Les oigo hablar y me pregunto si conjugan
el verbo empatizar alguna vez. Hablan de ella con tan poco cariño, como
seguramente lo hagan de mi cuando yo no estoy.
Me duele escucharlos hablar así porque cada vez que lo hacen, un viento
de levante lleno de arena llega a mis ojos.
No hay héroes ni villanos. Todos jugamos alguno de esos roles en algún momento
de la vida. Todo suele depender desde la
posición que tengamos en ese
instante. Qué pronto se nos olvida el
pasado cuando queremos justificar ciertas acciones. Parece ser que reescribir nuestra
historia ayuda a tener la conciencia tranquila. Al final no sabremos ni que es real ni que es
imaginado. ¡Qué frágil y manipulable puede ser la memoria!