Querida Eire:
Llevo unos días rara, y extraña. Ya sabes que me gusta cuestionarme tantas cosas, y que hago esas conclusiones para mí tan inamovibles, y no acaba la semana cuando estoy yendo contra ellas.
Me he encontrado con Javier; habíamos decidido ir cada uno por nuestro camino, que sus intereses no iban por donde los míos, y que aunque nos gustásemos, cada uno buscaba algo diferente.
Me lo he encontrado y ha insistido en tomar un café; me ha cogido la mano, me ha mirado a los ojos, y me ha preguntado como me va. Me he violentado un poco, y le he dicho que bien. Se ha molestado y ha hecho ademán de levantarse, con cara rara, y me ha dicho… bueno, ya nos veremos.
No he podido evitar pedirle perdón, y rogarle que se quedase … después del café, por un paseo, después del paseo, después fue una cerveza…
No he podido evitar pedirle perdón, y rogarle que se quedase … después del café, por un paseo, después del paseo, después fue una cerveza…
Me siento rara, extraña, y sus promesas han sido va a ser diferente a antes, ya no somos los mismos.
Pero tengo esa sensación agridulce de no haber actuado conforme a mi plan de vida.
Soledad Martí
(Nota: gracias ideas por prestarme este espacio.)
A veces la vida nos sorprende con estas ocasiones...dicen que por más que torcemos el camino...el destino siempre te alcanza.
ResponderEliminarBikos ;)
Y para ti Ideas y buen fin de semana y bikiños mil :P
parece el inicio de una novela que me gustaría leer. Saludos y besitos
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