Se refieren a ellas como a la piel primitiva, como una tierra dura y hermosa como un mundo recién parido... pero esta tierra parece llena de arrugas y dobleces que esconden historias de un pasado que se niega a morir sumisamente. La indiferencia no es posible cuando uno respira ese aire de trashumancia y huellas tatuadas.
Si no fuese por algunos pequeños detalles podría decirse que parece que han descubierto el secreto para parar las manillas del reloj del tiempo, pero sólo hace falta asomarse a las pupilas de algún anciano para ver el dolor de la emigración y la nostalgia por un pasado difícilmente recuperable. La carcoma y las zarzas van ganando su particular batalla. Hablan de los dos lados de la moneda del silencio, de la cruz que es el olvido y de la cara, ese mundo intacto que se estrecha fuertemente con la tierra, que borra sin prisa pero sin pausa la huella humana...
Parece como si el viento violento que azota esas tierras quisiera borrar siglos de historia, escribir el fin a una manera de entender la vida o, quizá también, marcar un nuevo punto de inicio, una invitación a conjugar ese efímero pasado con futuros y condicionales
Impresionante reflexión. La nostalgia de un pasado dificilmente recuperable, yo más bien diria que imposible, tiempos que se fueron y no volveran. Pero no podemos hacer otra cosa más que admirar este modo de vida y tener un cierto cariño hacia esta generación que les tocó dejar toda su vida y marchar rumbo a lo desconocido.
ResponderEliminarSaludos Ideas. Soy Faustino del blog Pueblos deshabitados. Te comento que yo antes de empezar mi blog, ya seguia el otro blog tuyo que tienes Donde ya nadie espera (frase autentica), me emocionaba esas reflexiones y esos pensamientos en voz alta que sacabas a la luz.
PD. Tierras Altas es un micromundo, cuando uno supera el puerto de Oncala parece que entra en otra dimensión. Es una de las comarcas más fascinantes que he visitado.
Saludos.