Somos grandes mosaicos. Estamos hechos de teselas, unas grandes y otras tan pequeñas que pasan desapercibidas para casi todos. Las unas son las líneas maestras, las otras son esos pequeños detalles que hacen que las cosas tengan un matiz especial.
Somos, dicen, porque alguien nos piensa, porque alguien va uniendo esos pedacitos de puzzle hasta completarnos, y hacernos suyos. No es recopilar información, sino ir vistiéndose con nuestras ropas y colocarse nuestros zapatos.
Me pregunto si una vez que ya no estamos, habrá alguien que se preocupe en seguir uniendo las teselas que dejamos huerfanas y abandonadas. Si habrá alguien que se interese por esa persona anónima que fuimos, que busque en ese mundo en el que vivimos, pequeños fragmentos para moldearnos. Quizá no sea necesario escarbar mucho, ni sumergirse demasiado para darse cuenta de lo desconocidos que algunos podemos llegar a ser para el resto. Desafortunadamente, seguimos siendo teoremas, cuya demostración no interesa a la mayoría de las personas, con las que nos cruzamos en nuestra rutina diaria. Tal vez sea mejor así. Quizá seamos una versión moderna de esa madrastra que se asoma al espejo y en lugar de preguntarle quién es la más guapa, le indica con que imagen de todas las posibles se queda… Quizá vemos lo que queremos ver, porque es más fácil quedarse en la superficie que rascar y aventurarse a encontrar otras facetas que no esperábamos… Quizá haya demasiadas anotaciones invisibles en ese diario que no escribimos…
Acaso porque tampoco deseemos realmente mostrarlas, de ahí que las escribamso con tinta invisible. O, que los demás sean aún más invisibles que nosotros y no sepan leer siquiera...
ResponderEliminarBesos
Quizás nuestros descendientes sean los que sigan tejiendo el legado que les dejemos. Si no, creo niña que caeremos en el más profundo de los olvidos.
ResponderEliminarEn algunos casos, lo mejor es no recordar y olvidar a ciertas personas, hay personas que una vez que analizas lo bueno y lo malo, solo han aportado cosas nefastas. Hay que pasar página, y esperar lo que está por llegar, si es que tiene que llegar.
ResponderEliminarBonito...y real. La mayoría de las personas no gasta su tiempo en rascar para ir más allá, y conocer en profundidad la esencia que nos forma. Sin embargo...tampoco gastan tiempo en unir esas teselas que tú muy bien defines...
ResponderEliminarY sobre mi historia...tienes razón al 100%, no puedo reprocharte nada porque son esas palabras las que debería anotarme en fuente 30, y pegármelo en cualquier rincon de mi cuarto para verlo cada día. Sin embargo sigo necesitando de él...más que imán, es droga. Y es solo un amigo, o mejor dicho, lo era.
Volvió a aparecer ante una amiga, diciendo que le molestaban cosas, por lo tanto, no volverá a hablarme más. Y me apena, y entonces escribo, y escribo desde el dolor. Y me duele no aparecer, pero no quiero ser pesada, ni caer más bajo...ni rendirme a sus pies por vigésima vez. Sólo deseaba que se diera cuenta que nadie le ha podido querer más que yo...pero no es consciente. Que no ignorante.
Aún así...todo le da igual. O eso aparenta. Es así o finge muy bien, pero hubiera aparecido antes de haber sido lo contrario.
Pero hasta estando ausente me hace daño.
Sin embargo, me he propuesto no felicitarle dentro de un mes ¿Para qué?
Supongo que es esta la solución, pagar con la misma moneda, aunque ni siquiera le afecte...
:(