10.11.08

Renuncias y ruinas

Dejando que los pasos se pierdan por veredas talladas en la roca en algunos tramos, respirando aire con aromas a estepa y roble, buscando en el horizonte paisajes que añadir a nuestra memoria, deleitándome por el sonido del agua que se alborota en pequeñas cascadas, una empieza a tirar del hilo de los pensamientos hasta acabar deshaciendo esa vida correctamente organizada. Y una vez abierta la caja de los truenos, las preguntas salen como dardos camino de la diana, removiendo cimientos y pilares cuan terremotos.

El sonido del tictac vuelve a primer plano y una se pregunta cuanto más tiempo conseguirá ignorarlo. Renunciar no entra dentro de sus planes, al menos por ahora. Tampoco asumir un riesgo demasiado alto.

Vuelven a sonar los sables. La razón y el corazón se engarzan en su particular batalla. Abandonar el sueño que una siempre ha tenido duele tanto como aventurarse en una guerra en la que probablemente habrá muchos heridos y, sobretodo, miedos a no poder conseguir que la realidad sea como el sueño soñado.

Retomando el caminar por borde del precipicio, con la mirada fija en ese horizonte que me promete un atardecer bañado en rojo, vuelvo a colocar la tapa a la caja de las preguntas dejando que mi mente juegue al escondite entre las hojas secas de los chopos y los robles, se deslice por las corrientes del río, y busque alguna pieza de mi particular puzzle personal entre las ruinas de esos lugares que me seducen tanto, como la vida…

5 comentarios:

  1. Las "ruinas" del paisaje son semillas, son abono para la primavera, sombras para la germinación...¡vida! Como las hojas secas de la memoria.

    besos

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  2. Ya lo dijo el poeta...se hace camino al andar...aunque sea entre ruinas, aunque sea al filo de lo imposible...

    BSS

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  3. No renunciaremos a emular a "el Ave Fénix". A resurgir de cenizaqs o ruinas...

    Besos!

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  4. ¿Desde tienes este blog? Se me ocurrió entrar desde el enlace en un comentario y me encontré con esta maravilla.
    Besos

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  5. La vida es caerse y levantarse. El problema viene en saber cuanto tiempo estaremos de pie o cuanto en el suelo. Se que a ti te toca ahora abandonar el suelo, y estoy seguro que tocarás la luna con las manos. Niña, traenos a tus ex-compañeros de suelo, un poco de su embrujo.

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