Nada importa demasiado porque no se ven los rostros ni las miradas, no se escuchan los latidos del corazón ni el rubor en las mejillas. Todo se reduce a una silueta en el esplendor del crepúsculo, sobre la arena de una playa mecida por la olas, letras que se desvanecen al cobijo de la luz de la velas. Palabras que en el fondo solo son eso, palabras.
Nada puede afectar demasiado en este mundo efímero. Hay que suavizar el perfil de esa montaña rusa y vivir sin miedo, sabiendo que los altos cerros son sólo granos de arena, pequeñas cimas cuando damos varios pasos atrás.
Puede ser que sólo aprendamos a pensar cuando estamos en la prorroga, cuando los colores palidecen y el caminar se torna torpe. Tal vez sea así, cuando en esa cuenta atrás uno recuerda y pasa lista a los recuerdos por miedo a perderlos definitivamente… Quizá sea ese el instante en el que uno hace balance y se da cuenta del tamaño real de algunos momentos, de algunas palabras, de algunos gestos y, sobretodo, de esos suspiros y silencios que sin hablar, lo dijeron todo.
Nada importa demasiado ni las palabras ni la ausencia de ellas, cuando uno es capaz de mirar a los ojos, y comunicarse a través de ellos, cuando uno escucha con el corazón la poesía de la vida…
Nada puede afectar demasiado en este mundo efímero. Hay que suavizar el perfil de esa montaña rusa y vivir sin miedo, sabiendo que los altos cerros son sólo granos de arena, pequeñas cimas cuando damos varios pasos atrás.
Puede ser que sólo aprendamos a pensar cuando estamos en la prorroga, cuando los colores palidecen y el caminar se torna torpe. Tal vez sea así, cuando en esa cuenta atrás uno recuerda y pasa lista a los recuerdos por miedo a perderlos definitivamente… Quizá sea ese el instante en el que uno hace balance y se da cuenta del tamaño real de algunos momentos, de algunas palabras, de algunos gestos y, sobretodo, de esos suspiros y silencios que sin hablar, lo dijeron todo.
Nada importa demasiado ni las palabras ni la ausencia de ellas, cuando uno es capaz de mirar a los ojos, y comunicarse a través de ellos, cuando uno escucha con el corazón la poesía de la vida…