19.10.10

Te cuento (d-11)

Han pasado veinte días desde aquella primera mirada. Lo sé porque cada día que la veo, lo marco con un circulo rojo en el calendario, como cuando era un adolescente y vivía aquel primer amor que jamás pensé volvería a sentir. Dicen que todos los amores son distintos entre si y, sobretodo, muy diferentes al primero. Sin embargo, éste me recuerda mucho a aquél, con sus locuras y esa inocencia esperanzadora que cree que todo es posible. Nunca creí que volvería a sentir lo que siento y mucho menos con esta intensidad.
A veces me pregunto si no soy un títere en las manos de este sentimiento que me maneja a su antojo. La cordura brilla por su ausencia en estos días. Mis amigos me habían hablado de la crisis de los cuarenta y de esas locuras que se hacen, intentando auto demostrarse que uno aún es joven y apetecible. ¿La estaré yo pasando? No sé. Sea lo que sea, bendita locura. Aunque a veces me haga sentir como un niño al que le han sorprendido haciendo algo prohibido. Como esta mañana, cuando caminaba desde el coche a la oficina. La misma rutina de siempre: llegar pronto al trabajo y aparcar el coche mientras espero que ella llegue, la llamadita de móvil de todos los días,… pero esta vez mi ninfa no ha salido despavorida sino que se ha acercado a mi. He enmudecido de la sorpresa. Tanto que he colgado sin despedirme cuando he escuchado de sus labios sus buenos días. ¡uff! ¡Hoy si que lo han sido! Porque no ha salido huyendo de mi pero, sobretodo, porque ha seguido hablándome más allá de lo políticamente educado y correcto. Me ha preguntado si trabajaba en la segunda planta… y si era J. En ese momento hubiese querido que el suelo se abriese y me tragase. Me he debido poner tan rojo como los semáforos en hora punta. Me he sentido torpe. Inmensamente torpe.. Sólo se me ha ocurrido proponerle tomar un café y así descubrirle que va detrás de esa jota. Cómo que ella no supiese ya mi nombre… Seguramente hasta tenga mi currículum en su mesa…


Todavía no hemos concretado la cita. Quiero llevarla a un sitio especial, como ella, donde podamos sentirnos cómodos para hablar. Quiero que cuando acabe ese momento, ella se vaya pensando que durante ese tiempo ha sido la princesa de mi cuento, y ansíe que esos momentos se repitan…

O tal vez, sea mejor dejar que ella elija dónde y cómo será esta primera vez. Así se sentirá más tranquila y todo será más fácil
Javier

5 comentarios:

  1. No sé lo que preferirá Soledad, yo preferiría que eligiera él...

    Qué gran momento el 'rojo semáforo'...pobre jaja

    Muuuuuuuack.

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  2. Me encanta tu blog! Me parece estupendo todo lo que he leido aki...

    Besos!!

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  3. Me tengo que poner al día con "te cuento", lo prometo.

    Saludos

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  4. Mejor que la deje a ella que elija, por eso de la tranquilidad...
    De sueños también se vive.

    Besos

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  5. Bonita historia ésta de emociones invertidas!
    ;-)

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