"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."
Otro blog me llevo hasta ti, con tu permiso me quedo. Saludos. Pilar
ResponderEliminarPasó algo: apareció Galeano.
ResponderEliminarUn abrazo
Si... seamos fuegos intensos, que nos hagamos mejores, cálidos, reconfortantes... que post más vivo.
ResponderEliminarfuzzy.
Tengo ese libro. Me lo regalo un gran amigo en un momento difícil. Cada noche leía un abrazo y me sentía arropada.
ResponderEliminarBesos
Somos diferentes y así caminamos por la vida unos fuegos calientan, otros queman, otros pasan sin notarse su presencia...
ResponderEliminarUn saludo.
Precioso!
ResponderEliminar