11.6.23

IX

 

Durante mucho  tiempo vi en aquellos  mensajes extraviados,  manos que buscaban asidero para seguir a flote. También manos tendidas dispuestas a no soltarte y ayudarte a  continuar; abrazos sinceros  que intentaban insuflarte energía   y ganas de vivir, oxígeno puro para unos pulmones cansados de  respirar aire contaminado.

Me sentí impostora, dueña de  caricias que no me correspondían, de besos que tenían otro  destinatario,   y confidencias que no eran para mí. Y sobre todo, egoísta. Por hacer nada para descubrir el malentendido,   y seguir disfrutando de migas de afecto.  Cuántas veces me pregunté si era justo seguir en silencio, qué pensaría aquel remitente  que seguía sin respuesta a su mano tendida…

1 comentario:

  1. Que alegría volver a leerte! Yo desde aquí te mando mil y un besos y un achuchon enorme, que si eres tu su dueña
    Tu fiel admiradora y amiga
    N

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