Vuelve a leer ese libro que nunca llegó a escribirse, y descubre invisibles anotaciones en sus márgenes, demasiadas líneas en blanco, demasiados renglones con letra pequeña, casi imposible de ver.
Vuelve a balancearse por el columpio de los pretéritos, a deslizarse por el tobogán de los condicionales, a tirarse por la tirolina que une el futuro con los recuerdos y viceversa.
Vuelve a recorrer capítulos y anexos, a zambullirse en metáforas imposibles, y juegos de palabras que soñaron ser sonetos pero tuvieron que conformarse con la rima asonante de los poemas mediocres.
Vuelve para irse, como los puntos y aparte que separan párrafos, ideas, soledades y sueños, como esos caminos que desaparecen en los cambios de rasante, como esos puntos suspensivos que acompaña al etcétera.
Vuelve a recorrer ruinas y abandonos, silencios y olvidos, fangos y arenas movedizas, a caminar por el borde del precipicio de las entrelineas, de las promesas incumplidas, de los sueños inalcanzables, de las realidades agridulces.
Vuelve a esculpir castillos de arena que las olas borran como los puntos finales que marcan el final de cada historia.
Vuelve a balancearse por el columpio de los pretéritos, a deslizarse por el tobogán de los condicionales, a tirarse por la tirolina que une el futuro con los recuerdos y viceversa.
Vuelve a recorrer capítulos y anexos, a zambullirse en metáforas imposibles, y juegos de palabras que soñaron ser sonetos pero tuvieron que conformarse con la rima asonante de los poemas mediocres.
Vuelve para irse, como los puntos y aparte que separan párrafos, ideas, soledades y sueños, como esos caminos que desaparecen en los cambios de rasante, como esos puntos suspensivos que acompaña al etcétera.
Vuelve a recorrer ruinas y abandonos, silencios y olvidos, fangos y arenas movedizas, a caminar por el borde del precipicio de las entrelineas, de las promesas incumplidas, de los sueños inalcanzables, de las realidades agridulces.
Vuelve a esculpir castillos de arena que las olas borran como los puntos finales que marcan el final de cada historia.
Ese paisaje.... Es el libro repleto de secretos vividos y venideros, y tú lo sabes leer.
ResponderEliminarPor cierto... la rima asonante, pobrecita... :)
besos
Preciosas palabras para narrar como nos anclamos en el pasado y en los futuros condicionales...y si... y si... pero el "y si" no sirve hoy ya de nada, hay que escribir una nueva historia y reinventar las rimas pero es dificil, demasiado dificil..parece que la tinta se ha acabado.. pero en algun sitio habrá un pequeño trozo de lapiz roto que con esmero volverá, seguro, a escribir una nueva historia...aunque sea en rima asonante! besos!
ResponderEliminarConstruye sobre tu pasado, un elegante futuro. El condicional lo aparcamos, para utilizar el presente. Niña, querer es poder.
ResponderEliminarMe gustaba contruir castillos de arena y no sé bien cuando hice el último. O será que volví a construir uno hace poco?
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que es un error vivir del pasado y te lo digo sabiéndolo. Si es cierto que alguna base hay que buscar, peo no vivir de las nostalgias. Disfrutar del día a día es lo mejor que se puede hacer.
ResponderEliminarBesos
maravillosa prosa poética que tiene la grandeza de no ser rimada.
ResponderEliminarBesitos
Paisajes maravillosos recorridos por las palabras que llegan directo al alma.
ResponderEliminarBikos!
interesante manera de recorrer los textos ;) y de interpretar lo que se siente al leer,
ResponderEliminarme ha gustado mucho,
besos
Me paso a dejarte bikiños y que sea una buena semana Ideas!
ResponderEliminarDe nuevo ando por aquí, leyendo en silencio tus palabras.
ResponderEliminar"Volver" siempre está bien para tomar impulso y seguir hacia delante.
ResponderEliminarAbrazos