La planta X del hospital está llena de sorianos pero no estamos en Soria. Los caballitos celtiberos en los coches aparcados por los alrededores ya nos lo iban avisando cuando nos acercábamos. Algunos han hecho de una habitación compartida su nueva casa. Otros la compaginan con una habitación en la pensión de enfrente del hospital. Llegaron para una prueba médica, una de tantas que en su lugar de origen no se hacen porque no hay suficientes medios, y se quedaron aquí esperando alguna otra o un simple diagnostico. Por cálculo de probabilidades, la mayoría serán ancianos. Casi todos llegaron en ambulancia, solos porque no se permite acompañante. Los más afortunados fueron seguidos por algún familiar al volante de su coche (no hay combinación posible de tren y la de autobús, tampoco es mucho mejor). En el mejor de los casos sólo 150km separa su cama de siempre de la de ahora, pero esa cifra puede duplicarse sin mucho esfuerzo.
El ala sur (y la norte) de esta planta (y de alguna más, me temo) está llena de historias que podrían inspirar un buen puñado de guiones cinematográficos, pero a nadie parece interesarle esas vidas. Sólo son un puñado insignificante de votos para los políticos. A nadie parece importarle el coste emocional y económico que supone ese sinvivir a varios cientos de kilómetros. No hay conciliación posible. Ni laboral ni personal. En el hospital dicen que no es necesario acompañarles, pero sólo hace falta mirarles a los ojos para ver la inmensa tristeza que se instala en ellos cuando sus familiares se van. No hay partida presupuestaria para eso. Es más económico un antidepresivo o una pastilla para dormir (y olvidar esa realidad).
Hace unos días, el periódico ponía cifras a esa situación: el 20% de los pacientes ingresados, lo están fuera de su provincia, pero el amargo significado de ese dato no parece verse hasta que se padece en primera persona.
La planta X del hospital está llena de personas que sueñan con volver a casa. Unos trabajan allí. Otros están enfermos y junto con sus familias, sufren los efectos colaterales de este endoso sanitario.
Es terrible. Seguro que si los pacientes fueran familias de esos políticos que gobiernan no vivirían así. ´Seguro que tendrán mucho dinerito para pagarse una clínica privada muy cerquita de casa.
ResponderEliminarBesos