A veces la vida te sorprende en una esquina, o en la cola de
un establecimiento. Te enreda con una mirada negra y una sonrisa en los
ojos. Te tienta a través de las palabras
de un trovador, como un genio que sale de su lámpara. A veces uno tiene que dejarse sorprender o
simplemente jugar sabiendo que probablemente
acabes perdiendo…