En algún lugar de la inmensidad del universo, un segundo se detiene y la vida toma un nuevo pulso. Rescatamos del naufragio pensamientos y recuerdos que un día fueron el norte de nuestra existencia. Estamos hechos de tiempo, de diminutos ladrillos de palabras y silencios, de realidades y sueños. Vagamos por laberintos de sentimientos bajo toldos de incertidumbres y miedos. Frotamos nuestras manos, esperando que al abrirlas la magia de una paloma surja de ella y nos indique el camino a seguir.
Recuerdo su nombre, su silueta recortada en el horizonte del ayer, sus caricias como gaviotas sobrevolando el puerto, su voz que se desvanece como hielo en el desierto… Reminiscencias de un tiempo que se aleja entre la niebla
La vida es así, pareciera que una sola tarde de nuestra existencia fuera más que tarde para amar, recordar, añorar.
ResponderEliminarLa niebla es el esfumino del tiempo, la lente difuminadora del recuerdo...
ResponderEliminarbesos