Este camino sólo se puede recorrer en un único sentido. El espejo retrovisor es la manzana envenenada que nos tienta, que nos encadena a sueños rotos, que nos frena y nos impide fijarnos en el horizonte. No se pueden recoger las migas esparcidas, ni desandar los pasos ya trazados. Las segundas oportunidades siempre están adulteradas. Nuestra miopía nos impide ver las pequeñas diferencias.
No es posible girar. No hay opción de retorno. Uno debe seguir devorando asfalto, sin bajar la precaución, leyendo carteles seguimos esperando encontrar la salida que nos lleve allí donde una vez quisimos ir, o eso al menos pensábamos…
A veces no poder dar la vuelta nos lleva a sitios que merecen la pena, y a los que no habríamos llegado de no ser por la obligación de seguir el sentido marcado.
ResponderEliminarLos caminos nos llevan, eso seguro. Pero al sitio donde queríamos o de la manera que queríamos eso ya es otra cosa... Quedaría encontrar el lado positivo al camino y a la meta hallada. Porque los destinos siempre llegan...
ResponderEliminarBesos
Hace poco me salté un prohibido girar, hice algo que sin darme cuenta había hecho en los años 2006 y 2008, y en este caso al día siguiente regresé sobre mis pasos erróneos y volví por el sendero que he encontrado, la vida nos va a dar lo mejor, solo tenemos que ser pacientes.
ResponderEliminarGracias por escribir.
El mirar hacia atrás, a veces duele, y mucho. Una palabra, un recuerdo, nos hace recordar, y lo volvemos a vivir.
ResponderEliminarLas segundas oportunidades, ...suelen ser una afirmación de que no es tu camino.
Besos.
fuzzy