Volvieron las golondrinas a repoblar los nidos de barro, los ribazos se llenaron de cientos de florecillas recién nacidas, y la tierra parda se vestía de verde primavera, la vida tiene el aroma fresco de los primeros rayos de sol que se mezclan con estrofas de agua y trinos. Todo parece invitar a renacer, a reinventarse como los amaneceres, a soñar despierto, a estimular los sentidos…
Las huellas volvieron a dibujar el camino, el pensamiento voló libremente hasta posarse en esa rama desde donde todo adquiere una nueva perspectiva.
Hablábamos del paso del tiempo, y de sus efectos secundarios, de ese discurrir que nos lleva de la razón a los sentimientos y viceversa, del pensamiento que ese día se había colocado en primera fila.
Si alguien no es capaz de transmitirte que eres especial para él, es que no lo eres; y si no lo eres, quizá deberías replantearte algunas cosas.
Nada es eterno. Todo se va transformando. No se puede vivir de rentas antiguas, ni futuros improbables. Revindicar lo que un día fuimos no alimenta hoy el alma. Dejar de soñar como parapente a las decepciones, es poner una mordaza a la vida. Resignarse es un verbo que no se debe conjugar. Ni ahora ni después…
Cómo me gusta leerte! Parece que das paseos por mi mente y lo plasmas en tus escritos... eso sí que siempre será eterno... un besazo
ResponderEliminarTu fiel admiradora! Y amiga ❤️