¿Nacemos, nos hacemos o nos hacen? Llegamos a este mundo, vestidos únicamente con una herencia genética. La educación y el entorno en el que crecemos, son las ropas con las que nos vamos engalanando.
Nos cortaron el cordón umbilical y nos vistieron de blanco. Empezamos a contar desde cero, a rellenar silencios y a practicar mirando. Éramos apenas unos niños de tres años y ya habíamos aprendido casi todo en el tema de la emocionalidad. El resto era jugar según las reglas del juego de la vida, observando. Siempre observando.
Algunos mayores olvidan el sentido común que aplican en su vida, y se comportan como niños con sus hijos. Han pasado de ser padres a ser amigos. Delegan su educación y cuidado en terceros. Acallan su sentimiento de culpabilidad, siendo permisivos y generosos cuando están con ellos. El miedo a enfrentarles es el abono de esos niños que saben cómo usar el chantaje emocional para conseguir lo que ellos quieren.
Los bebés crecen. A veces se sienten los tesoros de la casa y, otras, los estorbos que impiden vivir eternamente como si tuvieran 30 años a sus padres.
Paren y, algunos olvidan que incluso la mejor semilla requiere cuidados y abonos para crecer…
Nos cortaron el cordón umbilical y nos vistieron de blanco. Empezamos a contar desde cero, a rellenar silencios y a practicar mirando. Éramos apenas unos niños de tres años y ya habíamos aprendido casi todo en el tema de la emocionalidad. El resto era jugar según las reglas del juego de la vida, observando. Siempre observando.
Algunos mayores olvidan el sentido común que aplican en su vida, y se comportan como niños con sus hijos. Han pasado de ser padres a ser amigos. Delegan su educación y cuidado en terceros. Acallan su sentimiento de culpabilidad, siendo permisivos y generosos cuando están con ellos. El miedo a enfrentarles es el abono de esos niños que saben cómo usar el chantaje emocional para conseguir lo que ellos quieren.
Los bebés crecen. A veces se sienten los tesoros de la casa y, otras, los estorbos que impiden vivir eternamente como si tuvieran 30 años a sus padres.
Paren y, algunos olvidan que incluso la mejor semilla requiere cuidados y abonos para crecer…