No habrá carta de despedida, ni palabras que busquen anudar sentimientos y sensaciones a estos quince años. No escribiré un adiós, ni pondré palabras a este tiempo. Me iré a la francesa, sin hacer ruido, simplemente poniendo un pie tras otro sin mirar atrás, para no convertirme en una estatua de sal. Atrás quedan madrugones, anécdotas, retos, horas y compañeros de trabajo. Experiencias de vida, y algunos amigos.
Hasta los cardos, acaban mostrando sus preciosas flores… aunque uno ya no esté ahí para verlas... Sorry! ¡mi brújula ya marca otra dirección!
Cuándo?
ResponderEliminarBufff... Cambio de camino. Son momentos de reflexión, de destino, de dirección y hasta de objetivos...
ResponderEliminarÁnimo!!!
Besos