Es de noche hoy como entonces. La calle está desierta y la lluvia parece arrancar notas al arpa de la vida antes de acariciar el suelo. La luna asoma su reflejo en cada charco. Las farolas miran orgullosas las nubes. Todo parece enmudecido frente a ese tintineo de gotas en el suelo. Sólo los pensamientos se rebelan y hacen piruetas entre los recuerdos. Fue una madrugada como ésta, uno de esos días en los que pasear por la ciudad muda es un placer irrenunciable. Caminar sintiendo las chispas húmedas de la nostalgia, de los momentos que no volverán… Avanzar dejando que la piel se empape y se inunde de silencios.
Fue una noche como ésta, cuando sus caminos se cruzaron. El le ofreció caballeroso, un rincón en tu paraguas y ella no supo decir que no. Olvidó la lluvia, y dejó volar su imaginación en aquel refugio para dos. En medio de la nada, envueltos en una cortina de agua, dos desconocidos atrapados en una mirada, que maldicen entre sus adentros que el semáforo cambie de color. Palabras que se atropellan, silencios que se hacen grandes, pasos que se ralentizan por miedo a ese cruce que será el punto final
Es de noche y llueve, como aquel día. Se prepara para salir y, guarda en su bolso, uno de esos paraguas plegables, hoy como entonces
Está bonita la calle Miguel Iscar por la noche. Te echaba de menos niña.
ResponderEliminarEs Valladolid, ¿verdad?
ResponderEliminarEscribes cosas tan románticas... me encanta.
Saludos.
...las historias, a veces, se repiten...
ResponderEliminarEs muy bonito. Muy encontrado con los sentimientos, muy de adentro...
ResponderEliminarMuchso besos
Un paraguas... Y sigue lloviendo.
ResponderEliminarbesos
Es que hay días, escenas, meses que se prestan como nada a soliviantar el recuerdo.
ResponderEliminarBesos