Siempre de paso. Entre el ayer y él ahora. Buscando el equilibrio. Con miedo a echar unas raíces demasiado profundas. Poniendo minas en nuestro propio camino. Salir corriendo es nuestro día a día. Nada es eterno. Nada queremos que será eterno. Nos engañamos. O creemos que nos engañan. Somos inseguros e indecisos. Amamos una vida establecida, sin sobresaltos. Y cuando nos da por pensar, pensamos que se nos va la vida sin haberla vivido. Que lo importante quedó relegado al último vagón, y dejamos que el miedo ocuparse su lugar. Hay trenes que no volverán a pasar, y andenes que se convirtieron en lugares prohibidos. Ya no sé si te quise, ya no sé si alguna vez me has querido
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