El otoño era eso: unos rayos de sol que juegan al escondite entre los árboles, unas caricias calidas, unas sombras que se alejan en el horizonte, un camino que se llena de piedras y se torna empinado…
El punto final del verano se pintaba así: alfombras tejidas con cientos de hojas de distintos colores se extendían bajo nuestros pies, susurros de nostalgias y estribillos de esperanzas sonaban como la banda sonora de nuestros días...
No se si fue en una de esas tarde lluviosas o en alguno de esos amaneceres acompañando el rocío,... pero en algún rincón del laberinto nos cruzamos. Nos miramos a la cara y seguimos caminando… sin mirar atrás, sin pensar dónde habíamos visto esa soledad asomada a una mirada, sin darnos cuenta de que más que deslizábamos, arrastrábamos nuestros pies… y en cada paso, nos repetíamos "sólo son rachillas"... Como si al decirlo, espantásemos nuestros miedos…
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Khalil Gibran
No escribes: ¡Pintas!
ResponderEliminarNo sientes: ¡Compartes!
besos¡¡
gracias
ResponderEliminardurante el otoño, el viento juega con la soledad entre las hojas de los árboles.
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