17.4.12

Morado

 Me pregunto si existen las casualidades o si, por el contrario, somos nosotros los que vamos uniendo hechos aislados e independientes hasta formar un collar de sucesos con los que justificar una idea nuestra. Recuerdo que el color de mi camiseta cuando la tuve por primera vez en los brazos era éste, y como, sin darme cuenta, mi armario se ha ido llenando de ese tono…  Las lilas, las violetas y lirios se cuelan en mi vida, en forma de flores o de perfumes, mientras la voz de mi princesita, me recuerda que es su color favorito…  El mío, no- le digo, aunque podría serlo, aunque quizá lo sea,  pero yo me niegue verlo…
 
Pienso en la cantidad de realidades que nos negamos a ver, a admitir; en las veces que cerramos los ojos y el resto de los sentidos para dejar las cosas pasar;  en todos esos momentos en los que secuestramos nuestra voz,  y arrinconamos nuestros pasos… Repaso las ocasiones en las que nos permitimos equivocarnos, en las que necesitábamos vivir algo, aún sabiendo que no nos correspondía, que no era el momento, el lugar, o las circunstancias… pero sentíamos que necesitábamos vivirlo, para  que el  "y si hubiese…" no nos martillease el alma…
Pienso en esta sociedad que no perdona equivocarse, en la que  está mal visto tropezar,  y urge levantarse rapídamente tras la caída…  Falta reivindicar el derecho a equivocarse, consciente o inconscientemente; a permanecer en el suelo el tiempo que estimemos necesario; a ser nosotros mismos, pese a quien pese; a vivir nuestra vida tal  y como nosotros la sintamos, sabiendo que el resto puede esperar,..

3 comentarios:

  1. ¡Pues sí que las hay moradas!, me he llevado una alegría, y no sólo por saber que hay señales de ese color, sino por el cambio, por pasar del rojo que prohibe al morado que llena armarios en forma de recuerdos bonitos, por pasar del "no", al "tal vez" o al más normal: "el tiempo dirá".

    Ha sido una alegría. La alegría del doce, la alegría del morado, la gran alegría del "a ti"

    ¿De cuantos colores más se pueden pintar las "señales" de nuestros caminos?

    Una alegría.

    ResponderEliminar
  2. Hay que darse permiso para equivocarse... y a veces, merece la pena.

    Por cierto.... a mí me encanta el color morado, o lila: tengo mi dormitorio pintada en ese tono, ... también parte del salón... y si...

    Un beso.

    fuzzy

    ResponderEliminar
  3. Pues mira, mi dormitorio también está pintado así. Una pared de fuerte morado y las otras tres de lila. Es un color que me atrae, me gusta.

    Cuando me equivoco lo reconozco. Creo que es lo mejor que puedo hacer. Y equivocarse nos califica de humanos. La perfección no existe. Y lo de levantarse antes o después, cada cual a su ritmo...

    Aunque mis bajones, los comparta lo justo. Por si las moscas...

    Besos

    ResponderEliminar