A veces la soledad te puede, te lleva a su terreno y te hace mirar a través del cristal de la nostalgia. No hay abrazos cálidos, ni voces de ánimo, todo parece verse en tonos grises y apagados. Nos puede esa realidad en la que no encontramos nuestro lugar, el desconcierto en medio de una multitud que parece dejarse llevar hacia quién sabe dónde. No encajamos en el momento en el que vivimos.
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