2.2.11

... de escobas

[...] pero así son estas cosas. Uno entra por una puerta y cree que puede andar sin miedo, que la salida siempre va a estar cerca. Mentira. A veces no se puede salir. A veces, uno queda atrapado en una situación que ni siquiera imaginó al principio.

[…] Pensaba en las extrañas vueltas que tiene la vida. Pensaba que nada es para siempre, que estamos todo el tiempo en movimiento, buscándonos, buscando nuestro verdadero lugar, el que nos corresponde. Y que es mejor así. Mejor que nunca terminemos de encontrarnos, Maciel. Mejor moverse, aunque duela. La quietud es la muerte.

Libro: El vendedor de escobas. Claudia Amengual

3 comentarios:

  1. Estás "escobas" han penetrado en mi conciencia y no me queda más que asentir a su barrido:)

    Besos

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  2. Pues no me queda más que afirmar lo dicho. Quien me mandaría meterme donde nadie me llamaba. Quien me mandaría...
    Lo que con el tiempo descubres es que a pesar de seguir metida donde nadie me manda, a veces se consigue barrer un poco, porque si no si que no avanzas.

    Besos

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  3. Anónimo7/2/11 17:59

    Atrapados, y el cambio.

    Si, inexplicablemente a veces nos sentimos en una habitación que no tiene salida.

    Y otras, que todo vá cambiando, y no es igual que cuando entramos.

    El devenir, que diría Descartes.

    fuzzy

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