20.1.12

Del derecho, del revés

[...] Los rostros de las mujeres del Círculo del Punto aparecieron en su mente. Le gustaba que fueran desconocidas, ajenas a su historia, a su tragedia. Y cayó en la cuenta de que ella tampoco conocía sus historias. Por lo que Mary sabía, cada una tenía su propio secreto; todas hacían punto para… ¿qué era lo que había dicho Scarlet? Para sobrevivir. Para ellas, era una tejedora, una mujer que podía hacer algo con un ovillo de lana. Sus amigas no se lo creerían. Una vez, de pura frustración, su amiga Jodie había ido y había cosido todos los botones que se le habían caído a Mary o que estaban flojos, diciéndole que era «un caso perdido». Hacía semanas que Jodie ni siquiera llamaba. Como a la mayoría de sus amigas, se le habían agotado las maneras de ofrecerle consuelo.

[...] A veces, una persona a quien no conoces bien es la más idónea para escuchar

[...] Cuando aparecí con aquella maraña de lana, Jen la retiró de la aguja y todos mis errores desaparecieron milagrosamente. Podía empezar de nuevo. A diferencia de lo que ocurre en la vida, o al menos en aquella nueva vida mía en la que me veía obligada a seguir adelante con la ruina en la que me había convertido, el punto me permitía empezar una y otra vez hasta que lo que fuera que estuviera haciendo tuviera el aspecto que yo quería.

Libro:  El círculo del punto (Ann Hood)

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