vivir el día a día en toda su intensidad. ¿Lo harás?
Un abrazo muy fuerte
Ahora sólo nos reunimos en los acontecimientos sociales ineludibles: bodas y entierros. El resto del tiempo parece como si esperásemos nuestro turno en la carnicería. Es un acuerdo que nadie expresó en voz alta y, sin embargo, todos aguardamos que llegue el número de nuestro ticket. A veces creo que somos hipócritas y egoístas cuando argumentamos que esas visitas de una en una son para no agobiar a mamá. Quizá debiésemos ser, por esta vez, generosas con nuestro cariño y tiempo.
Cuando me hablas de tu nuevo compañero de trabajo, le bendigo. ¿Sorprendida? Probablemente no. Tú sabes, mejor que nadie, cómo pienso. En situaciones como ésta, no puedo dejar de preguntarme cómo podemos ser tan diferentes... Tú siempre te refugias en el burladero de la vida. Prefieres ver los toros desde la barrera, sin pasar miedo ni sentir la adrenalina del albero. Pero esta vez, te ha pillado en mitad de la plaza, sin capote y viene directo a ti. Salir corriendo no es la solución y lo sabes. Esta vez tendrás que quitarte la camisa e improvisar unas verónicas. Y eso me alegra. Sinceramente creo que ya era hora que sintieses la sangre correr agitadamente por tus venas, que los amaneceres tuvieran una ilusión pero, sobretodo, que tu te atrevieses a vivir el día a día en toda su intensidad. ¿Lo harás?
Un abrazo muy fuerte
Eire
Claro que lo hará, ¿verdad que sí?
ResponderEliminarMuuuack.