Se acaba mi tiempo. Los nervios se agitan en mi estomago. Los miedos son las sombras que me persiguen, aun en la oscuridad. Son los instantes previos a esos cambios que uno sabe que, aún siendo necesarios, a una le inquietan. Se que habrá un antes y un después, aunque no tengo muy claro que se quedará en cada uno de los lados.
Si pudiese escoger no bebería de ese cáliz, dejaría pasar el tren, miraría hacia otro lado y haría como que no va conmigo. Pero yo no puedo. Me esperan y se que debo acudir a la cita. Dicen que lo universal es sólo lo local sin paredes. Quizá sea el momento de ir derrumbando una a una, alzar la vista y poder disfrutar desde el lecho, las estrellas y la luna llena…
Se acaba el tiempo. Comienza mi reto más inmediato. A veces es tan fácil como cerrar la cremallera de una maleta y decirse, bon voyage
La ambigüedad del texto es inquietante.
ResponderEliminarEspero que el viaje te traiga más felicidad, paz y vida.
Bon voyage...¡ y escribe!
besos
...siempre nos persiguen miedos, como la natureleza de lo que no es, lo desconocido, lo incontrolable de esa natureleza indomable. Pero lo más cierto es, lo auténtico, que antes y depués siempre nos alcanza el amor, como realidad tangible o intangible, pero presente. Estás roedeada, no de paredes ficticias, por más aparentes que sean... Estás acompañada y sostenida en el amor, así, cualquier viaje merece la pena... Feliz regreso.
ResponderEliminarUn enorme abrazo, estimada amiga...
Hay miedos que son dificl de susperar,pero al final esperamos pasar pagina y vivir
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