Te has ido. Solo como siempre
viviste, en la intimidad de un mundo hecho a tu medida, en tu oasis más
particular. Te has ido en silencio, tu
que amabas el ruido de la rebeldía,…
Te has ido y nos has dejado sin
palabras, con el corazón en un puño y los ojos llenos de lágrimas.
¡Qué pronto te has ido! Aún teníamos
muchas cosas que celebrar, algunas charlas por tener, muchos consejos que
escuchar y seguir, algunos silencios que nos harían crecer...
Te has ido y aún faltará algún tiempo para que descubramos qué es tu
ausencia, tu eterno silencio, tu estado sulfuroso… Aún nos quedaba mucho por vivir…
Toca aprender a vivir sin ti,... y
sospecho, que nunca fuiste consciente de lo difícil que iba a ser, quizá porque
nunca te hicimos ver lo importante que podías ser para nosotros.
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