19.10.10

Te cuento (d-5)

No me gustan los días de lluvia. Son días grises donde la nostalgia se instala en las pupilas, y hasta el verde de mis ojos parece oscurecerse. Desde el segundo piso, donde está mi oficina veo la calle. A media mañana el deambular de la gente por las aceras parece una procesión en busca de uno de esos cafés que les agite el estomago y espabile. Me gusta ver ese contoneo de caderas, esas piernas femeninas que empiezan a crecer a la par que menguan las telas que las cubren… y entre todas esas cenicientas, está Ella.


La he visto desde la ventana. Iba acompañada por sus amigas. Sus risas contrataban con las nubes cada vez más negras. ¡Qué larga se me ha hecho la espera! Esperaba su regreso. Quería ver como la tela de su falda se pegaba a su piel, mirarla de frente sin miedo que me descubra y tenga que desviar la mirada o inventarme algún pretexto. Caminaban aprisa. Intentaban no mojarse, pero sin paraguas era inevitable. Ni siquiera cuando su tacón se ha enganchado en la rejilla del alcantarillado ha dejado de reír. Nerviosa, intentaba sacarlo, mientras la lluvia recorría su piel. Sus amigas la intentaban ayudar, pero el zapato parecía confabulado conmigo. Era una visión extraordinaria: sus ropas se ajustaban a su cuerpo, el cabello cada vez más húmedo...

Me hubiese gustado ser el príncipe del cuento y haber ido a su rescate…


Javier

1 comentario:

  1. Siempre me he preguntado qué tienen las alcantarillas contra las mujeres...¿habrá más de una confabulada con ellos?

    Un beso.

    ResponderEliminar