10.6.10

El óxido del tiempo

Hasta los veinte o treinta años, uno cree que el tiem­po es un río infinito, una sustancia extraña que se alimenta de sí misma y nunca se consume. Pero lle­ga un momento en que el hombre descubre la trai­ción de los años. Llega siempre un momento en el que, de repente, la juventud se acaba y el tiempo se deshiela como un montón de nieve atravesado por un rayo. A partir de ese instante, ya nada vuelve a ser igual que antes. A partir de ese instante, los días y los años empiezan a acortarse y el tiempo se con­vierte en un vapor efímero…

Libro: La lluvia amarilla. Julio Llamazares

1 comentario:

  1. Y no siempre la vida termina con el golpe de los años en un calendario...

    Bikiño, siempre.

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